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lunes, 29 de mayo de 2023

Hazlo tan bien que no puedan ignorarte por Cal Newport

 


Me entusiasmé con los libros de Cal Newport y leí durante estos días otro libro publicado por este autor llamado “Hazlo tan bien que no puedan ignorarte”. Es un libro bien narrado, con buenos argumentos, casos para ejemplificar los puntos y propuestas interesantes de discutir para quienes trabajamos acompañando a otras personas en sus carreras.

El contexto del libro es qué carrera elegir, en qué trabajar, a qué dedicarnos y por ello cuenta que su pregunta de investigación ha sido ¿Por qué algunas personas terminan amando lo que hacen, mientras que muchos otros no son capaces de conseguir ese objetivo?

Y la tesis de Newport es que decirle a alguien “haz aquello que te apasione» (lo que llamará la hipótesis de la pasión) es un consejo peligroso. ¿Por qué?, porque no alcanza a describir muy bien cómo mucha gente termina por dedicarse a carreras apasionantes, y en cambio para muchas personas consigue empeorar las cosas ya que la empuja al cambio crónico de un trabajo a otro y a una gran angustia y confusión cuando la realidad se queda inevitablemente lejos de los sueños.

Yo creo que hay algunas carreras en que el componente vocacional es super claro y preciso, sobre todo en el caso de deportistas, artistas, científicos y ciertas profesiones. Claro que, en estos casos, muchas veces ocurre que la realidad laboral no se condice con las expectativas y fantasías que alguien pueda tener respecto de esas actividades. Un ejemplo para mí son los deportistas de alto desempeño, entrenan y entrenan y podría pensarse que cuando ya se dedican profesionalmente al deporte todo será de maravilla y es posible que esté lleno de frustraciones y lados desconocidos, lo que algunos toleran, otros no le dan importancia y algunos los frustra con la actividad elegida.

Dejando de lado algunos de los casos anteriores, hay muchos otros donde es difícil saber a priori cual es la pasión o vocación que uno podría tener y luego escoger un trabajo acorde a ello. De hecho, se podría pensar que en muchos casos esta se descubre o se elabora cuando ya se está trabajando y se ha ganado experiencia y competencia y por lo tanto la secuencia no es pasión luego trabajo, sino trabajo luego pasión.

A esto mismo se refiere Newport cuando describe como mucha gente descubre su pasión en el trabajo. No es como la recomendación que él critica dice originalmente, “descubre tu pasión y síguela”, sino que muchas carreras laborales, como la del mismo Steve Jobs y otras figuras famosas comienzan con acontecimientos fortuitos, una oportunidad laboral impensada, un cambio de trabajo, un proyecto no diseñado y luego, se encauza la carrera para terminar cultivando una pasión que ni siquiera se sabía que se tenía.

En opinión del autor la perspectiva de la pasión se contradice con la perspectiva del artesano. La perspectiva de la pasión se centra en lo que a uno le puede aportar el mundo, en cambio la del artesano es que puede uno aportarle al mundo. En la primera perspectiva las personas se vuelven hipersensibles hacia lo que no les gusta y acaba topándose con insatisfacción crónica, lo que es especialmente cierto en el caso de los puestos en lo que se accede al comenzar a trabajar que por definición no tienen ni mucha autonomía ni son muy apasionantes. Otro problema de la perspectiva de la pasión es que sus preguntas íntimas (¿quién soy?, ¿que quiero en el fondo?, ¿es esto lo que soy en realidad?, ¿esto me gusta?) son imposibles de responder y no siempre se responden claramente con un sí o con un no, por lo que generan insatisfacción crónica y confusión.

¿Cuál es la propuesta de Newport?

El autor propone desarrollar la perspectiva del artesano, lo que significa que: (1) las características que definen un trabajo genial son escasas y valiosas, (2) la ley de la oferta y la demanda enseña que, si se quiere un trabajo así, habrá que ofrecer a cambio habilidades escasas y valiosas, ser muy competente en alguna área (estas habilidades = capital laboral) y (3) la perspectiva del artesano con su implacable foco en hacerlo tan bien que no puedan ignorarte, es una estrategia que se adapta bien a la adquisición de ese capital laboral.

