Lo he disfrutado y he aprendido
mucho. Con un estilo ágil, dinámico e irreverente expone Rafael Martínez las
principales ideas de estrategia y muestra cinco estilos definidos de
aproximarse a esta práctica. Es un tema que me gusta e interesa mucho ya que
veo la necesidad crítica que tanto los profesionales como las organizaciones
cuenten con una estrategia, ya que como decía el gato en Alicia, “A quien no
sabe para dónde va cualquier camino le sirve”
Vivimos en un mundo con un rápido
ritmo de cambio lo que lleva a muchos a pensar que el comportamiento sólo
debiera ser reactivo ya que el entorno cambia tan rápido que para qué tener una
estrategia. El autor sostiene que, dados esos cambios, mayor razón para actuar
con estrategia, moverse con anticipación, adaptarse o cambiar el mundo, aprender
a jugar distinto mientras el resto se queda bloqueado por los cambios.
Es muy posible en mi opinión que
hoy en día sea más necesario que nunca el pensamiento estratégico, realizar
ejercicios periódicos y dinámicos de interpretación del mundo a fin de formular
y reformular las metas organizacionales y las acciones a realizar más que
efectuar procesos de planificación estratégica lineales, lentos, largos y
además poco prácticos.
¿Qué es la estrategia? No es una
pregunta fácil de contestar ya que no hay una definición consensuada, es una
palabra que se usa muy ligeramente y además las empresas son discretas acerca
de sus estrategias por lo que no es fácil precisar a qué se refiere el término.
No obstante, propone Rafael la estrategia incluye “ideas destinadas a provocar que la organización alcance sus objetivos,
poniendo en orden la asignación de recursos y la secuencia de actividades”,
tiene que ser compartida en el seno de la empresa y traducirse en políticas, decisiones y
acciones, no quedarse guardada en un cajón.
Las organizaciones tienen
estrategia. ¿Para qué?, para alcanzar sus metas. Para el autor una organización
es “un sistema que ensambla recursos y esfuerzos humanos para lograr unos fines
comunes”. Las organizaciones pueden tener muchas metas, pero las más básicas
son: sobrevivir y vencer. Sobrevivir tiene que ver con la gestión,
la eficiencia y la capacidad de cambiar. En cambio ganar está relacionado con la competencia, la eficacia y la
influencia.
Como las organizaciones se mueven
en un mundo de incertidumbre, la estrategia resulta crucial ya que permite
pensar mejor que otros. Esto da origen a tres actitudes estratégicas ante la
incertidumbre y el cambio: anticipación, cambio y acción. Veamos las tres:
Anticipación: “hombre prevenido vale por dos”. La anticipación se
refiere entonces a la capacidad puente entre el conocimiento del entorno y la
complejidad interna. Preguntas: ¿Qué va a pasar?, ¿Cómo aprovecharlo o
prevenirlo?, ¿Qué podemos esperar de las tendencias del entorno?, ¿Qué respuestas
preparan nuestros competidores?, ¿Cuáles son las principales incertidumbres?, ¿Qué
escenarios futuros son razonables a largo plazo?, etc.
Adaptación: Viene de gestionar la complejidad propia con los
que estados que un ser puede presentar. Cuanto más complejo un ser más
posibilidades de actuación. Preguntas: ¿Cómo debería ser nuestro negocio?, ¿Qué
defensas y ventajas tengo?, ¿Qué hacer para aumentarlas?, ¿Cuál es la realidad
sobre nuestro desempeño y nuestras capacidades?, ¿Qué reglas definen como
trabajamos?, ¿Cuál es nuestro plan para transformarnos?, etc.
Acción: Se refiere a la intervención sobre el entorno en el que
el sujeto pretende sobrevivir. Se puede modificar la incertidumbre a partir de
las acciones del sujeto. Preguntas: ¿Qué podemos hacer?, ¿Cómo queremos que sea
el mundo?, ¿Cuándo colaborar y cuando competir?, ¿Hasta dónde llega nuestra
influencia?, ¿Cuáles son nuestros puntos de control sobre el entorno?, ¿Qué
posibilidades creativas nos ofrece la tecnología?, etc.
Me parece muy bonita la distinción
anticipación, adaptación y acción. Estoy seguro que los seres humanos y las organizaciones
utilizan las tres, en distintos momentos o frente a distintos escenarios. Creo que
cualquier profesional debiera también ser capaz de pensar en esos términos,
sobre todo hoy que el mundo cambia tan rápido y que las profesiones no son lo
mismo que eran hace 10 20 o 30 años atrás.
