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miércoles, 6 de mayo de 2020

Crisis. Jared Diamond




He leído varios trabajos de este autor, conocido sobre todo por su libro “Armas, Gérmenes y Acero” y por otro muy interesante llamado “Colapso”, que no he tenido oportunidad de comentar en este blog. Me pareció especialmente oportuno su libro “Crisis”, además de estar recientemente editado, por ser atingente precisamente a la situación de “crisis” que vivimos por la pandemia de coronavirus.

Sostiene el autor que, “la mayoría de nosotros pasará alguna vez o varias, por un momento de inestabilidad o crisis y seremos capaces de solucionarlo, o no, mediante cambios personales”. Respecto de las crisis personales, se cuenta con elementos conceptuales y conocimientos respecto de qué son, cómo ocurren, cómo se solucionan y que factores ayudan o dificultan su resolución. En esto la psicología tiene mucho que decir.

Los países también pasan por crisis, las que de manera similar a las crisis personales, pueden resolverse o no con éxito realizando algunos cambios a nivel nacional. Su idea es poder relacionar la resolución de las crisis personales con las crisis nacionales, identificando los elementos presentes en las primeras que se podrían aplicar a las segundas. Entre los países que analiza está Chile y la crisis que vivimos el año 1973, además de Alemania, Japón, Finlandia, Australia e Indonesia. Sus ideas son muy interesantes de considerar para efectos de la crisis por el “estallido social” y por la “pandemia”.

¿Qué es una crisis? “El término deriva del griego crisis y del verbo krino que tiene varios significados vinculados entre sí: separar, decidir, hacer una distinción y también momento decisivo”. Según el autor, se puede entonces entender una crisis como un momento de la verdad, un punto de inflexión, donde la diferencia entre la condición post y la condición pre es significativa. Por supuesto que decir “significativa” será materia de un juicio, puede que algunas sean significativas y por lo tanto las consideremos crisis y otras no sean juzgadas como significativas y sólo las consideremos desafíos, pero no crisis.

La vida tanto personal como colectiva tiene estos “momentos de la verdad” donde entramos en un punto en que no estamos conformes con lo anterior pero aún no vislumbramos lo que viene. La sensación de insatisfacción, de conflicto, de dificultad se hace intensa. La evolución personal tiene muchas crisis, como pasar de la infancia a la adolescencia o de ésta a la etapa adulta o de esta última a la tercera edad. También las crisis tienen que ver con acontecimientos externos a la persona y como ésta los elabora y los procesa: separarse, cambiarse de ciudad, ser desvinculado del trabajo, muerte de seres queridos, etc.

Creo que más que con los acontecimientos mismos las crisis se relacionan fuertemente con el significado que le damos a esos acontecimientos y lo que para uno puede ser una situación menor para otro puede ser un acontecimiento altamente significativo. De ahí que el trabajo de otorgar significado, interpretar, reinterpretar y a continuación desarrollar nuevas conductas es crucial para superar cualquier crisis que vivamos. No creo que las crisis siempre se “resuelvan”, más bien se elaboran, se trabajan, se procesan.

Tampoco podría afirmar que siempre, pero sí que muchas veces salimos fortalecidos de las crisis, con recursos que no sabíamos que teníamos, o que no teníamos pero que la crisis nos obligó a desarrollar o a encontrar en alguna parte. Como dice el dicho, “lo que no te mata te fortalece”.

El autor hace una relación entre factores que influyen en los desenlaces de las crisis personales extrapolándolos luego a las crisis nacionales. Quisiera enfocar este post en cuáles son esos factores y dejar para quienes lean el libro de Diamond sobre las implicancias que ello pueda tener en las crisis nacionales de los países por él estudiados.

Estos factores son:

1 Reconocimiento de encontrarse en una situación de crisis. Este es un factor crucial para comenzar a hacerse cargo de una crisis. Mientras una persona no admita (en el coaching ontológico diríamos, mientras no haga una declaración de quiebre) que se encuentra en una crisis, difícil resultará que pueda comenzar a trabajar en ella.

Creo que uno los mejores ejemplos al respecto es el trabajo que hace “alcohólicos anónimos”, que le piden a quienes van a trabajar por dejar de consumir alcohol que declaren algo así como ……”sí, soy un alcohólico”, algo a lo que probablemente se habían negado por años. Ahí comienza recién el trabajo para superar la adicción.

2 Aceptación de la responsabilidad personal. No basta con la declaración de crisis, ya que la persona en cuestión puede decir….si, “pero no es culpa mía”, es culpa del sistema, de fuerzas que no controlo. Por ello, es crucial que la persona asuma la responsabilidad por la resolución de la crisis. Es cierto que la crisis puede haberse desencadenado por alguna situación de la que no tenemos control, lo importante es asumir la responsabilidad de modificar las propias acciones y no gastarse el tiempo en sufrir porque los demás no cambian.

En el coaching ontológico se hace una distinción muy útil entre víctima y protagonista. La invitación es a interpretar cualquier situación desde el protagonismo. Qué tengo que hacer yo aquí para cambiar mi situación, más que quedarse esperando que otros hagan algo.

