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lunes, 27 de diciembre de 2021

El poder de la introversión por Laurie Helgoe

 


Esta navidad decidimos como familia jugar al amigo secreto y justo me tocó hacerle un regalo a mi sobrino. Salí en búsqueda del presente sin saber muy bien que regalarle y me encontré con este libro de Laurie Helgoe “El poder de la introversión”, que lo encontré ideal para él.

Claro que me “aproveché del pánico” y lo he leído estos días antes de entregárselo. Me imagino que mi sobrino comprenderá que no podía llegar y entregárselo sin leerlo antes. Un libro provocador, entretenido, novedoso es una gran tentación para los buenos lectores.

Me ha encantado por varias razones, sobre todo por rescatar el valor de la introversión, un estilo lleno de virtudes y luces, muchas  veces despreciadas por el mundo occidental tan extravertido, apurado y ruidoso.

Me siento un introvertido y varios comentarios de la autora me han dado pistas acerca de este estilo, como lo que me pasa cuando alguien me pregunta ¿Cómo estás? Y descubro que sólo es una pregunta retórica de buena educación cuando o no soy escuchado en lo que digo o me sorprendo preparando una enorme respuesta sobre los libros que he leído, los coaching que he realizado, los descubrimientos interiores que he efectuado. O, lo que me pasa cuando viajo que no quiero recorrer lugares, sino que sólo oler la ciudad, caminar por sus calles, mirar a la gente, imaginarme cómo es vivir en aquel sitio.  

¿Qué es introversión y extraversión?

Hace ya mucho tiempo Carl Jung hablaba de la intraversión y la extraversión como dos fuerzas que se oponen dentro de cada individuo. Jung las describió como tipos de actitud de la personalidad, la introversión se “caracteriza por la orientación en la vida a través del contenido psíquico subjetivo” mientras que la extraversión “se caracteriza por la concentración del interés sobre el objeto externo”.

Por su parte Isabel Briggs Myers y Katharine Cook Briggs, quienes crearon el famoso MBTI, basado en las ideas de Jung, sostenían que todos empleamos ambos tipos de actitud, pero que los introvertidos están más atraídos por el mundo de las ideas, los conceptos y las vivencias interiores, en cambio los extravertidos están más centrados en el mundo exterior.

MBTI es una muy bonita herramienta, que además de mostrar las preferencias por la introversión y la extraversión habla de intuición – sensación, feeling – thinking y juicio – percepción. Escribí un post sobre el tema hace un tiempo atrás.

Según sostiene la autora, las personas somos “bipolares” en el sentido que tenemos tanto la actitud introvertida como la extravertida, pero preferimos y desarrollamos una más que la otra. Según Laurie Helgoe, Jung creía que la preferencia por la introversión o la extraversión tenía un fuerte componente biológico y la investigación así lo confirma. Dice que aunque Jung hablaba de preferencia, tampoco quería decir que las personas eligieran, sino que consideraba más bien que las personas preferían actuar del modo que les resultaba más natural, “de la misma manera que una persona diestra prefiere utilizar la mano derecha”.

En rescate de la introversión:

En opinión de la autora muchas veces, en la propia psicología como en los tests basados en el Big five, como en la cultura se devalúa la introversión por lo que se pierde el acceso a una fuente de vida fundamental.

Entonces, un introvertido puede adaptarse y hacerse el extravertido, pero tiene que cargar con una sensación pertinaz de desarraigo. Lo que necesitan los introvertidos frustrados no es aproximarse a la extraversión, sino que “fundirse en la introversión”, buscar el equilibrio, permitiéndose ser introvertidos de  manera plena. De esa forma se puede abrazar el poder de la introversión: gozar, absorber, fusionarse y sumirse en la alegría, en el genio y en el poder de ser introvertido.

Los introvertidos no son una minoría. A diferencia de los extravertidos, más ruidosos, que parecen ser la mayoría, más o menos el 50% de la población es introvertida. La introversión no se deja ver con facilidad.

