Muchas empresas hoy asumen que los equipos y el trabajo en equipo son buenas prácticas. Por ello
sostiene Robert Bruce que el uso de quipos está creciendo en todas las
compañías y las actividades de colaboración han aumentado a lo largo de las últimas
dos décadas. Dice, “sin duda los equipos proporcionan una ventaja competitiva
cuando funcionan bien”.
Por supuesto que trabajar en equipo de manera colaborativa en
una organización es una buena práctica en los tiempos que vivimos, donde se ha
debilitado la jerarquía y donde la aceleración de casi todo hace imposible
prácticas de control y obediencia como las que se usaban antes en muchas
organizaciones. Publiqué un post
sobre las críticas a la jerarquía, basado en el trabajo de Juan Ferrer.
Sin embargo hay errores comunes relacionados con la gestión
de equipos, como utilizar equipos cuando no se necesitan, es decir, cuando el
trabajo queda mejor si lo realizan personas que no trabajan en equipo o no
proporcionar al equipo el apoyo que necesita para tener éxito y finalmente,
asumir que los equipos son lugares donde es fácil trabajar. A propósito escribí
hace un tiempo un post sobre por
qué fallan los equipos.
¿Qué es lo que caracteriza a un equipo exitoso? Sin duda
muchos autores se han dado el trabajo de teorizar sobre esto. Hemos presentado
algunas ideas al respecto en este blog anteriormente, como las ideas de Patrick
Lencioni
y las ideas del proyecto
Aristóteles de google. Para Bruce,
basado en los equipos de empresas como netflix, airbnb y otras los equipos exitosos
(a los que llama equipos extremos) comparten las siguientes prácticas:
1 Fomentar una obsesión
compartida. Los
miembros comparten una creencia apasionada en su trabajo y en la compañía de la
cual hacen parte. A veces crean un entorno que se asemeja a un culto religioso
y se ven a sí mismos como únicos y destinados a mejorar el mundo.
2 Valorar más la
afinidad con la cultura que la experiencia. Se valoran más los rasgos personales que se
necesitan para que un grupo alcance sus metas. El equipo desarrolla un conjunto
único de prácticas para asegurar que los miembros del equipo tengan la mezcla
adecuada de temperamento, motivaciones y valores personales. El equipo contrata
y promueve gente que encaje dentro de su cultura.
3 Concentrarse más en
menos cosas. Se
fijan obsesivamente en las pocas áreas que son esenciales para su éxito.
Dedican la mayor parte del tiempo a esas prioridades y hacen muchos trabajos
para evitar las distracciones. Al mismo tiempo, desarrollan enfoques que
proporcionan tiempo, recursos y autonomía para explorar creativamente nuevas
oportunidades de crecimiento.
4 Presionar, presionar
menos. Un equipo
extremo es al mismo tiempo más suave y más duro que un equipo convencional.
Tienen una cultura severa al exigir resultados medibles de unas pocas variables
visibles y también están dispuestos a lidiar abiertamente con sus propias
debilidades y tomar medidas contra aquellos que no se desempeñan al nivel que
deberían. Respecto de lo suave, crean ambientes que fomentan la colaboración, la
confianza y la lealtad.
5 Sentirse cómodo en
situaciones incómodas.
Son equipos que tienen preferencia por los conflictos e incluso los estimulan
entre sus miembros. Creen que luchar por los temas apropiados, sin importar las
incomodidades que pueda causar, produce mejores resultados.
Creo que muchas veces hay exceso de idealización en marketing
al citar a las grandes empresas como google, amazon, airbnb, netflix y otras
más por sus prácticas de trabajo. Es posible que como muchas otras empresas
tengan buenas prácticas laborales y otras no tan buenas. De hecho hay un libro,
que no he podido leer aún, de Dan Lyons ‘Disrupción.
Mi desventura en la burbuja de las start-ups’, que critica todas estas apariencias
y malas prácticas. Un
link al trabajo de Lyons aquí.
Al analizar las cinco prácticas citadas, el autor propone un
modelo, una síntesis, donde se refiere a la forma como funcionan los equipos y
los resultados que buscan obtener. Esto lo sintetiza en Resultados y Relaciones. Me parece una distinción poderosa, que
además nos ayuda a mirar el fenómeno organizacional y el fenómeno del
liderazgo.
Esta misma distinción usaba Laura
Bicondoa cuando aprendimos coaching ejecutivo y lo uso para entender el
liderazgo, los líderes deben preocuparse de los resultados y también de las
relaciones.
