El poder en las organizaciones es
un tema que me parece muy interesante y por ello he publicado varios posts en
este blog sobre dicho tema. Entre ellos: “Las 48 leyes del poder”, “El poder según Bertrand
Russell”
y “El poder en las
organizaciones”.
Soy de la idea que muchas veces
al enfatizar la importancia del liderazgo y las mal llamadas “habilidades
blandas” se menosprecia o, al menos, se oculta la importancia que tiene el
poder en las organizaciones, la omnipresencia de la política y juegos de poder
y la necesidad de tener poder para impulsar los proyectos de las organización.
Las organizaciones coordinan las
acciones de muchas personas para producir resultados, valiosos para la
sociedad. Para ello se requiere que la organización cuente con una estructura
de poder, con una jerarquía formal, donde se procese la toma de decisiones, la
adquisición de recursos y, también la responsabilidad por los resultados. Ello
hace que inevitablemente el poder sea tema en cualquier organización.
En un mundo líquido el poder no es lo único que
caracteriza a una organización y está lleno de experimentos de mayor
horizontalidad, de otras maneras de coordinar la acción y de tomar decisiones.
Ello no excluye que muchas veces el poder al interior de las organizaciones
sigue existiendo sino de manera abierta, de maneras camufladas, subrepticias y
subterráneas, pero está ahí. A veces explícito en delantales de colores y “jinetas”
jerárquicas, a veces escondido en la diferencia de trato, de ropa o de
estacionamiento. A veces luminoso y muchas veces oscuro.
El libro de Piñuel nos advierte
sobre los lados oscuros del poder en las organizaciones y como este atrae a un
tipo particular de personas expertas en producir daño, los psicópatas
organizacionales. Dicho en sus propias palabras, “después de la cárcel, el
lugar más habitual en el que se puede encontrar a un psicópata es en las
organizaciones empresariales”. Y, “dentro de ellas hay que buscarlos
preferentemente en las posiciones de dominio y poder jerárquico, lugares a los
que pronto ascienden gracias a su enorme capacidad y talento para manipular a
los demás, es decir, para lograr que los demás hagan lo que ellos quieran que hagan”.
¿Qué es un psicópata?. Una persona que se caracteriza principalmente por la carencia absoluta de
empatía y por una sorprendente y pasmosa incapacidad de sentir emociones o de
situarse emocionalmente en el lugar de otro. No presentan remordimientos ni
sentimientos de culpa por las barbaridades, atrocidades o fraudes que cometen.
No tienen un problema intelectual
o de capacidad, no tienen un CI bajo, ni su razonamiento lógico está dañado.
Conocen la diferencia entre el bien y el mal, conocen la existencia de normas y
leyes, sólo que el cumplimiento de normas no va con ellos. No les importa el
dolor o sufrimiento que sus acciones puedan causar en los demás y por ello son
altamente eficaces como “depredadores sociales”. Usan un cálculo frio y
racional de lo que van a sacar con sus acciones. No presentan arrepentimiento
ni sentimientos de culpa posteriores, ni miedo ni ansiedad.
El rol de líder y ejecutivo es
algo que resulta atractivo para la estructura de personalidad de un psicópata:
altos sueldos, poder, notoriedad social, son fuertes motivadores para los
psicópatas, por ello no es raro que alcancen posiciones de poder y que muchas
veces las organizaciones, en particular los expertos en selección de personal,
confundan varios de los rasgos psicopáticos con competencias gerenciales o
directivas.
¿Cómo es que un psicópata
permanece oculto durante años en una empresa, pese a su comportamiento
depredador y perverso? La ingenuidad generalizada, la idea de muchas personas
que el “ser humano es bueno por naturaleza” y otras ideas parecidas. Aquí
algunos rasgos característicos de los psicópatas organizacionales:
1 Capacidad superficial de encanto: Cuando se expresan lo hacen con locuacidad
y desparpajo, tienen labia y la explotan, fabrican historias donde siempre
quedan bien. Tienen “charme”, la que es superficial pero increíblemente
efectiva y hace que las personas de su entorno los encuentren adorables y
encantadores. Esto no es más que una impostura y un fingimiento y pasan por
personas éticas, religiosas o cívicas.
