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lunes, 9 de octubre de 2017

Malcom Gladwell. Inteligencia Intuitiva, Por qué sabemos la verdad en dos segundos.


Hace tiempo ya que enseño el test MBTI a mis alumnos de distintos cursos. Una de las preferencias que caracteriza el test, se relaciona con el modo preferido de obtener información, existiendo personas sensoriales o personas intuitivas, las primeras son aquellas que necesitan datos, muchos datos para poder enterarse de algo, en cambio las segundas, son aquellas que tienen golpes de inspiración y “saben” algo de manera muy rápida, casi como si no necesitaran datos para saber lo que saben. Saben sin saber cómo saben.

Este último tipo me resulta especialmente curioso, pues me cuesta entender como alguien puede saber algo sin saber cómo sabe, seguramente no soy muy intuitivo, soy más sensorial en la jerga del MBTI. Entonces me encuentro con el trabajo de Malcom Gladwell, quien describe a partir de muchos ejemplos y trabajos la naturaleza de la intuición, para luego alabar sus bondades y precavernos de sus riesgos.

Encontré en internet un mapa conceptual del libro, el que recomiendo revisar para tener una idea de los conceptos centrales del libro.

Al inicio se hace algunos preguntas, ¿Cómo pensamos sin pensar?, ¿cómo podemos saber la verdad en dos segundos?, ¿De dónde proceden las decisiones que parece que tomamos en dos segundos pero que no son tan simples como aparentan?, ¿Por qué algunas personas son brillantes a la hora de decidir y otras son tan torpes?, ¿por qué algunos siguen su instinto y triunfan? A partir de estas preguntas afirma que las personas buenas en tomar decisiones no son aquellas que procesan más información o dedican más tiempo a deliberar sino que aquellas que han perfeccionado el arte de hilar fino o de extraer los factores relevantes de un enjambre de información y de variables.

La intuición tiene que ver con el “inconsciente adaptativo”, la parte del cerebro que se lanza a extraer conclusiones rápidas, un computador interno que procesa rápida y silenciosamente muchos datos para poder continuamente actuar como seres humanos. Este inconsciente nos advierte peligros, es una fuerza poderosa aunque falible y es una capacidad que todos podemos cultivar.

A continuación expone la teoría de la selección de datos significativos a partir del trabajo, entre otros de John Gottman, experto en relaciones de pareja. Gottman estudia a matrimonios que sostienen conversaciones y cataloga las emociones que observa en esas conversaciones. A partir de aquello puede determinar con grados considerables de exactitud que parejas se van a divorciar y cuáles van a permanecer juntas observando partes pequeñas de esas conversaciones (pueden bastar tres minutos) ya que detecta patrones importantes. Gottman explica que existen cuatro actitudes a observar, de mal pronóstico: la defensiva, la obstruccionista, la crítica y la desdeñosa, siendo esta ultima la de peor futuro.

La teoría de selección de datos significativos, destaca  la capacidad de nuestro inconsciente para encontrar patrones en situaciones y componentes a partir de fragmentos de experiencias muy pequeñas. A partir de ello se formulan juicios instantáneos, que son extremadamente rápidos y se basan en una cantidad mínima de información.

El pensamiento intuitivo es muy valioso, ya que se basa en patrones de información significativos y relevantes que se van conectando de una manera rápida. Conozco muchos ejecutivos importantes que son muy intuitivos y que son capaces de hacer conexiones entre distintas variables de un modo casi instantáneo, a veces sin poder dar muchas explicaciones de aquello, aunque con gran efectividad. Recuerdo un cliente con el que hacía coaching, gerente de una empresa agrícola, quien me decía algo así como “este año nos vamos a dedicar a sembrar papas, ahí está el negocio” y al preguntarle cómo lo sabía, me decía que sólo lo sabía, pero que para presentar esta oportunidad al directorio solicitaba a otras personas estudios de precios, evoluciones de siembras y otra información relevante, sólo para justificar lo que ya sabía.

Es difícil afirmar esto en el mundo gerencial, el que se encuentra dominado por un paradigma racional instrumental donde admitir la presencia y uso de la intuición suele ser escaso, ya que puede tacharse de poco serio o poco profesional. Ya lo decía Mintzberg cuando hablaba de los mitos gerenciales, donde muchas veces se piensa que los ejecutivos obtienen información de fuentes sistemáticas o toman decisiones de un modo altamente reflexivo, lo que la mayor parte de las veces no es verdad.

Creo que en el ámbito del coaching, los buenos coaches utilizan mucho la intuición para detectar patrones o pautas que se van repitiendo una y otra vez en las narraciones que hacen los coachees. Por ello que al identificar estas pautas pueden operar para bloquearlas o para que el coachee las haga consciente y vea un automatismo. Desde la perspectiva de cualquier observador pudiera parecer magia pero no lo es, es la capacidad de identificar rápidamente esos patrones repetitivos y bloquearlos para que el coachee se acerque el cambio.

Si bien la intuición puede ser de tremendo valor, también destaca Gladwell los peligros que entraña ya que muchas veces se pueden cometer errores  al hacer juicios muy rápidos que pueden ser prejuicios, (el mejor caso es el del vendedor de autos que no aborda a clientes mal vestidos pensando que no tienen dinero para comprar vehículos y pierde buenos negocios). Estos prejuicios pueden llevar a cometer errores significativos y costosos en muchas empresas.

Conozco numerosos psicólogos que hacen selección de personal que confían fuertemente en su intuición y entonces hacen entrevistas donde ya saben si la persona sirve o no para el puesto. Muchas veces aciertan, sin embargo, cuantas veces se imponen los prejuicios y dejan fuera a personas que podrían hacer bien el trabajo pero que no encajan con los patrones habituales. Este es el peligro de las primeras impresiones que no han sido sistematizadas

Creo yo que también estos prejuicios pueden inhibir el aprendizaje el que requiere salirse de la caja y desafiar nuestras creencias, nuestras ideas y nuestros juicios ya formados, de modo de mirar las cosas de otra manera.

En definitiva valorar la intuición, buscarla, darle espacio, apreciarla, desarrollarla. Y, por otro lado tratarla con cuidado, confirmarla con otras fuentes y lograr un equilibrio entre intuición y datos para conocer el mundo y tomar decisiones.