Mostrando entradas con la etiqueta significado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta significado. Mostrar todas las entradas

domingo, 18 de abril de 2021

La Fábrica de Historias. Jerome Bruner

 


Hace unos días atrás terminé de ver una serie en netflix llamada Seven seconds. La historia es que un joven policía, Peter Jablonsky, recientemente asignado al equipo de narcóticos de, ¿cómo se dirá en EEUU?, la comisaría del Sur de Nueva York, va en auto, solo, camino a acompañar a su mujer embarazada al hospital hablando por teléfono mientras conduce y zaz choca con algo. Es un día frío, blanco, lleno de nieve, el lugar es solitario, un parque desde donde se puede ver la estatua de la libertad. El policía se baja del auto, hay una bicicleta bajo los neumáticos y sangre, no se ve nada más. Paralizado llama a su jefe, quien llega rápidamente con dos compañeros más y en cosa de segundos le dice que se vaya, que ellos se harán cargo. Hacerse cargo es que le sacan el tapabarro al auto de Peter, se llevan la bicicleta y dejan al adolescente atropellado tirado en medio de la nieve, asumiendo que está muerto.

Sigo con el cuento. Para mala suerte de ellos, le asignan el caso a una joven asistente de fiscal, K.J.Harper, una mujer buena para el trago y la juerga, adolorida de alma a más no poder, perdida, errática, la mejor candidata para enterrar el caso y acusar a un alcohólico ante el juez, alcohólico descubierto curiosamente cerca del lugar por el mismo equipo antidrogas. Y, cómo digo, para mala suerte de ellos, esta fiscal se asocia con un policía poco querido, pero de corazón grande, Joe Rinaldi, y empiezan a atar cabos hasta llegar a Jablonsky y sus compañeros.

Y, este es el punto al que quiero llegar. Una vez ante el juez y el jurado, la abogada defensora de los policías le dice a K.J. Harper, algo así como ¿qué cuento van a creer los jurados?, ¿el de la policía corrupta (toda la policía, ni siquiera unos policías) acusada injustamente por una abogada o el de un niño negro, gangster, vendedor de droga, muerto, quizás por sus propios compañeros de banda?

No cuento el final para que vean la serie, que me pareció muy bien hecha y con una participación brillante de Regina King que se ganó un premio por interpretar a la madre del niño.

Por eso que me ha parecido muy entretenido el trabajo de Jerome Bruner sobre la “Fabrica de Historias”, donde precisamente en el capítulo 2 expone los usos del relato en el ámbito del Derecho y la literatura. Similar a lo que cuento de la película, dice”un relato judicial es un relato contado ante un tribunal. Refiere alguna acción que, según una parte en litigio fue cometida por la otra, acción que ha perjudicado al acusado y ha violado una ley que prohíbe actos de esa índole. El relato de la parte contraria intenta rechazar la acusación presentando otra versión de lo sucedido, o bien afirmando que el hecho en cuestión no perjudicó al acusado ni violó la ley escrita”.

Por supuesto que esto de contar historias no es único ni exclusivo del ámbito judicial. Los propios hijos hacen lo mismo cuando vienen con el cuento que uno molestó al otro o lo ofendió de alguna manera y el otro, narra a su vez que no fue así como sucedió sino que el otro hermano hizo algo primero y el sólo respondió, buscando cada cual que la mamá o el papá le dé la razón. Se me ocurre que lo mismo pasa ante un juez, a quien suponemos neutro y por sobre las historias particulares capaz de dar un veredicto y, alejar la violencia y la justicia de propia mano, lo que también es una historia que nos contamos acerca de los jueces, el sistema judicial, lo correcto, lo legal y muchas otras cosas más.

Todas las historias tienen al menos dos versiones (pueden tener muchas más dependiendo de los directamente involucrados o incluso de los no directamente involucrados), lo que me hace recordar la historia de caperucita y el lobo contada por el lobo, lo que me hace pensar también que siempre tenemos el legítimo derecho al escuchar una historia de creerla por venir de quien viene y de dudar de ella precisamente por venir de alguien que tiene emociones, sesgos e intereses en contar lo que cuenta.

Hace unos días atrás vi una charla Ted de Mónica Lewinsky, donde cuenta “su historia” y me emocioné muchísimo escuchándola, ya que hasta ahora solo había leído la historia simplista de la practicante que “se metió” con el Presidente Bill Clinton, una historia machista, vergonzosa y parcial. Me sorprendió como Mónica Lewinsky, valientemente, narra los hechos desde otra perspectiva, cuenta su dolor, pero, por sobre todo, hace un llamado a combatir el ciberbullyng.

Por supuesto que no hay una historia verdadera, siempre una historia tiene hechos e interpretaciones. A veces incluso lo que para alguien es un hecho para el otro puede no serlo. Basta ver lo que ocurrió en Chile hace un tiempo atrás cuando en una manifestación en la plaza Baquedano un policía “empuja” a un joven al río o “choca con él mientras ambos corren” y este cae al río. ¿Cuál es el hecho?, ni siquiera cual es la interpretación. Bueno, depende de quien observa y de qué historias tiene sobre Chile, la política, los eventos de octubre de 2019, si es afín o contrario al gobierno, si votó por Piñera, Guillier o por Sánchez y muchísimas cosas más.