A partir de estas distinciones el
autor propone las cinco mentes del estratega. La estrategia siempre implicará
compromisos, ya que pocos pueden ser excelentes en anticipación, adaptación y
cambio durante mucho tiempo. Ello da lugar a los cinco estilos de estrategia
empresarial.
Estratega 1: Tienen conciencia de su identidad, una teoría
sobre las reglas del juego de los mercados y unos ambiciosos objetivos. Se
orientan a la acción. Pero se equivocan y no hacen todos los deberes previos
para enfrentar el entorno. Tiene tantas ganas de vencer que incluso lo llevan a
poner en riesgo su supervivencia.
Estratega 2: Es un solucionador ya que está enfocado en
resolver problemas de adaptación basándose en observaciones propias y
empíricas. Sabe bien lo que lo hace diferente al resto y qué puede ofrecer al
mundo, pero no trata de cambiarlo. Normalmente no puede dedicarse en exclusiva
a la estrategia, puede ser el fundador de una empresa.
Estratega 3: Es el estratega profesional. Son planificadores y
tienden a responder antes que nada a las preguntas relacionadas con la
anticipación. Su proceso arranca con una visión de futuro. Es efectivo en
entornos predecibles. Su estrategia es típica de empresas consolidadas de
cierta escala con crecimientos regulares y contenidos. Es propio de empresas
con especialistas funcionales y el estratega es un especialista “experto en
estrategia”.
Estratega 4: Es el estratega darwinista que tiende a responder
a las preguntas que tienen que ver con adaptación, desde donde parte siempre su
análisis. En su modo “supervivencia” es un estratega agresivo en su rápida adaptación
al entorno, “motosierra en mano, reduce costos sin miramientos y hacen primar
la reactividad con arriesgadas medidas cortoplacistas”. En su versión “hagamos
nuestra propia selva”, parte de los mecanismos de supervivencia de las
especies, lleva a un replanteamiento de los procesos de automejora e innovación,
valora el concepto de mercado interno meritocrático.
Estratega 5: Es el estratega del cambio. Trabaja con la idea
que hay que aprender siempre y en convertir su organización en una organización
que aprende. Es un estratega que habita en entornos muy fluidos y con una
demanda difícil de predecir, pero en los que la innovación puede cambiarlo
todo. Con un criterio de futuro” este estrategia puede aspirar a diseñar su
propio entorno de negocio”, lo que requiere capacidades peculiares, acción decidida
y oportuna y la cooperación interesada de otros. Cultiva la visión sistémica que
incluye las estrategias de otros agentes y que le permite propiciar resultados.
Creo que quienes hemos estudiado
estrategia de manera sistemática en escuelas de administración o en programas de
MBA o incluso como DO hemos sido formados en el modelo 3, para un mundo que
surge de la visión y que de manera lineal genera modelos y enfoques para un
mundo previsible y ordenado. Ese mundo está cambiando, la ocurrencia de “cisnes
negros” de gran impacto y poco previsibles unidos a la globalización e interconexión
planetaria puede dejar fuera de juega cualquier estrategia bien pensada y
analizada.
En este mimo momento quienes
tenían una estrategia sistemática tienen que estar considerando el “estallido
social” de nuestro país, el coronavirus chino o los juegos de poder entre EEUU
e Irán, todos eventos que hasta hace meses o semanas atrás eran impensables.
Por eso me parece que debiéramos aprender
a mirar mejor las estrategias 4 y 5 más dinámicas, ágiles y que se enfocan menos
académicamente pero proveen de estímulo hacia la adaptación flexible y hacia la
innovación.
Creo que estos temas nos llevan
hacia varios aprendizajes importantes de efectuar para quienes trabajamos con
organizaciones: pensamiento sistémico y gestión del cambio. El primero cómo un
evento en una parte del mundo genera impactos en otros lados o como cambios en
una parte de la organización genera efectos en otra parte de la misma. Y, el
segundo, la importancia de interpretar el mundo, de leer los acontecimientos,
de mirar los cambios a todo nivel como oportunidades más que como meras
amenazas.
Quienes trabajamos en DO y RRHH
tenemos mucho que aprender sobre estrategia.