Un introvertido obtiene fuerza y energía por medio de la reflexión interior y le emocionan más las ideas que las actividades externas. Cuando conversan, escuchan bien y esperan que los demás hagan otro tanto. Piensan antes de hablar. Les gusta escribir, porque les permite expresarse sin intromisiones y es frecuente que prefieran comunicarse de este modo. Un introvertido prefiere rumiar los pensamientos y las impresiones en vez de reaccionar rápidamente ante ellos. Para un introvertido, el centro de actividad está dentro, no fuera.

Dice la autora “cuando se satisface la sencilla preferencia de vida interior, el introvertido se  abre a una riqueza y a una complejidad muy personales y que son una verdadera ¡personalidad! En vez de limitarse a definir la introversión desde fuera, véase la descripción que hace Jung del introvertido: “para él es un placer entrar en comunión consigo mismo. Su mundo propio es su refugio, su jardín bien cuidado y vallado, cerrado al público y oculto a los ojos de los curiosos. La mejor compañía para él es la suya propia. Se siente en casa en su propio mundo, donde él es el único que realiza cambios. Como mejor trabaja es con sus propios recursos, siguiendo su propia iniciativa y a su manera. Su retiro interior no es un abandono definitivo del mundo, sino una búsqueda de quietud, en el único lugar donde le es posible realizar su aportación a la vida de la comunidad”.

Estoy muy de acuerdo con la autora, en una sociedad donde se valoran las “habilidades blandas”, donde se estila hablar en público, donde hasta se entrena para hacer “pitchs” ser más reflexivos, ser de pocas palabras, bueno para escuchar y con gusto “por retirarse” puede ser mal evaluado. Por eso los introvertidos muchas veces lo pasan mal en los colegios, en los trabajos, en las familias.

Valorar la introversión:

Definitivamente los introvertidos no somos “bichos raros”, somos la mitad más silenciosa de la población y por eso parecemos menos  o al menos “sonamos” menos que los extravertidos.

A los introvertidos nos gusta la soledad y no nos sentimos solos, que mejor compañía que uno mismo. Los introvertidos arrancamos de las multitudes y preferimos interactuar con pocas personas, de manera profunda. Los introvertidos muchas veces arrancamos de las fiestas, no porque no nos guste compartir o interactuar con otros, sino que las fiestas no son un buen lugar para tener conversaciones íntimas y profundas. Nos gusta el tiempo para pensar, para “darle vueltas a las cosas”, y poder mirarlas desde distintos ángulos. No nos gusta que nos apuren, nos tomamos nuestro tiempo antes de hablar, antes de exhibir algún producto de nuestro trabajo.

Los introvertidos valoramos la intimidad, “hacer retiros”, conversar con otras personas escuchándose de verdad, sin superficialidad, trabajar con profundidad en un proyecto sin interrupciones constantes.  También a los introvertidos nos agrada la autonomía, organizar nuestros asuntos y ordenar nuestro tiempo y espacio para entregar productos en algún tiempo futuro.

Todas estas características tienen grandes derivadas hacia la aceptación o falta de aceptación de las características introvertidas en las familias, en las parejas y en los trabajos. Aceptación en el sentido de valorar a los introvertidos en sus grandes rasgos luminosos.

Hablo en primera persona porque me he sentido identificado con muchísimas de las reflexiones que hace la autora. Ser introvertido no es ser egoísta, no es ser narciso, no es ser antisocial, no es ser fome, no es ser tímido, no es ser autista, no es ser aislado ni ninguna otra etiqueta que nos puedan aplicar. Ser introvertido es una energía diferente, enfocada en el mundo interno y esa es nuestra riqueza.

Rescatemos y valoremos más la introversión como una potente fuerza en el mundo.

lunes, 9 de octubre de 2017

Malcom Gladwell. Inteligencia Intuitiva, Por qué sabemos la verdad en dos segundos.


