Leí este libro de Goleman en pocos días. Pensaba encontrarme
con más de lo mismo y me encontré con un tema que me pareció muy interesante.
He hablado antes de este autor y sus ideas sobre inteligencia
emocional y liderazgo. En este libro se enfoca sobre un tema bien
particular, con amplias implicancias para la vida y para el liderazgo, el tema
de la atención.
Señala que el término atención viene del latín attendere que
significa “ir hacia”, es lo que nos conecta con el mundo, delinea y define
nuestra experiencia, “el modo en que utilizamos nuestra atención determina lo
que vemos”.
Es interesante esta idea, pues señala reiteradamente que
nuestra capacidad de atención determina nuestro desempeño al realizar una
tarea. Si es raquítica, lo haremos mal. Si es musculosa podremos sobresalir.
Por ello, pese a su importancia en nuestro modo de afrontar la vida, es un bien
poco conocido y poco valorado. Solemos darla por sentado y notar su impacto
cuando ella falta.
La atención tiene varios aspectos básicos como la concentración,
la atención selectiva, la conciencia ampliada y su direccionamiento, el que
puede estar enfocado hacia el exterior, hacia el interior o hacia los demás.
Respecto de esto último dice que “una vida satisfactoria exige destreza en cada
una de estas facetas”.
La atención es una capacidad que se puede desarrollar,
funciona de un modo similar a la musculatura, si se usa poco se atrofia y si la
ponemos en acción se desarrolla. Por ello quienes tienen algún tipo de déficit
no deben caer en la resignación, se puede hacer mucho por mejorar.
Probablemente el primer paso es darse cuenta de esta situación y, paso a paso,
trabajar para mejorarla.
Distingue dos tipos de atención: la atención ascendente y la
descendente. La primera es más rápida, involuntaria y automática, intuitiva
(funciona a través de redes de asociación), impulsiva (guiada más por las
emociones), ejecutora de rutinas, rectora de nuestros modelos mentales del
mundo. La segunda es más lenta, laboriosa, el sitio del autocontrol, capaz de
aprender nuevos modelos, es el lugar de la atención voluntaria, la disciplina y
la decisión selectiva.
La relación entre atención ascendente y descendente es muy
interesante, sobre todo en relación al aprendizaje. Muchas pautas se aprenden
poniendo atención descendente y luego, cuando se va alcanzando maestría se van “traspasando”
al control de la atención ascendente y, de hecho, colocarles mucha atención
consciente hace que el desempeño disminuya de nivel o calidad.
La atención selectiva, descendente, es la capacidad de
seleccionar un objeto, ignorando un mar de estímulos en los que es posible
enfocarse. Cuando más fuerte sea esta atención tanto más podemos involucrarnos
en lo que hacemos y alcanzar también mayor aprendizaje. Para ello hay que
evitar las distracciones, que pueden ser de dos tipos: sensoriales (un “mar de
estímulos”) o emocionales (las emociones propias y de los demás).
Goleman hace una interesante relación entre atención y
liderazgo. Para lograr sus metas los líderes necesitan los tres tipos de
dirección de la atención: interior, exterior y hacia los demás.
Respecto de la atención hacia el interior, la atención
dirigida hacia uno mismo. Este es el lugar del autocontrol, de la intuición, de
la conexión con los valores, del darse cuenta de las emociones por las que
estamos atravesando. Un líder “poco atento a su interior” es un líder
desconectado que no maneja el timón de su vida, que no se da cuenta de lo que
le sucede.
En relación a la atención hacia el mundo de los demás. Esta
atención tiene que ver con la empatía, con la capacidad de leer a los otros. Un
líder atento, en esta dimensión, mejora las relaciones con las personas que
forman parte de su vida, es capaz de “leer a los demás” y hacer algo productivo
con ello. Un líder “ciego” al mundo de los demás se pierde, se desconecta.
Finalmente, la atención dirigida al exterior, permite leer
sistemas y navegar por el mundo, desarrollando capacidad estratégica,
perspectiva. Señala Goleman que en el desarrollo evolutivo del ser humano esta
capacidad no se ha desarrollado mucho y es crucial trabajar en ella. Un líder
“indiferente” a los sistemas más amplios es un líder vulnerable, incapaz de
detectar patrones y pautas relevantes en el entorno.
Los últimos capítulos del libro se enfocan particularmente en
liderazgo y atención. Hay algunas ideas interesantes
Los líderes se encuentran constantemente demandados por
situaciones, problemas que resolver, personas o asuntos que atender por lo que
aprender a dirigir la atención a lo necesario y fundamental es prioritario. Si
los líderes no aprenden ello se pierden en sus objetivos.
En este sentido, los líderes talentosos son hábiles para
reorientar la atención en el sentido correcto, en el momento indicado,
detectando tendencias y realidades emergente y capturando oportunidades.
Los líderes van construyendo un relato acerca de lo que es
significativo en la organización para sus seguidores, este relato transmite lo
que es significativo, lo importante, motivando a las demás personas a resonar
con su atención y energía.
La atención tiene mucha relación con otros fenómenos como el
aprendizaje, la empatía, las relaciones personales, la felicidad, temas que
seguiremos conversando. Sobre este último, comencé a leer el libro “diseña tu
felicidad”, de Paul Dolan, quien hace interesantes alcances sobre atención y
felicidad, aunque sin mencionar a Goleman.
Descubrí un video donde entrevistan a Goleman, quien habla del
tema del libro. Ver https://www.youtube.com/watch?v=wRblKadYTKQ
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