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martes, 28 de junio de 2016

Vivir la vida con sentido. Actitudes para vivir con pasión y entusiasmo. Victor Küppers.


Mi buen amigo Marco Ortíz me recomendó que viera un video TedX de Victor Kuppers, donde habla de actitudes y la fórmula que  al respecto ha inventado. Lo vi y lo encontré muy entretenido por lo que además compré su libro “Vivir la vida con sentido”.

Comienza diciendo, “¡yo propongo que cada persona sea más entusiasta, más alegre, más optimista!” Y dice luego, “siempre me ha sorprendido que haya tanto cenizo y tan poco entusiasta, mucha personas pesimistas y negativas y muy pocas optimistas y positivas. El entusiasmo no es algo genético, es un hábito que puede desarrollarse”. “¿Cómo ser más entusiasta?, primera opción: esperar que las circunstancias te sean favorables, a que la vida nos sonría, esta es la opción de los mediocres y segunda opción: aprender a pensar sano, a gestionar los pensamientos, a elegir los positivos y eliminar los negativos”.

Estoy muy de acuerdo con este planteamiento, lo importante que es el estado de ánimo en cada persona, como el hecho de andar en emocionalidades positivas o negativas puede ser tan predictivo de los logros que cada persona alcanza. Además es algo que me parece tan evidente que me cuesta entender como no lo destacamos más o como nos cuesta gestionarlo mejor.

Creo que una de las razones de lo anterior es que estado de ánimo positivo o entusiasmo, al menos en el medio académico tiene mala barra, se ve liviano, poco serio, banal. De hecho el mismo Kuppers lo dice, “no es muy profundo metafísicamente hablando, pero es práctico, sencillo, útil”. Muchas personas son partidarias de andar con gravedad por la vida, con formalidad, con una actitud despectiva hacia lo liviano. Me parece que se puede aplicar algo así como “si no es importante de verdad, hagámoslo como que parezca”…..Esto incluso me recuerda la película, basada en el libro de Eco, “el nombre de la rosa”, donde precisamente lo que se buscaba ocultar era el Libro de la Risa de Aristóteles, no fuera a ser que la gente lo pasara bien, se riera y eso llevara a perder la fe.

Luego, inicia el libro hablando de “bombillas con patas”. Todos somos bombillas porque transmitimos sensaciones, emociones, sentimientos. Dice que a veces conocemos a una persona y decimos “oleeeé” y luego conocemos a otra y decimos “ufff”, no sabemos porque, pero en pocos segundos hemos tenido una sensación, un feeling, algo que no es racional, es simplemente lo que las personas transmitimos. La diferencia es que algunos transmiten a 30.000 vatios y otras van fundidas. Dice “nos gustan las personas que van a 30.000 las que transmiten alegría, entusiasmo, optimismo….”. “En la vida todos transmitimos energías positivas o negativas y los demás las captamos”. “en nuestras relaciones con los demás, esa energía que desprendemos es fundamental para determinar la calidad de las mismas, porque en la vida nos va, según lo que transmitimos”……

Y, estoy nuevamente completamente de acuerdo con él. El entusiasmo es contagioso, es imposible no escuchar a alguien entusiasta y seguirle en lo que propone.

Inventa una fórmula interesante de considerar. Dice “el valor de una persona viene determinado por la siguiente fórmula: v = (c + h) x a”. Ello significa que es necesario tener conocimientos para todo en la vida pero además de los conocimientos son importantes las habilidades ya que con el tiempo se aprende a hacer las cosas mejor. Conocimientos y habilidades suman, en cambio la actitud es la que multiplica. La diferencia entre los cracks y los “chusqueros” es su manera de ser. Eso es lo que diferencia a las personas grandes y las mediocres. E insiste, “no quiero decir que los conocimientos o las habilidades no sean importantes, ni mucho mejor, son muy importantes, no hay nada peor que un inútil motivado”, “lo que quiero decir es que siendo muy importantes la “c” y la “h”, el factor diferencial, el que multiplica, es la actitud. La actitud hace que uno dé lo mejor de si mismo”.

