En el marco del Diplomado en Educación emocional que estoy cursando online con Flich (Fundación Liderazgo Chile) tuve una entretenida charla de Lucas Malaisi, psicólogo argentino que trabaja en el ámbito de la educación emocional. Llegué a este diplomado por la recomendación de mi querida alumna Bárbara Mancilla de Calama, quien me sugirió lo revisará y en mi afán de reciclarme y seguir aprendiendo aquí estoy embarcado en este entretenido programa.
Bueno, como decía, tuve una entretenida charla de Lucas,
quien además recomendaba su libro “Modo creativo”. Aproveché estos días de vacaciones
de invierno de leerlo y ha sido grato leerlo, reflexionar sobre mi propio modo
creativo y pensar en cómo en llevar sus ideas a mis prácticas.
Comienza rescatando el valor de las emociones como “sexto
sentido”. Dice “Las emociones son la brújula existencial que indica el camino
único de cada cual, pues constituyen señales únicas de quienes somos y quienes
queremos ser”.
Por supuesto que en nuestra tradición racionalista, “cogito
ergo sum” las emociones han sido bastante desvalorizadas como algo menor o
insignificante, sin embargo, más que pasarnos al otro extremo de despreciar los
aspectos racionales o cognitivos, la idea de integrar mejor lo emocional –
racional es crucial para, en definitiva, ser personas más integradas y más
plenas.
Las emociones tienen una gran relación con el desempeño en
cualquier dominio, ya sea el deporte, un examen universitario, la actividad
sexual y otros ámbitos de la vida. Dice “cuando estamos enojados, atemorizados,
angustiados, verificamos que (en la mayoría de las personas) es casi imposible
estudiar, dormir, disfrutar de la actividad sexual, comprender, comer,
recordar, etc”. Ninguna conducta está libre de la influencia de las emociones,
por lo que en ciertos estados emocionales como miedo, ira, estrés y otras nos
vemos imposibilitados de tener un buen desempeño en actividades que pueden ser
simples y que normalmente realizamos adecuadamente cuando estamos en otro
estado emocional como calma, concentración, relajo, etc.
Estas palabras y reflexiones del autor me hacen pensar en los
estudiantes de Derecho de la Universidad con los que trabajo en la preparación
de sus exámenes de grado, quienes normalmente comentan la angustia que les
supone la rendición de este examen, que efectivamente significa que al darlo
con ansiedad, temor e inseguridad no aparece disponible ni los conocimientos ni
el razonamiento que necesitan.
A partir de la relación entre desempeño y emociones, Lucas presenta
una distinción que me ha parecido simple y poderosa, el modo de funcionamiento
“defensa” o “creativo”.
1 El Modo defensa:
Modo que se activa en ciertas condiciones emocionales (enojo, vergüenza, culpa,
miedo, tristeza, disgusto, envidia, ansiedad, angustia entre otras) y nos
prepara para la respuesta “lucha – huida – parálisis”. Este modo nos prepara
para esas tres acciones luchar, huir o paralizarnos. Por supuesto que ello debe
haber sido muy útil en épocas pretéritas de la humanidad cuando efectivamente
frente a un depredador u otras tribus hostiles había que hacer eso: luchar,
huir o paralizarnos para sobrevivir. Se trataba de una reacción adaptativa que
capacita para esas conductas pero discapacita para estudiar, comprender, tener
sexo, disfrutar, recordar, ponerse creativo, etc.
2 El modo creativo:
Se trata un modo completamente distinto al modo defensa, un modo orientado a
conservar y restablecer la energía, regulando y activando los sistemas
digestivo, inmunológico y sexual, además del sueño, la creatividad, la memoria
y la inteligencia. El modo creativo se activa por emociones que vivenciamos
como placenteras: alegría, amor, felicidad, tranquilidad, dicha, seguridad,
entusiasmo, etc. Estas emociones informan que no hay peligro, que hay seguridad
y confianza.
Lucas da una larga explicación biológica acerca de ambos estados
en relación al trabajo de la amígdala, las hormonas y el sistema simpático y
parasimpático. No quisiera perderme en la explicación biológica, sino que
destacar como estos dos modos nos acaecen y cuán importante parecer ser hoy día,
al menos en el ámbito laboral, estar en modo creativo y no en modo
supervivencia. Ninguno de los modos es mejor que otro, ambos sirven dependiendo
de las circunstancias. Dice “ante una situación de emergencia el modo defensa
es definitivamente adaptativo, mientras que para la vida y los desafíos
cotidianos del siglo XXI el modo creativo es mejor.