2 Un estilo de vida parasitario: No les interesa el trabajo duro ni
alcanzar el éxito por el mérito, por lo que terminan viviendo personal y
profesionalmente de los demás, haciendo que otros hagan el trabajo sucio y duro
que a ellos les corresponde. Para ello instrumentalizan a los demás por el
chantaje, la promesa o la coacción.
3 Capacidad de autobombo y autopromoción: Los demás les deben todo,
cree que puede tomarlo todo como propio a título de resarcimiento por la injusticia
y falta de valoración a sus contribuciones.
4 Capacidad de conectar con el poder: Buscan relacionarse con
personas de alto status. Simulan tener una relación especial con personas
poderosas en la empresa, de modo que proyecta la sensación de estar conectado
con la cima de la organización.
5 Excelente en el mentir: Desarrolla sistemas para mentir y hacer
fraude en los números, en la contabilidad, las ventas o lo que sea. Mientras
mayor es la mentira más agresivos y prepotentes para defenderse, incapaces de
asumir culpabilidad.
6 Capacidad de ser implacables y tener remordimientos o de sentirse
responsables o culpables: Esta frialdad lo hace perfecto para puestos
organizacionales que requieren mostrarse implacables y con capacidad de
resolución y eficacia cueste lo que cueste.
7 Capacidad de manipulación o de hacer que los demás hagan lo que él
quiere: La manipulación en la organización no es aleatoria, es causal, su
objetivo es escalar posiciones jerárquicas y alcanzar cada vez mayor poder. A
quienes se resisten los seduce, los amenaza, los compra o los elimina de la
organización.
8 Frialdad emocional de ánimo e incapacidad de empatía: No llegan a
sentir el miedo o la ansiedad anticipatoria que los seres normales sienten.
Aman el peligro y viven en el riesgo social y profesional, lo que les da una
excitación especial. Es analfabeto emocional. Como no sintoniza emocionalmente
son pésimos managers de los que equipos que dirigen, por lo que les cuesta
manejar los desacuerdos, los conflictos y los problemas de relación que aquejan
a las unidades que dirigen.
Luego de leer todas estas
características señaladas por Piñuel recuerdo varias personas con las que me ha
correspondido trabajar y encajan perfectamente en el perfil descrito, sobre
todo el estilo encantador y seductor, junto con una frialdad implacable para
manipular, estrujar y aprovecharse de otros y hacer pasar como propios los
méritos de los demás. Además se me viene a la mente lo que dice el autor
respecto de la habilidad para manipular en otros niveles organizacionales y
hacer pasar como mérito la trampa, el aprovechamiento e incluso la conducta
poco ética.
El autor se pregunta por qué hay
cada vez más psicópatas en las empresas. Y argumenta con siete razones de
porque ello ocurre. Estas son:
1 Suele tratarse de personas con
una capacidad sin par de pasar los
filtros y el screening psicológico de los procesos de selección.
2 Se suelen atribuir los rasgos
de su personalidad patológica a supuestas
capacidades directivas y de gestión de personas.
3 Los cambios culturales en las organizaciones han propiciado entornos
cada vez más cambiantes e impredecibles que están más indefensos frente al
ataque y la depredación de los psicópatas.
4 Los cambios en los valores morales en el seno de las organizaciones ya
que el trabajo duro, la fidelidad, el principio del mérito, el concepto de bien
común han dado paso a un tipo de organización sin valores, que vive la
inmediatez del corto plazo.
5 La dirección toxica de empresas.
6 La colonización de las organizaciones por camarillas de poder.
7 La propia realidad de la sociedad de la que las organizaciones forman parte,
entre ellos la idea que la crianza tiene que ser laissez faire, sin disciplina,
sin exigencia de esfuerzo para los niños.
Es difícil trabajar con
psicópatas por todas características mencionadas por Piñuel y más aún cuando
exhiben resultados beneficiosos para la organización en cuanto a números,
aunque no importe el costo con el que los hayan conseguido. En muchos de esos
casos, quienes hacen ver la frialdad de estas personas, su descuido de las
relaciones, su abuso o incluso su engaño, son considerados molestos, conflictivos
o cualquier epíteto similar.
