Una alumna me presentó un desafío en mis clases
universitarias. ”Profe, usted cita muchos autores hombres para hablar de
liderazgo, ¿no existen acaso mujeres que investiguen el tema?”. Reconozco que
me dejó “marcando ocupado”, pues efectivamente los autores que más cito (Kouzes
y Posner, Blanchard, Heifetz, Boyatzis y Goleman, Peter Senge, Bass y Avolio,
etc) son todos hombres. Así que me he impuesto el desafío de leer autoras que
investiguen el tema y alguien me sugirió leer a Tatiana Camps.
Tal como dice al inicio de su trabajo, estamos viviendo una
época de importantes cambios, uno de los cuales, al menos en ciertas partes del
mundo, es la incorporación de la mujer al espacio público y en puestos de
liderazgo. Creo que esto ya es evidente, en términos que antes resultaba
extraño por lo infrecuente una capitana en el avión, una oficial en la policía,
una ministra, una gerenta. Hoy nos hemos acostumbrado, bien sea, que ello
ocurra. Creo que en esto posiblemente hay un grado creciente de transparencia,
para nuestros abuelos era algo imposible, para nuestros padres algo aún
extraño, para nosotros cada vez más normal y para nuestros hijos, ni siquiera será
tema.
Por supuesto que toda la historia de la humanidad ha habido
mujeres realizando contribuciones valiosas en distintos campos, sin embargo,
muchas veces esas contribuciones derechamente han sido invisibilizadas o, lo
que es peor, han sido apropiadas por colaboradores hombres. Tatiana cita varios
casos de académicas y de economistas brillantes que realizaron grandes aportes
y, con la excepción de Marie Curie por ejemplo, no aparecen en los libros ni
son citadas.
Esta transformación es valiosa para todos, incluyendo a los
mismos hombres, y muchas dificultades para este cambio tienen que ver con
paradigmas, creencias y valores, a nivel de la sociedad en su conjunto y de las
personas en particular, que enlentecen el cambio, pero, al menos creo yo, no lo
van a detener.
En opinión de la autora las mujeres enfrentan dificultades
derivadas de los micro machismos y de los sesgos de género. ¿A qué se refiere?
Respecto del primero dice que son acciones sutiles y casi imperceptibles de dominación
de los hombres, naturalizada, legitimada e invisibilizadas que se ejecutan
impunemente, con o sin conciencia de ello. Son automatismos y no hay mala
intención ni mala voluntad. Respecto del segundo, hay que reflexionar sobre el
patriarcado.
¿Qué es el patriarcado? Sostiene la autora que es un sistema
social vigente desde hace más de dos mil años, un mundo en el que habitamos (y
por ello no lo vemos, ni lo distinguimos), parte de nuestro operar consciente e
inconsciente, el que da argumentos de todo tipo para justificar las diferencias
entre hombres y mujeres, que benefician a los primeros. Aquí es donde introduce
el concepto de sesgos inconscientes, referidos a filtros donde se le otorga
supremacía al hombre y subordinación a la mujer.
Creo que podemos tener una larga discusión sobre el tema del
patriarcado desde una perspectiva histórica y cultural. Y, por supuesto que
tienen que haber distintas opiniones sobre este tema. Sin embargo, estoy de
acuerdo con la autora que ha llegado el momento histórico de entender que más
allá de diferencias biológicas básicas tanto hombres como mujeres podemos
desenvolvernos por igual en todas las actividades profesionales y que muchos
roles, propios de hombres o de mujeres, no son más que acuerdos que hemos ido
tomando y aprendiendo a veces incluso por mera tradición.
A partir de la conversación sobre el patriarcado Tatiana
reflexiona sobre el liderazgo, asociado a la capacidad de conquistar. El líder
sabe y decide, da órdenes. La manera adecuada de liderar la han definido los
hombres y las mujeres han debido adaptarse para poder participar del espacio de
poder. En su opinión, en el ejercicio
del liderazgo masculino lo importante son los resultados, con independencia de
la forma. Hace un tiempo atrás publicamos un post basado en los trabajos de Chamorro
Premuzic sobre el liderazgo y los hombres.