Para desarrollar el capital laboral se necesita algo simple, práctica deliberada. ¿Qué significa esto?, que no basta la práctica por sí misma en términos de solo sumar horas, sino que debe ser una práctica con un enfoque del trabajo en el que se ejercitan deliberadamente las habilidades más allá de la comodidad, recibiendo críticas constantes que permitan hacer un mejoramiento dramático de las competencias.

La noción de práctica deliberada es muy interesante y señala que para convertirse en experto en algo se requiere mucha práctica, algo que ya decía Gladwell cuando hablaba de las 10 mil horas. Pero no basta con las horas, debe haber reflexión, ensayos y recibir críticas para mejorar.

Para Newport lo interesante del caso es que cuando una persona acumula mucho capital laboral, cuando “lo hace tan bien que no puede ser ignorada” comienza el desafío de sentir que se tiene más control respecto de aquello que se hace. Esta sensación de control es propia de los trabajos soñados, donde uno evalúa que hace algo significativo.

Pero, hay algunas trampas del control, que Newport destaca y advierte. La primera es querer ganar control sin haber ganado suficiente capital laboral previamente. Creo que este es el caso de mucha gente que ofrecer servicios al mundo, controlando su horario, su tiempo, sus ingresos, pero lo que hace no es muy valioso para nadie. Al respecto me resuenan muchos casos de gente que conozco que ha querido iniciar emprendimientos o independizarse sin haber ganado previamente capital laboral y dichas iniciativas han terminado en fracaso.

La otra trampa es cuando se ha acumulado suficiente capital laboral como para adquirir más control laboral, uno se vuelve tan valioso para su jefe que este tratará de contrarrestar el esfuerzo por ganar más autonomía. Aquí aparecen las ofertas de ascensos, movilidad interna, que, por supuesto pueden ser buenas oportunidades de desarrollo, pero pueden enlentecer el dedicarse por completo a lo que se ha cultivado como capital laboral. También conozco gente que ha ganado mucho capital laboral y precisamente se encuentra en el desafío de renegociar sus contratos para contar con mayor independencia y, precisamente, sus empleadores los necesitan y no los quieren dejar partir de ninguna forma.

Hasta aquí las ideas de Newport me han parecido muy interesantes, ya que además las relaciono con algunas de las ideas de capital intelectual y capital humano (ya expuestas en otros posts, sobre los trabajos de Sveiby o de Stewart).

¿Cómo se sabe si se ha adquirido suficiente capital laboral, para ofrecerlo al mundo?, bueno, hay que hacer la prueba, y esta es descubrir si la gente está dispuesta a pagarnos por lo que tenemos, por lo que sabemos hacer. Por supuesto que, si uno descubre que nadie está dispuesto a pagarle por aquello, por doloroso que ello sea, significa que no estamos preparados aún y mejor adoptar otra estrategia.

En cambio, si se descubre que las personas están dispuestas a pagar por nuestro capital laboral es una señal poderosa de que se puede lograr más independencia y autonomía y ganar más control del propio tiempo y del trabajo. Esta idea me resuena mucho con un libro que comenté hace tiempo, Knowmads de Raquel Roca.

Y, para concluir entonces, una vez que se ha generado mucho capital laboral y que se ha probado que este es valioso, se puede construir una misión en torno a él, una narrativa acerca de la importancia de lo que hacemos, de su impacto y de su trascendencia. Esto cierra el círculo y ahora sí podemos conectar con la pasión, no como originalmente se pensaba “identifica tu pasión y busca un trabajo acorde a ella”, sino que, al revés, como has descubierto una gran competencia, que te ha dado control y significado, elabora ahora una narrativa para proponerte una misión trascendente y comunicarla al mundo.

