En el último tiempo he estado
leyendo mucho sobre coaching, en particular sobre modelos de coaching diferentes
al modelo ontológico en el cual me he formado originalmente. Hace poco escribí
un post
sobre coaching y PNL, ahora es el turno del coaching apreciativo, donde he
leído a Miriam Subirana y su libro Florecer juntos, guía del coaching
apreciativo. Ha sido un bonito descubrimiento.
El principio general de este
enfoque apreciativo es que la definición de realidad, lo que vemos tiene que
ver con las conversaciones y las historias que nos explicamos. Podemos
plantearnos otras formas de ver, vivir y conversar. Las palabras que utilizamos
para definir los problemas son negociables: podemos utilizar nuevos lenguajes
que nos ayuden a avanzar.
Lo que llamamos realidad es una definición
que realizamos activamente a partir de las conversaciones y las historias que
construimos, de ahí que si nuestras conversaciones e historias se enfocan en
problemas, lo que veremos son problemas, si se enfocan en debilidades eso será
lo que aparecerá, de ahí que en una suerte de percepción
selectiva, filtramos continuamente. El coaching apreciativo es un coaching
de fortalezas, se enfoca abiertamente en ellas por sobre quiebres, debilidades
o déficits.
Hace unos años atrás concurrí a
un taller The
Art of Hosting en Lima y uno de los facilitadores, basado en este enfoque,
nos solicitó en grupos de trabajo, salir al campus donde se efectuaba el curso
y observar todas las cosas blancas que viéramos, anotarlas en una hoja y luego
venir a reportar nuestras observaciones. Curioso fue cuando nos solicitó que
señaláramos todas las cosas azules que habíamos visto. No habíamos visto
ninguna, pues nuestra atención estaba enfocada en cosas blancas. La conclusión
de la actividad fue clara, uno ve aquello en lo que se concentra.
Según la autora, basada en el
construccionismo social, hay diversas ideas que destacar en el modelo. Entre
ellas:
Creamos nuestras maneras de comprender la realidad y los valores según el
lenguaje que utilizamos.
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Hay múltiples tradiciones con las que construimos el mundo.
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Hay realidades múltiples y juntos podemos co-construir nuevas realidades.
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Las palabras crean mundos.
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Se asume la impermanencia.
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Las realidades sociales no están ni son fijas.
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Todo saber está saturado de valores, convencionalismos, teorías, tiempo y
espacio.
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Los modos de explicar se derivan en relaciones.
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Toda acción social está abierta a significados múltiples.
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Las alteraciones en nuestras prácticas lingüísticas son poderosas.
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Además, a partir de la indagación
apreciativa se tiene que:
La innovación eclipsa la intervención.
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Crear sustituye el resolver.
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El énfasis está en el liderazgo colaborativo.
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Se acentúan las suposiciones positivas acerca de los seres humanos.
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La atención se pone en el dialogo más que en el diagnóstico.
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Por eso que una de las ideas
centrales del enfoque: “es un desplazamiento desde las valoraciones basadas en
limitaciones, de las debilidades humanas hacia la indagación de las
competencias, el potencial y las vocaciones humanas basadas en fortalezas”, “es
un desplazamiento desde el relacionarse con la gente a través de sus
debilidades hacia el ver a todas las personas con un noble potencial que
descubrir, alimentar y expresar”.
A partir de esta idea inicial, el
coaching apreciativo se enfoca en recordar momentos “que nos hicieron vibrar
desde lo más profundo de nuestro ser y nos conectaron con el núcleo positivo”, “se
trata de recordar lo que nos mueve, descubrirlo de nuevo y sentirlo para así
despertar nuestro sueños más profundos y vivirlos”. El núcleo positivo es el “centro
vital de nuestra persona, el que nos hace vibrar con entusiasmo y alegría de
vivir y nos abre a nuestro pleno potencial; contiene nuestra esencia…incluye
nuestras competencias, habilidades, talentos y nuestros mejores logros y
prácticas, las fortalezas, los potenciales no explorados y nuestros valores……es
un núcleo que crece, florece, se expande y encuentra sentido en las relaciones,
al darse y compartir”.
