Concluyendo un largo verano que me permitió leer varios
libros que había acumulado durante el año. Me gustaría compartir uno de los
libros que revisé en estas vacaciones, el libro ““superjefes”” de Sidney
Finkelsetein. Me ha parecido una mirada interesante de aquellos jefes que
resultan inspiradores para los demás, en términos que estimulan el talento y le
permiten a las personas desarrollarse.
Basado en estudios de casos, el autor propone que en ciertas
industrias (como el futbol americano, la publicidad, alimentos, bienes raíces,
fondos de cobertura, moda) existen “árboles genealógicos” de talento, es decir,
algunos “superjefes” con personas que habiendo trabajado para ellos arman sus
propios negocios o siguen carreras de éxito luego de pasar por esas
experiencias, dando lugar a una suerte de red. Dice “si usted examina las 50
personas claves de estas industrias, encontrará que tal vez 15 o 20 fueron
alguna vez empleados o recibieron asesoría de uno de los pocos generadores de
talento o “superjefes”…….estos mismos son, en gran medida responsables, de la innovación
en sus industrias”.
Creo que es muy interesante la intuición del autor, en términos
de describir la existencia de redes de aprendizaje profesional, donde una
persona trabaja en un lado, luego se va a otro y a continuación a otra parte y
por supuesto lleva lo que aprendió en un trabajo al otro. Me parece que lo
destacable de su intuición es el esfuerzo de identificar ““superjefes”” en la
industria que ejercen un efecto “polinizador”, estimulando el talento y el desarrollo
de las personas. Claro que también existen otros que destruyen talento y que la
gente comenta haber pasado por ahí no con orgullo sino que con una mezlca de
resentimiento y dolor.
Los “superjefes” son muy diversos, difieren notoriamente en
sus estilos interpersonales, pero según su investigación son poco
convencionales pero consistentes en su forma de identificar, motivar,
influenciar y entrenar a otros. Son apasionados e intensos, buscan talentos sin
temor y en lugares insólitos, entrevistan de manera extravagante, crean normas
de trabajo increíblemente altas que obligan a sus protegidos a exigirse al máximo.
Se comprometen con una forma casi inexplicable de orientación y entrenamiento
que se da de manera espontánea y aparentemente sin normas definidas. Dan responsabilidades
a sus protegidos inexpertos, asumiendo riesgos que parecen tontos a quien mira
desde afuera. Y, cuando llega el momento adecuado, a menudo a animan a sus
talentos a irse, después de lo cual estos se convierten en parte de la red estratégica
del “superjefe” en la industria.
Me parece valioso concentrarse en los “superjefes” porque de
malos jefes está lleno y todos quienes hemos tenido experiencias con estos
jefes la hemos pasado mal. He escrito sobre este tema en el blog, por ejemplo: “Mi
jefe es un psicópata”, “el
anti líder”, etc.
El autor, algo dice de los “peores jefes”, que tienden a
desmotivar a los empleados, frenar su crecimiento y erosionar su desempeño al
asumir cualquier cantidad de comportamientos que distan mucho de ser “mejores prácticas”:
chismes, puñaladas, darse crédito por los éxitos de otros, etc.
En su libro describe a los “superjefes” y luego presenta el “manual
del superjefe” indicando las técnicas actitudes, filosofías y secretos que usan
los mejores jefes del mundo.
Me parece muy interesante describir a los “superjefes” sin
embargo, considero que más que describir rasgos de personalidad debieran
describirse conductas que realizan, ya que ello hace mucho más fácil su observación
y su aprendizaje.
Al agrupar los comportamientos de los “superjefes”, buscando
patrones, concluye que existen tres tipos característicos: iconoclastas,
gloriosos bastardos y criadores. Veamos cómo es cada uno.
1 Iconoclastas: Están obsesionados con su visión,
son capaces de enseñar de una manera intuitiva, orgánica, como una consecuencia
natural de su pasión y al servicio de ella, en lugar de consciente y metódicamente.
Son los artistas entre los “superjefes”. No pretenden inspirar o enseñar a
otros, aunque eso es precisamente lo que hacen, les importa su trabajo, su pasión.
2 Gloriosos bastardos: Son “superjefes” menos en sintonía con
el desarrollo de otros y con ganar a toda costa. Para ellos lo único que cuenta
es ganar. A veces se parecen a algunos de los desagradables malos jefes ya que
pueden ser egoístas, insensibles y desagradables, pero generan talento, lo que
no hacen los malos jefes. ¿Cómo hacen eso?, lo hacen ya que entienden que para
ganar necesitan los mejores profesionales y los mejores equipos, perciben el éxito
de aquellos a su alrededor como el camino a la gloria. Por ello le enseñan a su
gente como ganar, la inspiran con ejemplos y la llevan a mayores niveles de
rendimiento cada día.
3 Criadores: Se preocupan real y profundamente
por el éxito de sus pupilos y se enorgullecen de su capacidad para desarrollar
sus habilidades. A diferencia de un mentor, están constantemente presentes para
guiar y enseñar a sus protegidos y se comprometen activamente con los empleados
para ayudarlos a alcanzar grandes alturas.
De acuerdo a su trabajo, todos los “superjefes” que estudió tenían
un conjunto de rasgos o patrones característicos. No todos eran igual de
pronunciados en todos los “superjefes”, pero en general eran evidentes y
permitían definir la “personalidad del superjefe”. ¿Cuáles son estos rasgos?
1 Poseen una extrema
seguridad, incluso
intrepidez, cuando se trata de promover sus ideas y agendas. Viven con el
axioma “no hay problemas, sólo soluciones”
2 Competitividad. Prosperan en ella, la buscan y la
crean.
3 Naturaleza
imaginativa. Son
visionarios, piensan intensamente en lo que podría ser y se desviven por
convertir sus sueños en realidad.
4 Integridad. Más que como honestidad, entendida
como una adherencia a una visión básica o sentido de si mismo. No se distraen
en la necesidad de satisfacer el ego, son fieles a si mismos, a sus creencias y
a sus valores.
5 Autenticidad. No se dedican a cultivar una imagen
para beneficio de los informes, sino que en sus interacciones con los demás dejan
relucir su personalidad.
En conclusión “No hay dos “superjefes” iguales. Pero, a pesar
de sus diferencias, son innovadores visionarios que compiten por ganar, son
decididos, imaginativos y auténticos. No todos son almas cariñosas que a los demás
calor humano y mimos, ni gente divertida, pero todos están totalmente
comprometidos con sus negocios y con la gente que los ayuda a alcanzar el éxito.
Lo que dicen y hacen marca a sus colegas más jóvenes”
El resto del libro expone diversas prácticas relativas a
conseguir talento, motivar a las personas y otras prácticas más. Los invito a
leerlo y comentarlo.