Compré este libro hace ya casi dos años en Buenos Aires mientras andaba con mi hija mayor recorriendo dicha ciudad. Me pareció atractivo leer a Reid Hoffman, fundador de linkedin para entender como comprendía el mundo y que se podía aprender de sus reflexiones. Si bien hace algo de marketing a su empresa aunque también expone algunas ideas valiosas sobre emprendimiento y gestión de redes, lo que puede ser interesante en estos tiempos en que las redes sociales “la llevan” como diría mi propia hija.
Inicia el libro señalando que “todos somos empresarios”, no
en el sentido que todos estemos llamados a fundar empresas, sino que en la
línea de pensar nuestro trabajo como una carrera, de concebirnos como
emprendedores más que como trabajadores pasivos y dependientes.
Se enfoca luego en contrastar, a partir de los cambios
tecnológicos y de la globalización como ha cambiado la carrera laboral en los
últimos años:
Antes: La gente conseguía un empleo en una empresa, la iban
preparando y el empleador costeaba su capacitación y formación profesional. Al
ganar mayor experiencia, ascendía en la estructura organizacional ganando en
cada ascenso mayor poder, ingresos y seguridad laboral. Luego, a los sesenta y
cinco años se salía de esta escalera, dejando lugar a los jóvenes, a un retiro
financiado por una pensión. Creo que esta fue la experiencia de mucha gente en
nuestro país y en el mundo, trabajos estables, empresas grandes y tiempos
lineales lo que comenzó a acabarse a partir de la crisis económica del año 81 y
82.
Ahora: La carrera tradicional ha muerto y no se puede contar
con una formación financiada por el empleador, se espera que los empleados,
incluso los más jóvenes, sepan hacer el trabajo para el que han sido
contratados desde su llegada. Ahora es responsabilidad de cada uno capacitarse
e invertir en sí mismo. Las empresas no quieren invertir en el trabajador
porque es poco probable que dedique muchos años a trabajar en ellas. Ahora
existe un contrato de corto plazo basado en el rendimiento, mayor lealtad
horizontal hacia la red de relaciones que lealtad vertical hacia el jefe o
hacia la misma empresa
Estoy completamente de acuerdo con sus comentarios acerca del
cambio de la carrera profesional. Hoy en día pensar en estar en la misma
empresa toda la vida, excepto tal vez si se trabaja para el Estado, al menos
para la mayor parte de las personas, es una ilusión, ya que ni las empresas
suelen querer a alguien para toda la vida ni muchas personas están dispuestas a
estar donde mismo todo el tiempo. Las empresas procuran mayor flexibilidad y
orientación a resultados y, muchas personas, quieren más novedad, más
experiencias y capitalizar de buen modo su formación y trayectoria. Algunos
viven esta realidad con agrado, otros lo viven con nostalgia.
El mundo ha cambiado y cita dos ejemplos para argumentar
dicho cambio, el caso de Detroit y el caso de blockbuster v/s netflix, perder
el norte, rigidizarse, “mirarse el ombligo”, creer que el mundo es estable, quedarse
en la seguridad, dejar de innovar y aprender y varios etc. Mantenerse en “beta
permanente”, aprender más, aceptar que cometemos errores, que necesitamos
adaptarnos y evolucionar, en definitiva sentir que estamos siempre en
desarrollo.
Aplicada esta noción a la carrera laboral tiene dos ideas
interesantes, fundamentales en su libro.
La primera es que necesitamos desarrollar nuestras ventajas
competitivas, combinando activos, aspiraciones y realidades del mercado. Los
activos pueden ser tangibles como dinero, acciones y posesiones materiales o
intangibles como conocimiento, contactos profesionales, reputación, aptitudes y
estilo personal y puntos fuertes (aquello que nos resulta bien). Sin duda en el
mundo que vivimos estos últimos son de la mayor importancia y es necesario
“invertir” en ellos para incrementarlos y desarrollarlos, pudiendo luego
usarlos competitivamente.
En mi trabajo cotidiano como profesor de post grado, veo como
muchos alumnos se enfocan en “obtener diplomas o certificaciones” más que en
las competencias profesionales que ellas pudieran implicar, pensando que sólo
tener acreditaciones les abrirá puertas. Y, si bien es verdad que ello ocurre a
veces, a “la hora de la verdad” lo central es que sabemos hacer y no sólo los
diplomas que tengamos. He argumentado esto en un post anterior.
La segunda idea central es la importancia de construir
relaciones reales y duraderas y disponer estas relaciones en una poderosa red
profesional. Su argumento central es que “los grandes profesionales construyen
redes que los ayudan a abrirse paso en el mundo”. “No importa cuán brillante
seas tú o tu estrategia, si trabajas en solitario siempre perderás ante un
equipo”. Vivimos en culturas obsesionadas con el mito del héroe, de la persona
que se ha hecho sola y entonces al narrar historias de éxito se nos olvida
cuanto han participado de aquello equipos de personas.
Construir relaciones es fundamental en la vida profesional,
relaciones verdaderas y no meramente transaccionales. Para ello sostiene que es
fundamental la empatía y la disposición a ayudar. Existen los aliados
profesionales y los lazos débiles. Los primeros son personas a las que se
consulta por consejo, con quienes se comparten oportunidades y se colabora de
forma proactiva, suelen ser pocas personas. Los segundos son personas que se conocen
en conferencias, compañeros de curso, colegas o gente interesante con las que
nos cruzamos por ahí, aunque en buenos términos, se encuentran fuera del
círculo íntimo y pueden ser fundamentales a la hora de conocer posibilidades,
obtener información y “ampliar la red”.
En el enfoque de capital
intelectual esto se ha llamado “capital relacional” y es fundamental
alimentarlo, cuidarlo, alimentarlo con reciprocidad, con atención y con
cuidado. Veo como muchas personas “explotan” este capital pero no lo “nutren”.
Al respecto, hace algunas semanas atrás una buena amiga, una
“aliada profesional” me invitó a formar parte de la red de recursos humanos, un
grupo de google que comparte información, datos de trabajo, oportunidades
profesionales y otras cosas más, en Chile. Me he inscrito con gusto y si bien
aún no participo mucho me dedico a observar al grupo. He visto que hay
prácticas que no fortalecen este espíritu nutritivo, como pedir ayuda y luego
de recibirla no agradecer a quienes han colaborado, o solicitar en tono autoritario,
demandante, en vez de pedir por favor o con gentileza. También hay gente
valiosa para la red como quien la administra gratuitamente o quienes agradecen
haber recibido un curriculum valioso o incluso quienes habiéndolo recibido y
contratado a alguien informan que así lo han hecho.