Vuelvo a acordarme de mis estudiantes de Derecho y claro, en
un examen de grado necesitan estar en modo creativo, lúcidos, inteligentes, con
acceso a la memoria y, dada la interpretación amenazante del examen están en
modo defensa por lo que no es raro que algunos de ellos les vaya mal. Necesitan
estar en modo creativo y están en modo defensa, ¡vaya contradicción!
Luego, ¿Cómo activar el modo creativo? Creo que esa es la
gran pregunta. Y el autor, dedica la segunda parte del libro a este tema. Su
respuesta es que lo que activa el modo creativo o el modo defensa son solo dos
cosas: los pensamientos y la acción o motricidad.
Respecto del
pensamiento: El 90%
de la comunicación que tenemos los seres humanos es con nosotros mismos,
inmersos en nuestro “autodiálogo”. Según sea la calidad de esta conversación
interna será como nos sentiremos. Dice “la forma en que te tratás a vos mismo
determina la calidad de tu vida. Podes alentarte y motivarte, como también
criticarte hasta desmoralizarte
conseguir destruirte”.
¿Cómo es que el pensamiento genera emociones? A partir de las
evaluaciones constantes que hacemos de las circunstancias. Cuando evaluamos el
mundo como terrible, pésimo, muy malo, sobre todo si lo hacemos a cada rato
así, nos ponemos en un modo defensa. Existe una plena correspondencia entre el
modo de clasificar los hechos y la intensidad de la emoción que esta clasificación
produce.
Los pensamientos son expresiones de algo más estable que son
las creencias o paradigmas. Lo que nos decimos a nosotros mismos son la
manifestación de nuestro sistema de creencias, de modo que si cambiamos
nuestras creencias, cambiamos nuestro dialogo interno y, por lo tanto, cambian
nuestras emociones.
¿Cómo aprendemos las creencias? Fundamentalmente cuatro
maneras: la crianza, la experiencia, el conocimiento y la focalización o visualización.
Por supuesto que estas ideas tienen mucha conexión con los
planteamientos de Albert Ellis y la terapia racional emotiva o con las ideas de
Aarón Beck y la terapia cognitiva. Nunca he sido psicólogo clínico pero me
acuerdo de esos enfoques y me parecen muy coherentes con lo que propone Lucas.
También me parecen coherentes con muchos de los conceptos del coaching, sobre
todo con la noción de observador – acción – resultados. Como el “observador”
representado por los paradigmas, modelos mentales, creencias maestras y
conceptos parecidos determina las conductas que tenemos luego en el mundo, por
lo que si cambia el observador, como cambian las emociones, en este caso.
Respecto de la
corporalidad: Según cómo
usemos nuestro cuerpo será en parte, como nos sentiremos. Todo lo que involucre
el movimiento genera cambios en nuestro patrón de respiración, lo que a su vez
modifica la compostura química de la sangre, provocando cambios en los estados
emocionales.
También se habla de la corporalidad no solo en cuanto a
actividad física, también se habla de ella en cuanto a cómo se utiliza el
cuerpo cotidianamente, posturas, gestos, sonrisas, motricidad, etc
Creo que este planteamiento del autor tiene interesantes
derivadas en cuanto a que muchas actividades corporales como bailar, meditar,
caminar, hacer deporte, relajación y otras afectan claramente hacia emociones
relacionadas con el bienestar.
No me caracterizo por ser un deportista, soy bastante
sedentario, pero reconozco que salir a caminar, como lo ha hecho mi padre toda
la vida, tiene un efecto energizador muy grande en mí.
Me imagino que para activar el modo creativo ambas prácticas
sirven, cambiar los pensamientos, cambiar la corporalidad. En algunas personas
la entrada será más fácil por uno que por el otro pero ambos son caminos para
el cambio emocional.
Vuelvo entonces a mis queridos alumnos de Derecho. Trabajar
para llegar en modo creativo al examen, revisando los “autodiálogos” que tienen
constantemente y que los tiran para abajo, trabajar en nuevas prácticas
corporales que los lleven a otra emocionalidad, salir de la ansiedad y la
angustia y llegar en un estado de mayor relajo a su examen.
hola Carlos me parece fenomenal el libro, de echo lo compre (viene en camino). Respecto al modo creativo, me queda una duda sobre como trabajar las creencias, especialmente la focalización o visualización cito textualmente el párrafo del texto. (¿Cómo aprendemos las creencias? Fundamentalmente cuatro maneras: la crianza, la experiencia, el conocimiento y la focalización o visualización). Un abrazo y gracias por compartir conocimiento.
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