Hace tiempo ya que enseño el test MBTI a mis alumnos de distintos cursos. Una de las preferencias que caracteriza el test, se relaciona con el modo preferido de obtener información, existiendo personas sensoriales o personas intuitivas, las primeras son aquellas que necesitan datos, muchos datos para poder enterarse de algo, en cambio las segundas, son aquellas que tienen golpes de inspiración y “saben” algo de manera muy rápida, casi como si no necesitaran datos para saber lo que saben. Saben sin saber cómo saben.

Este último tipo me resulta especialmente curioso, pues me cuesta entender como alguien puede saber algo sin saber cómo sabe, seguramente no soy muy intuitivo, soy más sensorial en la jerga del MBTI. Entonces me encuentro con el trabajo de Malcom Gladwell, quien describe a partir de muchos ejemplos y trabajos la naturaleza de la intuición, para luego alabar sus bondades y precavernos de sus riesgos.

Encontré en internet un mapa conceptual del libro, el que recomiendo revisar para tener una idea de los conceptos centrales del libro.

Al inicio se hace algunos preguntas, ¿Cómo pensamos sin pensar?, ¿cómo podemos saber la verdad en dos segundos?, ¿De dónde proceden las decisiones que parece que tomamos en dos segundos pero que no son tan simples como aparentan?, ¿Por qué algunas personas son brillantes a la hora de decidir y otras son tan torpes?, ¿por qué algunos siguen su instinto y triunfan? A partir de estas preguntas afirma que las personas buenas en tomar decisiones no son aquellas que procesan más información o dedican más tiempo a deliberar sino que aquellas que han perfeccionado el arte de hilar fino o de extraer los factores relevantes de un enjambre de información y de variables.

La intuición tiene que ver con el “inconsciente adaptativo”, la parte del cerebro que se lanza a extraer conclusiones rápidas, un computador interno que procesa rápida y silenciosamente muchos datos para poder continuamente actuar como seres humanos. Este inconsciente nos advierte peligros, es una fuerza poderosa aunque falible y es una capacidad que todos podemos cultivar.

A continuación expone la teoría de la selección de datos significativos a partir del trabajo, entre otros de John Gottman, experto en relaciones de pareja. Gottman estudia a matrimonios que sostienen conversaciones y cataloga las emociones que observa en esas conversaciones. A partir de aquello puede determinar con grados considerables de exactitud que parejas se van a divorciar y cuáles van a permanecer juntas observando partes pequeñas de esas conversaciones (pueden bastar tres minutos) ya que detecta patrones importantes. Gottman explica que existen cuatro actitudes a observar, de mal pronóstico: la defensiva, la obstruccionista, la crítica y la desdeñosa, siendo esta ultima la de peor futuro.

La teoría de selección de datos significativos, destaca  la capacidad de nuestro inconsciente para encontrar patrones en situaciones y componentes a partir de fragmentos de experiencias muy pequeñas. A partir de ello se formulan juicios instantáneos, que son extremadamente rápidos y se basan en una cantidad mínima de información.

El pensamiento intuitivo es muy valioso, ya que se basa en patrones de información significativos y relevantes que se van conectando de una manera rápida. Conozco muchos ejecutivos importantes que son muy intuitivos y que son capaces de hacer conexiones entre distintas variables de un modo casi instantáneo, a veces sin poder dar muchas explicaciones de aquello, aunque con gran efectividad. Recuerdo un cliente con el que hacía coaching, gerente de una empresa agrícola, quien me decía algo así como “este año nos vamos a dedicar a sembrar papas, ahí está el negocio” y al preguntarle cómo lo sabía, me decía que sólo lo sabía, pero que para presentar esta oportunidad al directorio solicitaba a otras personas estudios de precios, evoluciones de siembras y otra información relevante, sólo para justificar lo que ya sabía.

Es difícil afirmar esto en el mundo gerencial, el que se encuentra dominado por un paradigma racional instrumental donde admitir la presencia y uso de la intuición suele ser escaso, ya que puede tacharse de poco serio o poco profesional. Ya lo decía Mintzberg cuando hablaba de los mitos gerenciales, donde muchas veces se piensa que los ejecutivos obtienen información de fuentes sistemáticas o toman decisiones de un modo altamente reflexivo, lo que la mayor parte de las veces no es verdad.

