Existe una diferencia notoria
entre líderes y gerentes, algo a lo que se han referido distintos autores como John
Kotter o Abraham
Zaleznik y muchos más. Para el autor, la diferencia esencial entre ambos fenómenos
es la “visión” ya que “a menos que tú, como líder tengas una idea clara del
destino en el que deseas que tu empresa esté en 3 o 5 años, no tendrás nada que
inspire a las personas a seguirte”.
Para argumentar el punto Hyatt elabora
una pequeña tabla donde diferencia líderes de gerentes:
Líderes |
Gerentes |
Crean y
proyectan la visión. |
Reciben y
ejecutan la visión. |
Inspiran
y motivan. |
Mantienen
y administran. |
Pesan y
corren riesgos. |
Controlan
y minimizan riesgos. |
Se
enfocan en el largo plazo. |
Se
enfocan en el corto plazo. |
Estoy de acuerdo en que muchas
veces se tratan como sinónimos el liderazgo y la gerencia, haciendo equivalentes
ambos términos lo que siempre he considerado que es un error ya que se trata de
fenómenos muy diferentes.
Para mí, la gerencia tiene que
ver con un fenómeno de nombramiento, con ocupar una posición en la estructura
organizacional ya que cuando se nombra a alguien gerente (o jefe, supervisor o
directivo, en general) se le entregan atribuciones o poder para coordinar la acción
para conseguir los resultados organizacionales.
Por su parte, para mí, el
liderazgo es un fenómeno de autoridad, algo que no está dado por la estructura
organizacional, sino que emerge espontáneamente en cualquier grupo de personas
a partir de fenómenos como la credibilidad, como las narrativas, como la
competencia o la capacidad de gestión emocional. Siguiendo a Michael Hyatt,
tendríamos que agregar la visión entonces como un atributo o elemento asociado
al liderazgo.
Para Hyatt cuando un líder carece
de visión puede tropezar con diferentes errores como no contar con una preparación
para el futuro, con perder oportunidades, con tener prioridades dispersas, con tener
traspiés estratégicos, con malgastar dinero, tiempo u otros recursos y con salir
prematuramente de un campo en el que podría haber encontrado grandes posibilidades.
Por supuesto que la visión y la misión
son diferentes. Ambas son partes importantes de cualquier formulación estratégica.
La misión define la identidad y el alcance del negocio, sin misión una
organización puede desviarse fácilmente del objetivo y dirigirse hacia demasiadas
direcciones o una dirección incorrecta.
Una declaración de misión incluye
respuestas a cuatro preguntas: ¿Quiénes somos?, ¿A quién servimos?, ¿Qué problema
resolvemos? Y ¿Qué transformación generamos? Las respuestas a estas cuatro
preguntas definen la identidad, la clientela y la respuesta a los desafíos de
los clientes junto con los resultados que una organización produce.
En cambio, la visión se relaciona
con cuatro elementos importantes: el futuro del equipo, el futuro de los
productos, el futuro de las ventas y el marketing y el futuro del impacto de la
organización. Por ello para crear una visión es necesario alejarse de las
tareas cotidianas para contar con perspectiva, también es necesario creer que
lo mejor está por venir, con mirar las posibilidades que el futuro depara,
también incluye imaginación, en términos de imaginarse el mañana y describir lo
que se ve en ese mañana,
Para el autor la diferencia entre
visión y misión se observa en el siguiente cuadro:
Misión |
Visión |
Qué |
Dónde |
Aquí |
Allá |
Ahora |
Después |
Breve |
Firme |
1 Claridad: Se trata que
la visión sea entendible para que produzca los resultados que se esperan. La
claridad se produce a partir de la “concreto” y de lo “explícito”. Ello se
puede ver en la siguiente matriz:
VISIÓN |
Concreta |
INTUITIVA |
CLARA |
Abstracta |
DIFUSA |
CONFUSA |
|
Implícita |
Explícita |
||
COMUNICACIÓN |
Una visión confusa
(abstracta y explicita) es una donde el líder también tiene una idea vaga de
cual podría ser el futuro de la organización, pero en vez de pasar el tiempo
necesario para mejorar la visión habla en términos concluyentes mientras
describe lo que para todos suena como ideas brumosas. Esto sucede cuando el
líder es entusiasta pero no ha traducido esa energía al lenguaje con el que el que
el equipo pueda conectarse.
Una visión intuitiva
(concreta e implícita) es aquella donde el líder tiene una visión del futuro completamente
desarrollada y concreta, pero en lugar de ser explícito y comunicarla al
equipo, asume erróneamente que la visión debería ser obvia para el equipo. Y,
lo que puede ser obvio para el líder puede ser opaco para el equipo.
Una visión clara
(concreta y explicita) es desarrollada y concreta, la detalla al equipo, articulándola
con un lenguaje preciso y sin ambigüedades lo que permite al equipo traducirla
en estrategias, metas, objetivos y tareas.
2 Inspiradora: No es
suficiente que una visión sea clara, para que sea efectiva debe ser lo
suficientemente poderosa como para estremecer y generar motivación para actuar.
La visión debe encender corazones, mentes, pasiones y creatividad.
3) Práctica: En este caso,
la visión tiene que ser capaz de traducirse en una estrategia, en un plan que
la gente entienda. Ello implica que tiene que desempeñar un papel significativo
cuando se aplica al trabajo real de la organización.
4) Poder venderse: Finalmente,
la visión debe ser capaz de mostrarse a otras personas, para que la hagan suya.
Esto implicará “vendérsela” al equipo directo, al jefe si corresponde, la
empresa en general e incluso fuera de la empresa.
Estoy de acuerdo que la “ejecución”
es central en cualquier organización, proyecto o negocio ya que se pueden tener
muy buenas ideas y ejecutarse mal, lo que sin duda afectará los resultados. Sin
embargo, no debe olvidarse ni desmerecerse la “parte conceptual” de cualquier
proyecto, lo que podría llamarse “modelo de negocios” ya que la ejecución puede
ser impecable, pero ejecutarse algo que no tiene ni pies ni cabezas.
En relación a lo anterior, creo
que el autor pone la atención en estos aspectos conceptuales o cognitivos, en
una dimensión que a veces se deja de lado, como pensar en cuál es el futuro con
el que sueña el proyecto, en conversar qué es lo concreto que el negocio quiere
conseguir. El autor da muchísimos ejemplos de empresas que propusieron en su
momento una visión clara: kodak, Netflix, Airbnb, Apple, Ford y tantas otras
más.
Tengo una discrepancia con el
autor. Creo que soñar, elaborar y articular una visión no es una tarea
individual, sino que es una tarea colectiva. El hecho de señalar que la hace
solo una persona, el líder y después “la vende” al resto, reafirma la idea del liderazgo
heroico, propicio tal vez alguna vez en la historia pero no ahora que las
organizaciones se ven enfrentadas a entornos inciertos y mucho más complejos
que en épocas anteriores.
Finalmente, aplicando el libro “El
líder guiado por la visión”, ¿qué visión estás construyendo en tu acción diaria
como profesional, como consultor, como líder de una empresa?, como cuando la
preguntaron en los años 60 en la NASA a una persona que hacía el aseo, “estoy trabajando
para enviar a un hombre a la luna”.
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