Hace ya algunas
semanas atrás fueron en nuestro país las elecciones presidenciales y ha salido
en la prensa las reuniones entre el presidente saliente y la presidenta electa
para coordinar el “cambio de mando”.
Yo escucho estos
términos y además de no gustarme, me hago varias preguntas, ¿mando de qué?, ¿a
quién manda el presidente?, ¿Cuándo elegimos presidente, elegimos algo así como
un comandante?. Y, supongo que lo que quieren expresar los periodistas es la
transferencia del poder político y no creo que “mando” sea la mejor palabra.
Y no sé si será
mera coincidencia pero hoy aparece en el diario El día de La Serena, una oferta
de un curso de capacitación dado por una consultora de la ciudad, el curso se
llama “Liderazgo y técnicas de mando”. Y, me surgen muchas otras preguntas, ¿liderar
es sinónimo de mandar?, ¿la gente en las organizaciones hay que “mandarla” para
que haga su trabajo?, ¿existen algo así como técnicas para mandar?
Esto revela un
modelo mental respecto de lo que son las
organizaciones y como se produce la coordinación de acción al interior de
ellas. Este es un modelo con fuertes componentes autoritarios, jerárquico, que probablemente
algunas organizaciones aún mantienen pero que en el mundo que nos desenvolvemos
va en retirada.
Nuestro lenguaje
está lleno de palabras que recuerdan este modelo de dirección de personal autoritario,
con palabras tomadas prestadas del mundo militar: estrategia, táctica,
alineamiento, reclutamiento y otras tantas más.
Cuando las
escucho pienso en el gran trabajo que tenemos que hacer para instalar un nuevo
lenguaje, que traiga a la mano otras posibilidades en las relaciones laborales:
conversaciones, coordinación, roles diferentes, incorporación y desarrollo de
talento, compromiso, colaboración, felicidad, satisfacción.
Rafael
Echeverría en su libro la empresa emergente hace una distinción interesante
entre la organización basada en Taylor y la empresa emergente, conversacional.
En la primera la figura dominante es el capataz, quien “manda” a la gente a
cargo, basado en la emoción del miedo. Pero eso fue hace ya más de 100 años.
Las empresas actuales se desenvuelven en un contexto en que muchos trabajadores
son ”trabajadores del conocimiento”, el jefe no tiene idea de lo que estos
saben y de lo que hacen y sus posibildiades de controlarlo en base al temor son
mínimas.
Sabemos que las palabras
no son triviales, pues revelan el mundo en que nos desenvolvemos. Esperaría que
a futuro cuando haya cambio de presidente, dejen de decir “cambio de mando” y
digan algo así como “cambio de gobierno”, “cambio de autoridades”.
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