A mí en general me cuesta
empatizar con estas ideas esencialistas, transpersonales, espirituales como si
hubiera algo especial en los seres humanos, un núcleo positivo, localizado en
alguna parte de nuestro interior, distinto de las otras especies del planeta.
En general comparto la interpretación que ello no es así, sino que dado nuestro
cerebro (biología) y el lenguaje (social) emergen nuestras capacidades
interpretativas, entre las cuales interpretamos que tenemos algo especial,
distinto de otras especies. Creo que esta es la gran contribución de Darwin,
que nos permite explicar la continuidad (no somos muy distintos de otras
especies del planeta) y discontinuidad (somos muy distintos dada nuestra
organización social y fundamentalmente el lenguaje humano) con otras especies.
No obstante lo anterior, me
parece que la idea lingüística de “núcleo positivo” es atractiva para designar
una mirada, una interpretación, que se concentra, coherentemente con el enfoque
apreciativo, con aquello positivo, entusiasta, optimista, valioso, que
caracteriza a cada ser humano, en vez de enfocarse en un “núcleo negativo”, de
debilidades, faltas, carencias, etc.
De ahí se sigue que todo el
coaching apreciativo se basa en la indagación de este “núcleo positivo” a
partir de preguntas que permitan encontrarlo y conectar con él, lo que tiene
varias fases: definir lo que se
quiere trabajar y hacia donde se quiere ir, descubrir las fortalezas que apoyarán en el recorrido, soñar, generando una visión clara
orientada a resultados en relación con el potencial descubierto que se quiere
manifestar más en la vida cotidiana y diseño
y destino donde se construye un presente basado en unas propuestas que se construyen.
Este ciclo se llama el ciclo de
las 5 D de la indagación apreciativa, el que puede verse en el siguiente
esquema.
Visto en detalle:
1 Definición: Se elige cual será el tema en el cual se van a centrar
las sesiones de coaching. No se usa la palabra objetivos, sino que se refiere a
temas, líneas de indagación. Se indaga en historias que sean donadoras de vida,
que conecten con el núcleo positivo, que expliquen experiencias cumbre,
momentos de plenitud. No se basa en discurso de déficit sino que en lo que la
persona quiere y lo que la mueve, la motiva y la revitaliza.
2 Descubrir: En esta fase se amplía la mirada para encontrar el núcleo
positivo que ha hecho vibrar y ha dado fuerzas para avanzar en la vida. Aquello
a lo que se ha recurrido cuando se han superado desafíos o transitado por
cambios importantes. Se indaga en historias conectadas con los temas elegidos
en la fase de Definir, haciendo hincapié en aquello que le dio vida, que lo
motivó, lo conectó con su plenitud, lo abrió y le reveló algún aspecto importante.
Se busca llevar al cliente a una perspectiva que lo empodere.
3 Dream (Soñar): En esta etapa se descubren los anhelos del cliente,
lo que quiere, lo que lo atrae. Se crean imágenes atractivas que lo motiven a
avanzar hacia un futuro deseado. Se activa el atractor emocional positivo al
describir sueños y aspiraciones. Se anima al cliente a crear imágenes de
posibilidades, a dar voz a ese futuro deseado.
4 Diseño: Se acompaña al cliente en mantenerse focalizado en sus sueños
y centrarse en lo prioritario. Se trata de afirmar la realidad del sueño y
apoyar elecciones y acciones conscientes que lo facilitarán. Se diseñan
propuestas como principios para llevar a la acción. Se espera que las propuestas
sean provocadoras y suponen afirmaciones de lo que es posible
5 Destino: Esta fase se centra en ayudar al cliente a reconocer sus
sueños en el presente. Aterrizarlos al ver que aspectos de sus anhelos puede
empezar a concretar, que primeros pasos puede y quiere dar y a quienes va a
involucrar. Este enfoque es distinto del enfoque de solución de problemas en
que primero se analiza y planifica y luego se actúa basándose en un plan. En el
enfoque apreciativo no hay plan de acción, el mismo hecho de dialogar usar otro
lenguaje y de evocar imágenes crea un futuro nuevo e inspirador, generando
acciones desde esa visión de futuro.