En muchas organizaciones estas
personas valientes, que confrontan a los psicópatas, muchas veces
lamentablemente no son valoradas ni cuidadas sino que hasta se vuelven
objetivos para un psicópata pues no creen en su encanto superficial y engañador
y no compran sus manipulaciones. Estas personas pueden ser atacadas, amenazadas
y desacreditadas por un psicópata, con pérdida para la organización. ¿Quiénes
son estos potenciales objetivos?:
1 Independientes. Los que no quieren o desean pertenecer a grupos o
clanes, facciones o no adhieren al clientelismo que propone el psicópata,
inasequibles a la compra o promesa del psicópata. Pueden ser vulnerables al no
pertenecer a ningún grupo formal o informal que los proteja.
2 Justos. Denuncian situaciones indignas o injustas para otros. Son
molestas conciencias críticas de la actuación del psicópata.
3 Radicales libres: Son los que disienten de la opinión oficial o el
pensamiento único que oculta o camufla hechos mediante la distorsión de la comunicación.
Son objetivos porque molestan la manipulación de la comunicación que hace el
psicópata.
4 Insobornables. No se dejan comprometer con prebendas, dinero,
puestos o cualquier otra cosa a cambio de callar. Son duros para el psicópata
pues no tienen precio y no se pueden corromper.
5 Denunciantes de irregularidades. Denuncian la corrupción, el desvío,
la malversación, justo en lo que el psicópata destaca.
6. Solidarios. Defienden a las víctimas de los abusos, injusticias y
maltratos. Esta solidaridad rompe el juego del psicópata de aislar a las
personas por lo que los solidarios también se pueden volver objetivos para un psicópata.
7 Políticamente incorrectos. Aquellos que hablan de temas, valores o
situaciones tabú en la organización, como la presencia de un psicópata. Dicen
lo que nadie se atreve a decir.
8 Sinceros. Buscan la verdad de los hechos y no el compromiso con la
versión oficial.
9 Brillantes: Personas capacitadas cuyo desempeño pone en evidencia y
amenaza la pura apariencia y la propaganda del psicópata.
10 Líderes: Personas que generan en los demás aprecio y
reconocimiento, por contar con una autoridad personal o profesional de la que
el psicópata carece.
Para finalizar el libro el autor
propone algunas ideas respecto de cómo los psicópatas organizacionales se las
arreglan para llegar a posiciones de poder, como usan el acoso moral o mobbing
para atacar a quienes se les oponen y como las organizaciones generan espacios
para, de alguna forma convertir a personas normales en psicópatas, al valorar,
premiar, estimular muchas de las conductas psicopáticas descritas en el libro.
Entiendo que la tesis del autor,
es que los psicópatas existen y están entre nosotros y se las arreglan para
llegar a posiciones de poder donde abusar de los demás. Pero no hay que caer en
la idea ingenua de que nosotros somos los buenos y ellos los malos. También
podemos convertirnos en psicópatas en situaciones donde se premia el abuso, la
indiferencia, la frialdad, los resultados a cualquier costo. Esto me recuerda
los trabajos tan citados de Zimbardo y la cárcel
de Stanford, como las “personas buenas” también hacen cosas malas en muchas
circunstancias.
En este tema la alta dirección de
cualquier organización y los profesionales de recursos humanos tenemos mucho
trabajo. Cuidar que se logren resultados es crucial para la supervivencia y
desarrollo de cualquier empresa, pero no puede ser a cualquier costo, sobre
todo cuando ese costo implica sufrimiento y daño a las personas.
En el ámbito de Recursos humanos
aprender a no confundir abuso con capacidad de gestión o no equivocarse en que
los resultados obtenidos a partir del miedo, de la amenaza o del uso denigrante
del poder dan lo mismo que los resultados obtenidos con colaboración,
innovación y liderazgo
resonante.
Tenemos mucho que seguir
aprendiendo en este tema y mucho trabajo para cuidar que las organizaciones
sean espacios valiosos para trabajar y desarrollarse.
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