1 Resultados. Tienen que ver con que un equipo
produzca lo que esperan de él quienes se benefician de sus productos y
servicios. Los resultados pueden tener una dimensión financiera, por supuesto,
pero no se trata únicamente de resultados financieros, ya que pueden ser de otra
naturaleza, generalmente relacionada con la razón de ser de la empresa. También
la dimensión resultado incluye “construir las capacidades organizacionales que
se necesitan para producir esos resultados” dice Robert Buce, lo que implica
desarrollar las capacidades de los miembros individuales de cada equipo a través
de tareas, capacitación y coaching.
2 Relaciones. Se trata del “pegamento” que conecta
a la gente y que ayuda a que los grupos, organizaciones y la sociedad funcionen
como funciona. Putnam, le llamaba “capital social”. Usando el concepto de
capital social, el autor propone tres ámbitos de relaciones: vínculos con los
compañeros de equipo, asociaciones puente con otros equipos y reconocimiento de
la compañía y sus líderes. Creo que se “queda corto” en el tratamiento de las
relaciones, le falta profundizar más en el tratamiento del tema.
Por supuesto que para muchas organizaciones los equipos solo
sirven para producir resultados, da lo mismo el tipo de relaciones que se
generen en su interior, tolerando, lamentablemente mal clima, relaciones de
abuso, prepotencia y otras malas prácticas.
En otros casos, los menos, lo único importante son las
relaciones y los resultados dan lo mismo. En estos casos se tolera
incumplimientos, incompetencias, falta de dedicación a los clientes. Creo que
en algunos casos se trata de ambientes politizados, donde se cuidan las
relaciones para no herir susceptibilidades y no detonar crisis políticas, esto
es habitual en organizaciones públicas donde las personas son contratadas por
su pertenencia a partidos políticos más que por sus competencias profesionales.
Parece que lo extremo de los equipos exitosos es invertir
tiempo, esfuerzo y energía en ambas dimensiones, en conseguir resultados para
clientes, inversionistas, empleados, proveedores y la sociedad, como dice Luis
Sota, en el
poder de las promesas.
Los resultados son cruciales para una organización y para un
equipo. Y pueden existir resultados en distintos ámbitos: financieros,
clientes, innovación, sostenibilidad, procesos, etc. Un buen equipo se mueve de
manera simultánea en muchos dominios de resultados.
Por su parte el ámbito de las relaciones es también importante
para cualquier grupo de personas. Qué relaciones establecemos, cómo nos
comunicamos, cómo nos damos reconocimiento, cómo nos retroalimentamos, cómo
conversamos para ponernos de acuerdo, cómo resolvemos los conflictos. Aquí creo
que una gran distinción es que en las relaciones laborales, unidos por un rol
laboral, cuando se habla de relaciones no se habla necesariamente de amistad,
sino que de buen trato, de cordialidad, de calidez, de sinceridad, de respeto,
de colaboración. En mi opinión muchas personas mal entienden que buenas
relaciones laborales significa tolerar incompetencias o irresponsabilidades o
deshonestidades, llevarse “a lo amigo”.
Creo que el trabajo de Robert Bruce tiene algunas enseñanzas
para quienes lideran equipos y para quienes hacemos consultoría en este ámbito:
(1) destacar continuamente el propósito compartido, qué nos une, qué nos
conecta, mayor a los objetivos individuales que cada uno pueda tener, (2) seleccionar
y capacitar a las personas en competencias profesionales que generan un buen
desempeño técnico y también en competencias genéricas que producen adaptación a
las relaciones y a la cultura, que no bastan las competencias técnicas o
profesionales, (3) cultivar, como dice el enfoque
apreciativo lo que hacemos bien, o como dice Zenger
y Folkman, cultivar los aspectos fuertes, no podemos ser buenos en todos,
es necesario aprender a tener enfoque y muchas veces el tema no es que
priorizamos sino lo que dejamos de lado, (4) ser duro con las metas y blando
con la gente, no olvidar que un equipo trabaja para obtener resultados pero que
eso no se puede hacer a costa de las personas, igual es valioso cuidar el
respeto, la gentileza, el trato y (5) aprender a tolerar la ambigüedad, las
indefiniciones, las situaciones de duda, así como las diferencias de opinión,
el conflicto, que no son “cuestiones personales” sino que pasos para conseguir
mejores resultados y mejores relaciones, que muchas veces en el afán de “llevar
la fiesta en paz” se ocultan las diferencias y el costo puede ser mayor que
abrir conversaciones valientes y buscar acuerdos en torno al propósito compartido.
Buena lectura de verano.