Creo que en el ámbito del coaching, los buenos coaches utilizan mucho la intuición para detectar patrones o pautas que se van repitiendo una y otra vez en las narraciones que hacen los coachees. Por ello que al identificar estas pautas pueden operar para bloquearlas o para que el coachee las haga consciente y vea un automatismo. Desde la perspectiva de cualquier observador pudiera parecer magia pero no lo es, es la capacidad de identificar rápidamente esos patrones repetitivos y bloquearlos para que el coachee se acerque el cambio.

Si bien la intuición puede ser de tremendo valor, también destaca Gladwell los peligros que entraña ya que muchas veces se pueden cometer errores  al hacer juicios muy rápidos que pueden ser prejuicios, (el mejor caso es el del vendedor de autos que no aborda a clientes mal vestidos pensando que no tienen dinero para comprar vehículos y pierde buenos negocios). Estos prejuicios pueden llevar a cometer errores significativos y costosos en muchas empresas.

Conozco numerosos psicólogos que hacen selección de personal que confían fuertemente en su intuición y entonces hacen entrevistas donde ya saben si la persona sirve o no para el puesto. Muchas veces aciertan, sin embargo, cuantas veces se imponen los prejuicios y dejan fuera a personas que podrían hacer bien el trabajo pero que no encajan con los patrones habituales. Este es el peligro de las primeras impresiones que no han sido sistematizadas

Creo yo que también estos prejuicios pueden inhibir el aprendizaje el que requiere salirse de la caja y desafiar nuestras creencias, nuestras ideas y nuestros juicios ya formados, de modo de mirar las cosas de otra manera.

En definitiva valorar la intuición, buscarla, darle espacio, apreciarla, desarrollarla. Y, por otro lado tratarla con cuidado, confirmarla con otras fuentes y lograr un equilibrio entre intuición y datos para conocer el mundo y tomar decisiones.

miércoles, 29 de agosto de 2012

MBTI y consultoría


Me pidieron realizar un taller sobre los tipos de Myers Briggs (MBTI) a un grupo de personas, ya que alguien que trabaja en ese equipo había hecho un trabajo con el test y consideraba valioso compartirlo con los demás.

Hacía tiempo que no trabajaba con este modelo MBTI, lo que me obligó a actualizarme y ponerme al día con la herramienta y con el modelo que está detrás del test. Estoy agradecido que me hayan pedido trabajar en este tema ya que ha sido una oportunidad de (re) aprendizaje y de (re) conocimiento de un modelo útil y práctico.

Cada uno mira el mundo desde su particular perspectiva y, solemos creer, que así como vemos el mundo, el mundo es. Esto es un error. Cada uno ve el mundo como lo ve, pero eso no significa necesariamente que el mundo sea así. El MBTI nos recuerda a cada momento que, desde el tipo que uno es mira el mundo y hay, por lo menos, 16 mundos posibles de ser mirados.

A mi esta idea me hace pleno sentido y me hace pensar en que nadie es dueño de la verdad, que más bien son miradas y, como tales, todas ellas son validas, enriquecedoras, distintas y valiosas. Me parece un llamado a la humildad de considerar que como yo veo el mundo en particular, es como yo lo veo, pero no es ni la única ni la mejor forma de verlo.

También, me parece un llamado a la empatía, a ponerme en el lugar de las otras personas y entender que, desde su perspectiva todo es coherente. Claro, esa perspectiva puede ser muy distinta a la mía, pero si hago el esfuerzo de ponerme en su lugar, puedo entender como mira las cosas, más que sólo convencerla de mirarlas desde la mía.

Esto es muy coherente con la idea que vivimos en mundos interpretativos, agregándole que, desde el tipo que uno es, probablemente tendrá mayor inclinación a hacer ciertas interpretaciones y no otras.

El MBTI se basa en las ideas de Jung, modificadas posteriormente por las señoras Briggs y Myers y considera 4 ejes.

