Me entusiasmé
con los libros de Cal Newport y leí durante estos días otro libro publicado por
este autor llamado “Hazlo tan bien que no puedan ignorarte”. Es un libro
bien narrado, con buenos argumentos, casos para ejemplificar los puntos y
propuestas interesantes de discutir para quienes trabajamos acompañando a otras
personas en sus carreras.
El contexto
del libro es qué carrera elegir, en qué trabajar, a qué dedicarnos y por ello cuenta
que su pregunta de investigación ha sido ¿Por qué algunas personas terminan
amando lo que hacen, mientras que muchos otros no son capaces de conseguir ese
objetivo?
Y la tesis de
Newport es que decirle a alguien “haz aquello que te apasione» (lo que llamará
la hipótesis de la pasión) es un consejo peligroso. ¿Por qué?, porque no
alcanza a describir muy bien cómo mucha gente termina por dedicarse a carreras apasionantes,
y en cambio para muchas personas consigue empeorar las cosas ya que la empuja
al cambio crónico de un trabajo a otro y a una gran angustia y confusión cuando
la realidad se queda inevitablemente lejos de los sueños.
Yo creo que
hay algunas carreras en que el componente vocacional es super claro y preciso,
sobre todo en el caso de deportistas, artistas, científicos y ciertas
profesiones. Claro que, en estos casos, muchas veces ocurre que la realidad
laboral no se condice con las expectativas y fantasías que alguien pueda tener
respecto de esas actividades. Un ejemplo para mí son los deportistas de alto
desempeño, entrenan y entrenan y podría pensarse que cuando ya se dedican
profesionalmente al deporte todo será de maravilla y es posible que esté lleno
de frustraciones y lados desconocidos, lo que algunos toleran, otros no le dan
importancia y algunos los frustra con la actividad elegida.
Dejando de
lado algunos de los casos anteriores, hay muchos otros donde es difícil saber a
priori cual es la pasión o vocación que uno podría tener y luego escoger un
trabajo acorde a ello. De hecho, se podría pensar que en muchos casos esta se
descubre o se elabora cuando ya se está trabajando y se ha ganado experiencia y
competencia y por lo tanto la secuencia no es pasión luego trabajo, sino
trabajo luego pasión.
A esto mismo
se refiere Newport cuando describe como mucha gente descubre su pasión en el
trabajo. No es como la recomendación que él critica dice originalmente, “descubre
tu pasión y síguela”, sino que muchas carreras laborales, como la del mismo
Steve Jobs y otras figuras famosas comienzan con acontecimientos fortuitos, una
oportunidad laboral impensada, un cambio de trabajo, un proyecto no diseñado y
luego, se encauza la carrera para terminar cultivando una pasión que ni
siquiera se sabía que se tenía.
En opinión
del autor la perspectiva de la pasión se contradice con la perspectiva del
artesano. La perspectiva de la pasión se centra en lo que a uno le puede
aportar el mundo, en cambio la del artesano es que puede uno aportarle al mundo.
En la primera perspectiva las personas se vuelven hipersensibles hacia lo que
no les gusta y acaba topándose con insatisfacción crónica, lo que es
especialmente cierto en el caso de los puestos en lo que se accede al comenzar
a trabajar que por definición no tienen ni mucha autonomía ni son muy
apasionantes. Otro problema de la perspectiva de la pasión es que sus preguntas
íntimas (¿quién soy?, ¿que quiero en el fondo?, ¿es esto lo que soy en
realidad?, ¿esto me gusta?) son imposibles de responder y no siempre se
responden claramente con un sí o con un no, por lo que generan insatisfacción
crónica y confusión.
¿Cuál es la
propuesta de Newport?
El autor
propone desarrollar la perspectiva del artesano, lo que significa que:
(1) las características que definen un trabajo genial son escasas y valiosas,
(2) la ley de la oferta y la demanda enseña que, si se quiere un trabajo así,
habrá que ofrecer a cambio habilidades escasas y valiosas, ser muy competente
en alguna área (estas habilidades = capital laboral) y (3) la perspectiva del
artesano con su implacable foco en hacerlo tan bien que no puedan ignorarte, es
una estrategia que se adapta bien a la adquisición de ese capital laboral.