Tal como me lo advirtiera mi agudo amigo Carlos González, es necesario tener cuidado con eso de “el valor de una persona”, ya que estamos hablando, creo, del dominio laboral, por lo tanto el mejor planteamiento de la fórmula debiera ser algo así como efectividad = (c+h) x a. No sé si el planteamiento matemático es el mejor, rescato la intuición que tiene Küppers con el valor de las actitudes.

Desde los modelos de gestión del conocimiento o de las competencias se nos olvida el “poder de la actitud”, no es lo mismo alguien competente pero sin actitud que alguien competente con una actitud positiva. En este caso, el segundo, seguramente hará una diferencia en el lugar donde trabaje.

Sus consejos para vivir más en el entusiasmo:

1.- disfruta con todo lo que haces, con el trabajo, con el estudio, conduciendo, jugando tenis, en una reunión, con todo. Si no disfrutes lo que haces, déjalo, intenta cambiar de trabajo, haz todo lo que esté en tus manos para hacer lo que te apasiona.

2.- Se agradecido. No valoramos lo que tenemos; muchas veces no sabemos lo privilegiados que somos.

3.- ¡No te quejes! La vida está llena de llorones, de quejicas. Algo no te gusta?, cámbialo, ¿no puedes?, serenidad y concentración en lo que si dependa de ti.

4.- Ponerse ilusiones. No vivimos de pasado ni de presente, vivimos de cara al futuro, si no tienes ilusiones estás muerto, ¡póntelas!, ¡búscatelas!

5.- Ayuda a los demás. No hay nada que llene tanto como ayudar y hacer favores a los demás. Muchas personas necesitan ayuda, dedícales tiempo, es el regalo más preciado.

6.- Repartir alegría. Desarrolla el sentido del humor

7. Cuida a las personas que más quieres, dedícales tiempo, repíteles cuanto las quieres, ten detalles con ellas, sé amable con ellas.


Creo que el coaching como práctica se enfoca fuertemente en “la actitud” por sobre los conocimientos o las habilidades. En este sentido, muchas de las preguntas que el coach formula al coachee tienen que ver con “desde donde” hace lo que hace, impactando fuertemente en esta dimensión. Por ello, no es extraño que muchos coachee, sin participar de formación en capacidades o habilidades salen renovados de un proceso de coaching, ya que su motivación, su actitud, sus ganas, su entusiasmo son diferentes luego de un proceso de coaching. Además muchos de ellos salen agradecidos, disfrutando la vida, valorando lo que son y lo que tienen, lo que diría Kuppers impactan en su entusiasmo.

A mirar de otro modo la actitud entonces.

martes, 25 de marzo de 2014

Coaching, Actitud y Aprendizaje



Definitivamente hay temas que yo siento que me persiguen pues de manera permanente me ando encontrando con ellos. Claro, otra manera de verlo es que tengo con percepción selectiva y por eso precisamente los veo. Como dice mi amigo Marco Ortiz, no es ver para creer, más bien debiera ser “creer para ver”.

Uno de estos temas es el tema del aprendizaje. En mi formación como coach descubrí la importancia de reinterpretar muchos fenómenos y experiencias humanas como temas de aprendizaje, de modo de enfrentarlos más como desafíos que como dificultades, o dicho de otro modo, como oportunidades más que como amenazas.

Y, quiero traer dos situaciones para mostrar la importancia del aprendizaje y como la interpretación de las experiencias en “clave aprendizaje” puede ser una manera útil de mirar las cosas.

La primera se refiere a mi padre. Hace un tiempo atrás con el auspicio de lanpass hice un canje de millas por un i-pad, el que envié a Santiago a su casa. Quienes me conocen saben que mi papá y yo tenemos el mismo nombre. Al recibir el equipo en cuestión interpretó que se lo había enviado de regalo y me llamó agradeciéndome la “pastilla” que le había obsequiado. Yo lo escuchaba al otro lado del teléfono y no entendía nada de lo que me hablaba, que buena la pastilla!, que la pastilla le había cambiado la vida!, que gracias por la pastilla!, hasta que le pregunto si se refería a la tableta…..y claro, se refería al Tablet.

