De esos libros que tengo la
sensación permanente, mientras los voy leyendo, de haberlos pensado y que el
autor me robó las ideas. Por eso lo he leído con mucho agrado y lo recomiendo
para todos quienes quieren ser mejores jefes y líderes.
La autora hace, al principio, una
distinción muy simple entre dos clases de líderes, relacionándolos con las
ideas de Carol
Dweck y el resto del libro se dedica a caracterizar esos dos tipos de
liderazgo y sus consecuencias para las personas, los equipos y las
organizaciones. Indica que se basa en entrevistas, pero la distinción podría
proponerse sin necesidad de tal actividad, es bastante obvia y, de algún modo,
resulta fácil distinguir a los los multiplicadores y los minimizadores.
Los multiplicadores son productores de genios. Se trata de aquellos
líderes en que la gente a su alrededor se siente más brillante y capaz. Estos
líderes evocan la inteligencia única de cada persona y crean una “atmosfera” de
genialidad, que genera innovación, esfuerzo productivo e inteligencia
colectiva.
El multiplicador tiene un
paradigma donde considera fundamentalmente que todas las personas tienen
inteligencia en desarrollo, que la gente es lo suficientemente inteligente como
para encontrar las respuestas por sí misma. Ven gente talentosa y capaz de
hacer contribuciones. Por ello, concluyen que su trabajo es reunir a la gente
adecuada en un ambiente que libera su potencial intelectual y luego hacerse a
un lado.
Los multiplicadores obtienen todo
a partir del “efecto multiplicador”, el que se puede ver desde:
1.- el punto de vista de la gente
con la que trabajan. Los multiplicadores obtienen dos veces más que los
minimizadores de la gente, ¿por qué? Porqué cuando la gente trabaja con
multiplicadores no se guarda nada, ofrecen lo mejor de sus ideas y creatividad,
dan más de lo que el trabajo exige e incluso ofrecen voluntariamente esfuerzo,
energía y recursos.
2.- desde la perspectiva de la organización
que configuran y crean también obtienen más. Cómo está lleno de gente infrautilizada
y falta un liderazgo adecuado que propulse las capacidades, lo que logran es
una “ventaja competitiva” al multiplicar inteligencia y capacidad sin que ello
implique adición o inversión.
Por su parte los minimizadores parecen creer que la
gente realmente inteligente es una especie rara, un bien escaso, y que ellos
mismos son una de las pocas personas inteligentes realmente por lo que
concluyen que los demás no podrán descifrar las cosas sin ellos. Desde esta
lógica la gente que no entiende aún, nunca lo hará y por lo tanto tienen que
seguir pensando por los demás.
La conclusión lógica del paradigma
del minimizador es que trabaja al día, le dice a la gente lo que tiene que
hacer, toma todas las decisiones importantes y va al rescate de las situaciones
cuando alguien más pareciera no estar dando el ancho. Por ello, al final casi
siempre tiene la razón, pues sus propias suposiciones lo obligan a operar de
una forma que promueve la subordinación y la dependencia.
La autora propone cinco prácticas
características tanto del multiplicador como del minimizador. En los diversos
capítulos del libro desarrolla con profundidad cada una de estas cinco
prácticas. Aquí un resumen.
En el caso del multiplicador:
1.- Ser un imán del talento. Se dedican a atraer y desplegar el talento
a su máxima expresión sin importar de quien es el recurso. Por ello la gente
busca trabajar con ellos directa o indirectamente porque saben que crecerán y
tendrán éxito.
2.- Crear la intensidad que
requiere un trabajo mental. Establecen
un ambiente de trabajo único y muy motivador en el que todos
tienen permiso de pensar y espacio para llevar a cabo su trabajo de la mejor
manera. Crean un clima cómodo e intenso.
3.- Extienden los retos. Siembran oportunidades y exponen
retos que amplían las organizaciones, además de generar la creencia que las
cosas pueden lograrse.
4.- Debaten las decisiones. Toman decisiones que, al mismo
tiempo, preparan a la organización para ponerlas en práctica. Promueven el
debate, involucrando a la gente en la discusión por lo que se producen
decisiones que la gente entiende y puede ejecutar eficientemente.
5.- Inculcan la propiedad y la responsabilidad. Funcionan como
inversionistas en el sentido de proporcionar recursos necesarios para el éxito
y hacer a la gente responsable de su compromiso sin que necesariamente el líder
multiplicador intervenga directamente.
En el caso del minimizador:
1.- Ser un forjador de imperios. Insisten en poseer y controlar los
recursos para ser más productivos. Suelen dividir los recursos en aquellos que
poseen y aquellos que no, para que esta división artificial les permitan lograr
un uso eficiente de todos los recursos. La gente puede sentirse atraída por
trabajar con este líder pero luego de un tiempo corre el riesgo de sentirse que
su carrera perece
2.- Funcionan como tiranos. Inducen el temor a pensar, lo
que tiene un efecto terrorífico en la mentalidad y el trabajo de la gente,
exigen que la gente de lo mejor de sí pero no lo obtiene.
3.- Funcionan como sabelotodos. Dan órdenes directamente para
ostentar su conocimiento. Marcan el camino.
4.- Toman las decisiones dentro de un pequeño círculo, o ellos
mismos, dejando al resto de la organización en la ignorancia para que discuta
la importancia de la decisión en vez de abocarse a su ejecución.
5.- Funcionan como micro directores que obtiene resultados al
asirse a su propiedad de la decisión, irse directamente a los detalles y
controlar por sí mismo los resultados.
Esta diferencia de prácticas se
observa en el cuadro:
Creo que la distinción es simple,
podría complejizarse un poco más, ya que no todos los líderes organizacionales
son blanco o negro todo el tiempo. Pero, alude a un paradigma básico, una “mentalidad”
y en ese sentido al categorizarla polarmente hace fácil ver hacia que polo nos
orientamos como líderes.
Creo que también es perfectamente
aplicable a los profesores de todo nivel. ¿Multiplicador o minimizador? ¿Trabaja
para que el alumno resuelva los problemas y se motive o le dice lo que tiene
que hacer y lo trata como si no tuviera capacidad?
En relación al clima
organizacional creo que existe una clara relación entre el estilo de liderazgo
y el clima de un equipo. Esta idea la expone muy bien Sergio
Vergara en su trabajo. Cuando estamos frente a líderes multiplicadores el
clima tiende a ser positivo, de entusiasmo. En cambio cuando estamos frente a
líderes minimizadores, la calidad del clima decae, se instala el miedo y la
gente da poco de sí, instalándose el resentimiento. Por ello, muchas veces
trabajar sobre el clima de un equipo o una organización implica trabajar sobre
el liderazgo de quienes dirigen la organización en calidad de jefatura.
Ello no es simple, pues no es
instalar una que otra técnica o acción pirotécnica, sino que se trata de
cambiar paradigmas, prácticas de trabajo y el concepto de sí mismo y la gente
que tiene quien está a cargo.
Finalmente, me quedo con
tristeza. Cuánto potencial perdido en nuestras organizaciones por liderazgos
pobres, tiránicos, acaparadores, microgestionadores, inseguros que más que
hacer que otros brillen, los apagan y con ello pierden todos.
Encontré un video con la autora
en: https://www.youtube.com/watch?v=ja-88IZjJok