Tengo que dar una charla sobre este tema con estudiantes universitarios en pocos días más, espero utilizar algunas de las ideas de Newport en esta charla y espero que les inspire a cultivar su capital laboral para destacarse en lo que hacen y conectarse con la pasión y el propósito.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Grit, el poder de la pasión y la perseverancia (lo más importante para tener éxito y ser feliz no es el talento). Angela Duckworth

 


Sigo leyendo mujeres que escriben de temas de gestión y liderazgo. Ahora me tocó el turno de leer a Angela Duckworth y su libro “Grit, el poder de la pasión y la perseverancia”. Un libro rápido de leer y con una idea fuerza de mucha importancia, sobre todo para quienes trabajamos en el ámbito de gestión de personas (y también para quienes criamos hijos o somos profesores).

La autora discute sobre la psicología del éxito. ¿Qué es lo que lleva a que algunas personas logren éxito en sus proyectos, en sus carreras, en el deporte y en muchos ámbitos más? Y al revés ¿qué hace que muchas personas se rindan y dejen “la carrera a la mitad”? La respuesta habitual a esta pregunta es “el talento” o la falta del mismo.

¿Por qué solemos usar el talento o su falta para explicar el éxito y el fracaso?

La consultora Mc Kinsey popularizó este término hace algunos años cuando habló de la “Guerra por el talento”, transmitiendo la idea que las empresas triunfan o fracasan en la economía moderna dependiendo de su capacidad para atraer y retener a jugadores de primera clase. Esta idea ha sido muy cuestionada pero mantiene cierta popularidad. De hecho hay un artículo muy interesante de Malcom Gladwell donde cuestiona con buenos argumentos el tema del talento.

Qué es el talento según Mc Kinsey: “es la suma de las aptitudes de una persona, sus dotes intrínsecas, habilidades, conocimientos, experiencias, inteligencia, juicios de valor, actitudes, carácter e ímpetu. También incluye su capacidad para aprender y crecer”. Lo que más destaca la definición son las “dotes intrínsecas”.

Como muchas veces no se ve el esfuerzo, la dedicación, el entrenamiento, la pasión, las horas de práctica que alguien dedica a un determinado logro se recurre a la explicación del talento o a su falta, pero esto es muy engañoso. De hecho, Angela cita a Nietsche, quien dice “cuando todo es perfecto no nos preguntamos como ha llegado a ocurrir. Nos alegramos del hecho presente como si hubiera surgido por arte de magia”.

Yo creo que efectivamente existen personas que tienen más talento innato para algo que otras, a partir de su inteligencia, sus destrezas físicas o cualquier otra cualidad. Pero, el talento no basta, se requieren otros elementos. De hecho, puede darse el caso de gente “muy talentosa” que al no practicar, ni esforzarse, nunca nutre sus habilidades innatas y termina siendo “del montón”.

En mi opinión este tema del talento tiene una derivada importante hacia el ámbito de gestión de personas donde se habla continuamente de “gestión del talento”, de atraer talento, de retenerlo y otras expresiones parecidas, como si, metafóricamente, bastara con tener buenos jugadores para ganar un partido, sin pensar en la estrategia, en el entrenamiento, en la colaboración, en los incentivos y, sobre todo, en el sentido de propósito y esfuerzo que, siguiendo la metáfora, los jugadores necesitan desarrollar. Creo que mirado desde esa óptica, muchas veces la gestión de personas está muy perdida en sus énfasis. Necesitamos talento pero este por sí mismo no basta.

Angela cuestiona la explicación tradicional del talento para el éxito  y se inclina por el GRIT, una mezcla entre pasión y perseverancia. Sus ideas pueden resumirse así: “con independencia del ámbito que fuera los grandes triunfadores tenían una feroz determinación que actuaba de dos formas. En primer lugar  exhibían una fortaleza y tenacidad fuera de lo común. Y, en segundo lugar, sabían a un nivel muy profundo lo que querían en la vida. No solo tenían determinación, sino que además sabían dónde querían llegar”.