Anécdota aparte, me ha sorprendido ver en mi padre, como sin ser usuario de computadores y con suerte usar el control remoto del televisor se ha transformado en un fanático de su Tablet, escribe correos, lee libros on –line, navega por youtube, hace videoconferencias por skype, etc. Incluso, ha transferido lo que ha aprendido al smartphone y ahora es un adicto al whatsapp.

Cito la anécdota de mi padre para graficar como siempre el aprendizaje es posible. Es una persona mayor, alejado de la tecnología y, con una actitud positiva y con la ayuda de quienes le han facilitado el aprendizaje (como mi sobrino adolescente) se ha inmerso en un mundo que le ha cambiado la vida.

Me acuerdo de uno de los enemigos del aprendizaje que se cita en el coaching: “yo soy así….y como soy así….no tengo nada que hacer”. Bueno, yo observo que en la historia que cuenta, él ha superado ese enemigo, al menos en el dominio del aprendizaje del i-pad y se le han abierto grandes posibilidades que con una actitud distinta probablemente no habría tenido.

Traigo a colación otra anécdota. Hace tiempo que me dedico a ofrecer orientación laboral a personas que quieren que les ayuden a rehacer su curriculum y tener más éxito en entrevistas de trabajo. Hace un tiempo llegó un joven, menos de treinta años, ingeniero comercial, con dos postgrados, exitoso. Me planteó la necesidad de recurrir a mis servicios porque había ido a varias entrevistas y no le había ido bien. De entrada me descalificó diciendo algo así como “bueno, ustedes los psicólogos tienen tantas teorías sobre esto…..que no sé con qué me vas a salir tú”…..Frente a cada comentario que le pudiera hacer su opinión de vuelta era…..”no me parece”, “no estoy de acuerdo”……Mi juicio era que su actitud era de arrogancia y que probablemente por eso, no por la falta de méritos técnicos, le iba mal en las entrevistas pues nadie quiere contratar a una persona con esas características.

En este caso, la actitud era muy poco proclive al aprendizaje, alguien que se las sabe todas, que pide ayuda pero no deja que lo guíen, alguien que descalifica a su interlocutor. La posibilidad de aprender estaba muy reducida y, creo que, precisamente por eso, no le iba bien en la resolución de su desafío que era cambiarse de trabajo.

Muchas veces hablamos de aprendizaje como algo de orden técnico y, sin duda, muchos aprendizajes son de ese tipo. Sin embargo, en otras ocasiones hablamos de aprendizaje de otro nivel, un meta aprendizaje, donde lo importante es aprender a aprender, tener una actitud positiva frente a los desafíos y mirar los eventos que nos suceden de otra manera, como oportunidades y desafíos.

El coaching como práctica profesional tiene una gran conexión con estos temas. ¿Qué tenemos que aprender?, ¿en qué dominios tenemos que aprender?, ¿cómo estamos aprendiendo?, ¿con qué emoción nos enfrentamos a situaciones de aprendizaje?, etc. El coach es una persona especialmente hábil para hacer preguntas que generen aprendizajes en sus coachees.

A propósito de lo anterior. Hace algunos días atrás estuve en un curso de coaching organizacional y una persona se quejaba de formar parte de un grupo que no lo integraba, que lo excluía. La coach, Helena Espinal, una mujer con gran experiencia en las lides del coaching, le hizo una pregunta que todavía me resuena, le dijo ¿qué estás haciendo para no ser escuchado como te gustaría?. El hombre se quedó perplejo y su sola pregunta gatillo entre todos una conversación estupenda, precisamente de aprendizaje.


Bueno, estamos a punto de iniciar un curso de coaching en La Serena y espero que nuestros participantes tengan estas inquietudes y con mi co-relator seamos capaces de desafiarlos como la “maestra” a la que cito.