Para
desarrollar el capital laboral se necesita algo simple, práctica deliberada.
¿Qué significa esto?, que no basta la práctica por sí misma en términos de solo
sumar horas, sino que debe ser una práctica con un enfoque del trabajo en el
que se ejercitan deliberadamente las habilidades más allá de la comodidad,
recibiendo críticas constantes que permitan hacer un mejoramiento dramático de
las competencias.
La noción de
práctica deliberada es muy interesante y señala que para convertirse en experto
en algo se requiere mucha práctica, algo que ya decía Gladwell cuando hablaba
de las 10 mil horas. Pero no basta con las horas, debe haber reflexión, ensayos
y recibir críticas para mejorar.
Para Newport
lo interesante del caso es que cuando una persona acumula mucho capital
laboral, cuando “lo hace tan bien que no puede ser ignorada” comienza el
desafío de sentir que se tiene más control respecto de aquello que se hace.
Esta sensación de control es propia de los trabajos soñados, donde uno evalúa
que hace algo significativo.
Pero, hay
algunas trampas del control, que Newport destaca y advierte. La primera es querer
ganar control sin haber ganado suficiente capital laboral previamente. Creo que
este es el caso de mucha gente que ofrecer servicios al mundo, controlando su
horario, su tiempo, sus ingresos, pero lo que hace no es muy valioso para
nadie. Al respecto me resuenan muchos casos de gente que conozco que ha querido
iniciar emprendimientos o independizarse sin haber ganado previamente capital
laboral y dichas iniciativas han terminado en fracaso.
La otra
trampa es cuando se ha acumulado suficiente capital laboral como para adquirir
más control laboral, uno se vuelve tan valioso para su jefe que este tratará de
contrarrestar el esfuerzo por ganar más autonomía. Aquí aparecen las ofertas de
ascensos, movilidad interna, que, por supuesto pueden ser buenas oportunidades
de desarrollo, pero pueden enlentecer el dedicarse por completo a lo que se ha
cultivado como capital laboral. También conozco gente que ha ganado mucho
capital laboral y precisamente se encuentra en el desafío de renegociar sus
contratos para contar con mayor independencia y, precisamente, sus empleadores
los necesitan y no los quieren dejar partir de ninguna forma.
Hasta aquí
las ideas de Newport me han parecido muy interesantes, ya que además las
relaciono con algunas de las ideas de capital intelectual y capital humano (ya
expuestas en otros posts, sobre los trabajos de Sveiby o
de Stewart).
¿Cómo se sabe
si se ha adquirido suficiente capital laboral, para ofrecerlo al mundo?, bueno,
hay que hacer la prueba, y esta es descubrir si la gente está dispuesta a pagarnos
por lo que tenemos, por lo que sabemos hacer. Por supuesto que, si uno descubre
que nadie está dispuesto a pagarle por aquello, por doloroso que ello sea, significa
que no estamos preparados aún y mejor adoptar otra estrategia.
En cambio, si
se descubre que las personas están dispuestas a pagar por nuestro capital laboral
es una señal poderosa de que se puede lograr más independencia y autonomía y
ganar más control del propio tiempo y del trabajo. Esta idea me resuena mucho con
un libro que comenté hace tiempo, Knowmads
de Raquel Roca.
Y, para
concluir entonces, una vez que se ha generado mucho capital laboral y que se ha
probado que este es valioso, se puede construir una misión en torno a él, una
narrativa acerca de la importancia de lo que hacemos, de su impacto y de su
trascendencia. Esto cierra el círculo y ahora sí podemos conectar con la
pasión, no como originalmente se pensaba “identifica tu pasión y busca un
trabajo acorde a ella”, sino que, al revés, como has descubierto una gran
competencia, que te ha dado control y significado, elabora ahora una narrativa
para proponerte una misión trascendente y comunicarla al mundo.
Tengo que dar
una charla sobre este tema con estudiantes universitarios en pocos días más,
espero utilizar algunas de las ideas de Newport en esta charla y espero que les
inspire a cultivar su capital laboral para destacarse en lo que hacen y
conectarse con la pasión y el propósito.