Creo que la autora busca agrupar estas características inventando un nombre atractivo, una suerte de acción de marketing. En general ello es más propio de otras áreas que de la psicología, pero le concedo el punto que inventa un nombre que pega.

El grit tiene dos componentes: la pasión y la perseverancia.

Respecto de la pasión: Tiene que ver con seguir los objetivos con el paso del tiempo, no se refiere a un entusiasmo pasajero sino que “al aguante”. Tampoco se refiere a cualquier meta de baja jerarquía, sino que a las metas importantes, aquellas que configuran un “interés principal”. Dice la autora “cuando hablo de la pasión no solo me refiere a que haya algo que te importa, sino que además te entregas a ese mismo objetivo principal con fidelidad y constancia. No es un capricho…….la mayoría de tus acciones importan porque tienen que ver con tu interés principal, tu filosofía de vida”

En relación a la perseverancia: Se refiere a la tendencia a no abandonar las tareas ante los obstáculos, a la fuerza de voluntad, la silenciosa determinación de mantener un curso de acción una vez tomada la decisión. La perseverancia no excluye el abandono de metas de nivel inferior, lo que es muy necesario a veces, sino que el no abandono del interés principal

Ya citaba hace un tiempo atrás a Ken Robinson, quien hablaba en “El Elemento” la importancia de descubrir la pasión, aquello que nos mueve. Creo que la pasión se conecta tanto con el sentido del propósito, de cómo cada uno de nosotros contribuye al bienestar de la humanidad de maneras características. Creo que una pasión no tiene porque ser vociferante ni escandalosa, basta con que se refleje en la acción. También me pasa que veo tantas personas que trabajan con poca pasión, por rutina, por dinero o por meramente cumplir obligaciones.

¿El grit se desarrolla?, claro que si, dependerá como todo, de la genética y de la experiencia. Y, su desarrollo sigue una secuencia de 4 pasos: interés, práctica, propósito y esperanza.

Interés: Es lo que primero surge. La pasión aparece al disfrutar lo que haces. Claro, hay aspectos del trabajo que gustan más y otros que gustan menos, pero por lo general cuando aparece el interés el trabajo cautiva y parece importante.

Práctica: Tras haber descubierto un área en particular y sentir interés por ella, la persona se dedica a practicar las habilidades para llegar a dominarlas, cueste lo que cueste. La persona se esfuerza por superar los puntos débiles y práctica, práctica, una y otra vez, muchas horas diarias, semanales, mensuales.

Propósito: La pasión aumenta al estar convencido que el trabajo es importante. Es difícil conservar un interés carente de propósito por largo plazo. Por eso que es necesario que el trabajo sea interesante pero al mismo tiempo se ligue al bienestar de los demás. A veces la sensación de propósito surge enseguida, en cambio para otros surge a medida que se adquiere el interés y se fortalece la práctica.

Esperanza: A juicio de la autora, la esperanza es estar a la altura de la perseverancia. Con ello quiere decir que “es importante aprender a seguir adelante incluso cuando las cosas se ponen difíciles, aunque tengamos dudas”, “en distintos momentos, de forma importante o pequeña, la vida nos derribará de un bandazo” por lo que es crucial volver a ponerse de pie.

Decía al principio que el libro es relevante para quienes trabajamos en gestión de personas, pero también para quienes criamos niños y se me ocurre que para quienes trabajamos como profesores. Conectar a nuestros colaboradores, hijos o alumnos con su pasión, con aquello que los mueves, fortalecer su perseverancia, de persistir en aquello valioso más allá del cansancio, de las horas dedicadas o de motivaciones simples como el mero cumplimiento o la obtención de incentivos, sino que con propósitos trascedentes y prosociales.

Encontré una charla tedex donde Angela expone sus ideas. Se puede ver en: https://www.ted.com/talks/angela_lee_duckworth_grit_the_power_of_passion_and_perseverance?language=es