Según entiendo el razonamiento de la autora, muchas mujeres
adoptan estilos de liderazgo masculinos para poder ejercer como líderes en el
mundo organizacional sin embargo mantiene u ocultan estilos de liderazgo
femenino que una vez que han alcanzado posiciones de poder pueden con
naturalidad ejercer dicho estilo de liderazgo, en buena hora.
¿Cómo es el liderazgo femenino? En la segunda parte de su
trabajo cuenta que entrevistó a 40 mujeres, destacadas líderes en distintos
ámbitos y a partir de dichas entrevistas elaboró una propuesta para describir
el liderazgo femenino. Su conclusión es que el liderazgo femenino se
caracteriza por: empatía, mirada
sistémica, colaboración, sensibilidad social, innovación y flexibilidad y
comunicación directa y organizaciones horizontales.
Sobre cada una de estas características del liderazgo
femenino se extiende en el libro con el afán de caracterizarlas y mostrar sus
bondades para los tiempos que corren. Me parecen todas muy pertinentes, sobre
todo para “los tiempos que corren”. La pandemia ha puesto de relieve la
importancia de la empatía, de la escucha, de la gestión emocional, de la
contención, en definitiva de emociones como la ternura, el cuidado, todo
precisamente propio de “lo femenino”.
Tengo dos observaciones que hacer al trabajo de Tatiana.
Estoy de acuerdo con que las mujeres ocupen más espacio en
todo ámbito. Hoy no hay argumentos para sostener que las mujeres son inferiores
a los hombres en nada o, para el argumento opuesto que los hombres somos
superiores en algún atributo a las mujeres y que por eso debiéramos ocupar “naturalmente”
lugares de poder en la sociedad y las organizaciones.
Otra cosa es asimilar mujeres = liderazgo femenino y hombres
= liderazgo masculino. Está lleno de mujeres que tienen estilos de liderazgo
masculinos y está lleno de hombres que tienen estilos de liderazgo femeninos.
He tenido muchos jefes y jefas en mi historia laboral y puedo argumentar desde
la experiencia que dos de estas jefas eran peores en su estilo de liderazgo que
muchos hombres.
Creo que, en este sentido, rescatando como dije anteriormente
el valor que las mujeres ocupen espacios que antes les estaban restringidos, no
se puede igualar mujeres con liderazgo femenino.
Y, mi segunda observación es que, al menos en el ámbito
organizacional tiene que ver con la relación (perdón por la redundancia) entre
resultados y relaciones. Dice la autora a propósito del poder de los vínculos
que “desde lo femenino, la calidad de las relaciones es importante en todos los
ámbitos del vivir. Las relaciones no se instrumentalizan al servicio de un
propósito, sino que son un propósito en sí mismo”.
En mi opinión, esto es así en cierto tipo de relaciones, lo
que Gofee
y Jones llamarán el espacio de la sociabilidad, dado por el cariño, la
aceptación mutua, el afecto, propio de la pareja, la familia, la amistad y
otros vínculos primarios. Sin embargo, siempre en mi opinión, hay otro espacio
donde lo que predomina es el propósito común, el objetivo y en esos espacios,
lo que Gofee y Jones llaman la solidaridad, no necesariamente lo primario es la
relación sino que el interés común.
Con lo anterior, no digo que no sea valioso cultivar relaciones
respetuosas, gentiles, cordiales y de la máxima calidad, sino que son ámbitos
en que la relación se establece precisamente por un propósito superior, como
cuidar la salud de los pacientes, educar a los niños, sacar mineral de una
cantera, transportar pasajeros en un avión o cualquier otra actividad
productiva.
Por eso me pregunto cómo el liderazgo femenino resuelve este
desafío, cómo propone cierta manera de relacionarse que, al menos en el ámbito
organizacional, equilibre mejor tarea y relación, resultados y vínculos, metas
y medios, etc.
Voy a buscar ahora las autoras y libros que Tatiana cita para seguir profundizando en el tema y aprendiendo sobre liderazgo desde la perspectiva femenina. Encontré un video donde Tatiana cuenta de su libro, los invito a verlo. En https://www.youtube.com/watch?v=T1dupktBs18