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martes, 27 de mayo de 2025

Autoliderazgo según Peter Drucker: tres claves para gestionar tu carrera

 


En una publicación anterior hablábamos de los cuatro niveles o ámbitos del liderazgo: liderazgo organizacional, de equipos, uno a uno y autoliderazgo. En esta ocasión, quiero comentar un trabajo de Peter Drucker que me parece muy conectado con el autoliderazgo. Se trata del texto “Gestionarse a sí mismo”, publicado por Harvard Business Review en 2005, y que puede encontrarse fácilmente en línea.

Drucker señala que, en el pasado, las opciones laborales eran escasas. El destino profesional estaba determinado en gran medida por el lugar de nacimiento: el hijo del artesano debía ser artesano, y el del campesino, campesino. En cambio, hoy vivimos en una economía del conocimiento, donde es necesario aprender a gestionar la propia carrera y desarrollarse de manera autónoma en una vida laboral que ya no termina a los 50 años, sino que se extiende por mucho más tiempo.

Por esta razón, la pregunta ¿cómo gestionarse a sí mismo? adquiere una gran relevancia. Drucker propone tres consideraciones fundamentales para abordarla:

1. Conocer las propias fortalezas.

El desempeño exitoso no se basa en corregir debilidades, sino en explotar las fortalezas, las cuales se descubren mediante el análisis del feedback recibido. Esta es una mirada muy apreciativa, que recuerda al enfoque de Zenger y Folkman.

El feedback permite identificar en qué somos realmente buenos, más allá de las percepciones subjetivas que podamos tener sobre nosotros mismos. Aporta evidencia sistemática a partir de nuestras acciones y resultados. También ayuda a detectar “malos hábitos”: conductas que afectan negativamente nuestra eficacia, como puede ser una falta de modales o de cortesía en el trato hacia los demás.

2. Comprender el propio estilo de trabajo.

Uno de los elementos clave es entender cómo aprendemos. Muchas personas creen que existe una única forma de aprender, pero en realidad hay múltiples estilos. Descubrir si aprendemos mejor escribiendo, hablando, escuchando o leyendo abre nuevas posibilidades. Aquí hay una conexión interesante con la teoría de estilos de aprendizaje, como la de Kolb.

Este entendimiento se puede extender a otros aspectos del estilo personal: ¿trabajo bien en equipo o de manera solitaria?, ¿obtengo mejores resultados como tomador de decisiones o como asesor?, ¿me desempeño mejor bajo presión o en entornos estructurados?, ¿prefiero organizaciones grandes o pequeñas?

Para Drucker, la clave está en no intentar cambiar nuestra esencia, ya que es poco probable que tengamos éxito en ello. En cambio, recomienda trabajar arduamente para mejorar nuestro desempeño y evitar roles que no se ajusten a nuestras características.

3. Clarificar los propios valores.

Gestionarse a sí mismo requiere tener claridad sobre nuestros valores. Drucker plantea la “prueba del espejo”: si trabajamos en una organización cuyos valores son incompatibles con los nuestros, esto nos condenará a la frustración y al bajo rendimiento.

A partir de estas tres dimensiones —fortalezas, estilo personal y valores—, Drucker invita a preguntarnos: ¿qué resultados deben alcanzarse para hacer una diferencia?. Esta reflexión lleva a plantearse metas desafiantes, alcanzables, significativas y, en lo posible, medibles.

Es importante recordar que los resultados no se logran en solitario. Siempre implican colaboración, por lo que gestionarse a sí mismo también conlleva asumir responsabilidad por las relaciones. Esto implica reconocer que los demás también son personas, con sus propias fortalezas, estilos y valores, y que debemos conocerlos y valorarlos.

Ser responsables en las relaciones también significa ser responsables en la comunicación. Muchas veces no sabemos qué están haciendo los demás, ni cómo lo están haciendo, simplemente porque no lo hemos preguntado o no nos lo han informado. Por ello, preguntar e informar son acciones fundamentales para construir confianza en las relaciones laborales.

Entonces, ¿cuáles son tus fortalezas características?, ¿cuáles son los elementos propios de tu estilo?, ¿en qué valores crees o con cuáles te identificas?

Preguntas esenciales, sin duda.