Esta naturaleza narrativa tan propia del ser humano lleva Bruner a proponer como construimos el Yo, a partir de los relatos que contamos de nosotros mismos, acerca de quien somos y qué somos, qué sucedió y por qué hacemos lo que hacemos. El Yo no es una esencia que exista en alguna parte de nuestro cerebro sino que es producto de nuestros relatos, los que dependen de la cultura, de la familia, nuestra historia personal, nuestros recuerdos, sentimientos, creencias, etc y que además son dinámicos, van cambiando en el transcurso del tiempo.

Por eso que creo que el liderazgo, la comunicación de todo tipo, la psicoterapia y el coaching serán cada vez más importantes, ya que en una época turbulenta, de cambios acelerados, de cambio tecnológico, de conflicto social, desarrollar la capacidad de revisar nuestros cuentos es fundamental, no para cambiarlos por cambiarlos sino que para contar con historias que nos permitan abrir posibilidades y sentirnos más felices.

Por eso que también nos duele perder la memoria y que nuestros seres queridos comiencen a perderla como cuando alguien tiene alzhéimer, pues se empieza a apagar aquello propiamente humano que es contar historias y contar historias sobre nosotros mismos, nuestra identidad.

Por eso que también las grandes guerras del pasado, presente y futuro no son solo de espadas, cañones o misiles, son competencias por relatos alternativos, que hagan comprensible la vida humana, los sistemas políticos, económicos, la organización familiar y tantas otras cosas.

Por eso que también en una sociedad compleja debemos admitir la posibilidad de narraciones diversas y distintas, aceptando, en mi opinión que ello es así no más, con una sola condición, excluir la violencia entre los seres humanos, pues me parece que si bien es una narrativa posible, entender al que tiene un cuento distinto como enemigo, no humano o cualquier otra cosa parecida debiera estar excluido. Creo que para nuestro país es cada vez más necesario contarnos una historia distinta de la que venimos contándonos hace 50 o más años, los buenos y los malos, los patriotas y los traidores, los dueños de la verdad y los mentirosos, los amigos y los enemigos del pueblo, los idealistas y los amarillos. Necesitamos una historia más grande donde quepamos todos y donde podamos resolver las diferencias de un modo no violento.

Encontré una presentación preezy muy bien hecha donde se presenta un resumen del libro de Jerome Bruner. En https://prezi.com/1wcc80lneezk/la-fabrica-de-historias/


jueves, 21 de enero de 2021

Líderes (Estrategias para un liderazgo eficaz) Warren Bennis y Burt Nanus


 Definitivamente no es lo mismo jefe – supervisor – gerente – administrador – superintendente  o cualquier denominación parecida que líder. La jefatura es una posición en la estructura organizacional. En cambio el liderazgo es un fenómeno que emerge entre las personas, no es un nombramiento, sino que es más bien un “reconocimiento” o designación de parte de las demás personas.

Con estas ideas en mente he estado leyendo por estos días, el trabajo de Bennis y Nanus sobre líderes.  Su argumento central es que el problema de muchas organizaciones, sobre todo de las que fracasan, reside en que tienden a estar sobregestionadas y sobredirigidas y sublideradas.

Sostienen que hay una gran diferencia entre administrar y liderar. Administrar significa producir, cumplir, asumir responsabilidades, dirigir. En cambio liderar significa “influir, orientar en una dirección, curso, acción u opinión”. “Los administradores hacen bien lo que hacen, mientras que los líderes hacen lo que hay que hacer….se puede resumir la diferencia como actividades de visión y juicio, efectividad en oposición a actividades de dominio de rutinas, es decir, eficiencia”.

Desde esta perspectiva ¿qué es entonces lo que hacen los líderes?, ¿qué es aquello que realizan que permite que otros los reconozcan como tales? Se trata de un tema interesante y polémico, donde no hay respuestas únicas ni definitivas. En este blog hemos explorados varias respuestas a estas preguntas como la respuesta de Heifetz, de Kouzes y Posner, de Kotter, de Selman, de Senge, de Bass y Avolio, de Boyatzis, de Zenger y Folkman y de muchos otros.

Bennis y Nanus aventuran una respuesta en la que proponen que los líderes utilizan cuatro estrategias características. Estas estrategias son temas, áreas de competencia, habilidades en el manejo humano. Se pueden aprender.

Me gusta especialmente la idea que el liderazgo tiene que ver con comportamientos o estrategias más que con un rasgo de personalidad ya que desde ahí se puede entender qué hace alguien para ser considerado líder por los demás, qué hace consistentemente que lleva a que otros lo consideren líder. En este sentido, me gusta pensar que lo que llamamos liderazgo es algo que emerge siempre en un grupo, no es un rasgo o característica aislada, independiente de las personas, sino que es algo que solo aparece cuando interactuamos con otros. También me parece valioso que dependerá mucho del grupo del que estemos hablando que alguien sea líder o no, ya que alguien puede serlo en un lugar y no en otro.