Subyacente a estas fases existe
en el enfoque apreciativo una noción de singularidad en cada ser humano, dice
la autora “no temamos brillar, ser únicos y ser diferentes”, “nuestra
singularidad personal es el regalo que podemos aportar al mundo y a nuestras
relaciones”. “El coaching apreciativo honra la singularidad de cada uno, su
excepcionalidad y los elementos diferenciales que la persona aporta al proceso.
Cada uno es especial, diferente y único. Quien es singular es original,
notable, sorprendente, excelente, extraordinarario, raro, distinto, peculiar,
atípico, diferente, excepcional y misterioso”.
Me gustó esta reflexión y valorización
de la singularidad ya que todos tenemos fortalezas características sobre las
que se pueden construir oportunidades de desarrollo y de hecho, desde la misma
noción de estrategia, la diferenciación puede ser una enorme oportunidad de
desarrollo. Creo que además esta idea es muy coherente con la mirada de la
inteligencia emocional o las inteligencias multiples. Recuerdo el trabajo de
Ken Robinson en El
Elemento, donde precisamente destaca desde el ámbito educativo, la
importancia que cada uno reconozca esas diferencias únicas y construya sobre
ellas su pasión.
Yendo al coaching apreciativo
propiamente tal, señala la autora, que se basa en sostener conversaciones generativas, conversaciones que aporten sentido,
generen significado y muevan la energía necesaria para crear el futuro deseado.
Estas conversaciones se basan en la idea de Kurt Lewin de que las acciones
humanas dependen del mundo que construimos y no del mundo tal como es. Dice
Subirana, “en este sentido, construimos nuestro mundo basándonos en las
perspectivas que vamos creando según nuestras relaciones y nuestras
conversaciones”.
Dado lo anterior, el coaching
apreciativo se basa en las siguientes premisas.
Relación: El
centro de todo cambio y de la realidad que creamos son las relaciones. Somos
fruto de las relaciones que hemos tenido desde que nacimos. Cada persona es un
nudo relacional y no podemos tratarla solo considerándola como individuo
separado de su red.
Lenguaje: El
lenguaje que las personas utilizan crea su realidad.
Imagen: Las imágenes
crean mundos. La realidad que vivimos la creamos con las imágenes en las que
creemos y proyectamos. El cambio se inicia en las imágenes que tenemos del
futuro.
Preguntas:
Las comunidades y personas caminan en la dirección que plantean sus preguntas. El
acto de plantear preguntas influye en el grupo y en la persona de manera que la
estanca o la hace avanzar. Las preguntas movilizan nuestros mundos.
Apreciar:
Todo ser humano necesita ser apreciado y reconocido. Cuando apreciamos avanzamos,
nuestra mente se abre a recibir, a reconocer nuevos datos y a aprender.
Emoción positiva: La positividad y las emociones positivas amplían los repertorios de pensamiento
y acción de las personas y construyen recursos verdaderos.
Cambio: Las personas
sienten más confianza y se sienten más cómodas en su viaje al futuro
(desconocido) cuando llevan consigo partes del pasado (conocido). Al llevar
partes del pasado, esas partes deberían ser lo mejor del pasado para favorecer
la creación del mejor futuro posible.
El enfoque apreciativo aplicado
al coaching da para varios posts más donde destacar los principios apreciativos
y como ellos se plasman en esta práctica. Destaco algunas similitudes con otros
modelos ya conversados, sobre todo la idea que construimos, a partir de
nuestras conversaciones, espacios de posibilidades que nos pueden llevar a
vivir una vida más plena y más satisfactoria, como podemos construir nuevas
realidades a partir de cambiar nuestras historias y, sobre todo, como al
destacar lo positivo, los recursos, aparecen nuevas acciones antes impensadas.
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