Energía. De dónde saca energía la persona, si se orienta hacia el interior o exterior. E/I
Modo de procesar la información. Como la persona obtiene y procesa la información, si se basa en datos o en la intuición. S/N
Modo de tomar decisiones. Si basa sus decisiones en el aspecto más racional o en el aspecto más emocional. T/F
Orientación hacia el mundo exterior. Si se centra en la experiencia, en el aquí y ahora o tiene una perspectiva más juiciosa. P/J

A partir de estas distinciones se puede determinar cuales son las preferencias que predominan en las personas. En algunos casos son muy marcados y muy notorios para la propia persona y para los demás. En otros casos es más débil, aunque siempre hay una preferencia.

Es interesante notar que se habla de preferencias, si uno hiciera una analogía con ser zurdo o diestro, significa que se “prefiere” usar una mano, pero no que la otra no se use. De igual forma, se trata de preferencias psicológicas, no de dicotomías.

Por eso que tendremos
(E) Extrovertido – (I) Introvertido.
(S) Sensorial – (N) Intuitivo.
(F) Sentimiento – (T) Pensamiento
(P) Percepción – (J) Juicio.

Esto nos permite configurar entonces 16 tipos:
ISTJ/ISTP/ESTP/ESTJ/ISFJ/ISFP/ESFP/ESFJ/INFJ/INFP/ENFP/ENFJ/INTJ/INTP/ENTP/ENTJ, cada uno de los cuales tiene sus propias características, sus propias luminosidades. El test MBTI es una herramienta que permite a partir de preguntas establecer el tipo, aunque puede no ser imprescindible para conocerse o conocer a otros.

Puede ser muy útil como herramienta para el ejercicio de roles de liderazgo, por varias razones: autoconocimiento, flexibilidad, manejo de conflictos.

Respecto del autoconocimiento del líder necesita conocerse a si mismo, sus fortalezas y debilidades, sus puntos fuertes, las palancas de su desarrollo. También necesita conocer sus áreas de desarrollo, en que tiene que avanzar. Por eso que conocer el tipo, permite mirar “desde donde se mira el mundo” y cuales son las áreas que hay que desarrollar. Por ejemplo, un líder E-S-T-J, podría trabajar el aspecto S, y desarrollar mayor intuición, de modo de no sólo mirar los datos, sino que tener mayor mirada global y mayor perspectiva de los problemas. De igual forma, al comenzar a desarrollar más F, considerar que en la toma de decisiones no sólo entran los aspectos cognitivos y racionales sino también las emociones y sentimientos, que en algunos casos pueden ser de mayor importancia que los meros argumentos racionales.

En relación al mismo tema de la flexibilidad, el líder puede considerar el tipo de las personas a su cargo y modificar su estilo de liderazgo para trabajar mejor con cada uno de sus subordinados, por ejemplo si es una persona S, que le gustan los datos, darle información más detallada, en cambio si es N, intuitivo, partir por la visión global.

Muchas veces los conflictos o diferencias al interior de un equipo sólo tienen que ver con las diferencias de mirada, por lo que conocer el tipo de cada uno le puede permitir al líder advertir potenciales conflictos y disolverlos, como distintas miradas y no como algo de fondo. Por ejemplo, las diferencias entre un J y un P, en que el primero hará juicios rápidos y definitivos respecto de algo y el P que preferirá mantener sus opciones abiertas sin comprometerse mucho por ninguna alternativa. Esto también incluye la idea que, más que conflictos, el ser tan diferentes puede potenciarnos, en virtud de la complementariedad, siempre que esta nos abra mundos.

Desde la perspectiva cultural, las organizaciones tienen también preferencias por seleccionar a ciertos tipos de personas dejando afuera otros, con lo que ganan en homogeneidad pero pierden en riqueza.

Para mi ha sido un (re) descubrimiento el MBTI, ando como con juguete nuevo tratando de determinar el tipo de mis amigos, mi pareja, mis hijos, las personas que trabajan cerca mio, mi jefe, claro que tratando de ser cuidadoso para no caer en el etiquetamiento ni en el diagnostico rigidizador de los demás.

Puras oportunidades de aprendizaje.