Describiré las cuatro estrategias identificadas por estos autores

Estrategia 1: Atención a través de la visión.

Se trata de crear enfoque. Los líderes tienen una agenda, una preocupación por alcanzar ciertos resultados y estos atraen la atención. Tienen visiones o intenciones “compulsivas” y atraen a la gente hacia ellas.

La visión “atrapa”. Inicialmente atrapa al líder y la gestión de la atención potencia también a los demás para “montarse al carro triunfal”. La visión “desafía”, anima, vigoriza, transforma el propósito en acción.

La idea de la visión como elemento central del liderazgo ha sido destacada por muchos autores, entre los que destaco a Rojas y Gaspar, ya comentado en este blog. No se trata necesariamente de una idea que pertenezca al líder o se le ocurra a este por si solo, más bien este actúa muchas veces como articulador de visiones que andan dispersas en el grupo pero que el líder es capaz de poner en palabras. Un buen ejemplo es el “tengo un sueño” de Martin Luther King donde muestra una visión y enfoca la atención como dice Bennis en un tema concreto, en este caso la lucha por los derechos civiles en EEUU.

Estrategia 2: Significado a través de la comunicación.

Hay muchas visiones, no bastan los sueños, hay que saber comunicarlos. “El éxito requiere capacidad para transmitir una imagen atractiva de una situación deseada, el tipo de imagen que induzca entusiasmo y compromiso en los demás”. Los líderes son agentes activos para realizar interpretaciones de la realidad que faciliten la acción coordinada, utilizando para ello distintos medios. Los líderes son capaces de expresar y definir lo que ha quedado previamente implícito o sin decir y para ello inventan imágenes, metáforas y modelo que proporcionan el enfoque para una nueva atención.

Esta acción interpretativa no tiene que ver con los “hechos” o los datos, sino que tiene que ver más bien con el significado, con la reflexión la que desafía el statu quo al preguntarse por qué más que del cómo.

Desarrollar esta capacidad de comunicar es crucial para un líder. Se me ocurre el ejemplo de Kennedy cuando habla de poner un hombre en la luna antes que termine la década de los 60 o de Nelson Mandela

Estrategia 3: Confianza a través del posicionamiento.

“La confianza es el lubricante que hace posible que las organizaciones trabajen”. Confiamos en personas predecibles, cuyas posiciones sean conocidas y las mantengan. Los líderes que gozan de confianza se dan a conocer, muestran claramente sus posiciones, en el sentido de lo que consideran correcto y necesario.

El posicionamiento es el conjunto de las acciones necesarias para poner en práctica la visión del líder para que no quede solo como una idea, sino que se pueda observar en sus acciones concretas.

La confianza tiene diversos significados según cuenta Fernando Flores. Al que alude Bennis y Nanus es a la predictibilidad, en términos que los líderes llevan a la acción aquello que dicen, ser observa coherencia entre el discurso y la acción. Creo que un buen ejemplo es el de Jesús lavando los pies de sus discípulos o el de Gandhi cuando se le cae una sandalia al subir a un tren arrojando la segunda sandalia para que alguien la encontrara.

Estrategia 4: El despliegue del yo mediante la consideración positiva de sí mismo.

El tema del liderazgo no es un tema meramente técnico es un tema esencialmente humano. Se suelen sobreestimar las herramientas formales cuantitativas y los problemas sin ambigüedades, simplificando excesivamente el aspecto de las relaciones humanas. El liderazgo tiene que ver con problemas confusos y con la gente.

Por ello que la gestión del yo es decisiva. ¿Qué significa esto? Reconocer las virtudes y compensar los defectos, cultivando disciplinadamente habilidades o talentos propios.

Esta estrategia incluye cinco habilidades clave según Bennis y Nanus:

- Capacidad para aceptar a la gente como es, no como uno quisiera que fuera.

- Capacidad para enfocarlas relaciones y los problemas en términos del presente y no del pasado.

- Capacidad para tratar a quienes están cerca con la misma atención amable que se daría a conocidos más lejanos y casuales.

- Capacidad para confiar en otros.

- Capacidad para actuar sin la constante aprobación y el permanente reconocimiento de los demás.

En otros modelos a este elemento se le llama autoliderazgo, la capacidad de liderarse a sí mismo para poder luego liderar a otros. Creo que también se puede hablar de autenticidad, en el sentido de estar consciente de las virtudes y también de los defectos, no jugar a ser otra persona y, al mismo tiempo, trabajar para potenciar las fortalezas y compensar, por medio del aprendizaje las deficiencias.

Me parece que este elemento también tiene relación con la humildad, con la disposición al aprendizaje, con arrancarse de la idea del liderazgo heroico ya expuesta por Senge, en el que el líder se las sabe todas. No, no se las sabe todas, por eso trabaja con otros y aprende continuamente.