3 Construcción de un cercado. Con esto el autor se refiere a la importancia de identificar y delimitar el problema que hay que resolver. Si la persona no hace esto puede “generalizar en exceso” y verse completamente como un fracaso, paralizarse y abrumarse. ¿Qué anda bien y no necesito cambiar? Esta definición implicará aprender a hacer cambios selectivos.

4 Obtención de ayuda de los demás. Cuando se enfrenta una crisis resulta crucial contar con apoyo emocional y material de otros, la familia, las amistades o cualquier grupo de apoyo con el que se pueda contar. Luego para poder enfrentarse a una crisis una pregunta importante es ¿qué apoyos tengo?, ¿con quién puedo contar para que me preste ayuda?

Una de las ideas importantes en mi experiencia como coach es la centralidad de aprender a pedir ayuda. ¿Quién se las sabe todas?, ¿quién es capaz de resolver todos los problemas?, Evidentemente, nadie. Y por ello este es un aprendizaje central, que implica desarrollo de la humildad, de atreverse a pedirle ayuda a otros.

5 Adopción de los demás como modelo. Vinculado a lo anterior, conocer a alguien que haya pasado por lo mismo o similar puede ser de enorme valor, ya que puede constituirse en un modelo de habilidades para gestionar la crisis y no inventar todo de nuevo ni proceder por el mero ensayo y error, sistema de aprendizaje valioso pero también lento y caro.

6 Fortaleza del ego. Según el autor este es un concepto psicológico que hace referencia a la confianza en uno mismo la sensación de haberse marcado objetivos y aceptarse tal como uno es, con la capacidad de tolerar emociones fuertes, mantenerse centrado frente al estrés, expresarse libremente y hacer un buen juicio de la realidad. Este es un rasgo que se desarrolla en la infancia, especialmente cuando nuestros padres nos aceptan como somos y nos ayudan a aprender a tolerar la frustración.

Relaciono mucho este concepto con las ideas de Daniel Goleman en torno a la inteligencia emocional y la competencia del autocontrol o los trabajos de Mischel, expuestas en “el test sobre la golosina”.

7 Autoevaluación honesta. Puede ser doloroso salir de la fantasía de la perfección y del narcisismo, pero para avanzar en una crisis es importante hacer una buena autoevaluación de las propias fortalezas y debilidades, de aquello que funciona bien y de aquello que no funciona. Sólo a partir de esto se pueden iniciar procesos de cambio selectivo que permitan apoyarse en las fortalezas y mejorar las debilidades de alguna forma.

8 Experiencia de las crisis anteriores. Si se han tenido crisis anteriores, en especial si son similares a la que se pueda enfrentar y se ha tenido éxito procesándolas se puede usar esa experiencia a favor. En cambio sí o no se han tenido crisis o se han resuelto de mala manera puede haber un sentido de indefensión.

9 Paciencia. Un factor importante para el buen pronóstico de una crisis es desarrollar tolerancia a la incertidumbre y a la ambigüedad. Cuando se está en medio de una crisis no se sabe que va a ocurrir y si las acciones que realizamos nos permitirán avanzar positivamente. Es estar “en el vientre de la ballena” como le pasó al personaje bíblico Jonás. Por eso un buen aprendizaje es desarrollar paciencia.

10 Flexibilidad. Sostener la creencia que solo hay una forma de hacer las cosas y todas las demás son equivocadas contribuye a profundizar las crisis. Para progresar en la salida a la crisis es necesario mostrarse flexible, abierto a considerar cambios selectivos, otros enfoques y otras acciones.

11 Valores centrales personales. Cualquier crisis desafía los valores centrales, aquello que consideremos importante, central, valioso. Dice el autor “los valores nucleares pueden hacer más sencilla o bien dificultar la resolución de una crisis….pueden ofrecernos claridad, una base sólida y una certidumbre desde la que podemos plantearnos llevar a cabo cambios personales. Por otro lado, seguir aferrándose a estos valores fundamentales, en el caso de que se hayan demostrado mal orientados bajo las nuevas circunstancias, puede impedirle a uno resolver una crisis”.

12 Ausencia de constreñimientos. Un factor importante en el desenvolvimiento frente a una crisis es la libertad de elección que se puede tener al estar o no condicionado por problemas prácticos o por responsabilidades.

Hace pocas semanas atrás terminé de ver en netflix una serie llamada “Poco ortodoxa”, que narra la historia de una mujer judía, que vive en una comunidad híper tradicionalista en Nueva York y escapa de este grupo opresivo y viaja a Alemania donde se reinventa. Es interesante como ella se hace cargo de esta crisis y desafía su historia, su religión y varias cosas más, desarrollando cambios selectivos como dice el autor del texto que comento.

Me siento orgulloso de trabajar acompañando a otros en sus procesos de cambio. Agradezco a quienes me han acompañado a mí a superar mis propias crisis. Si bien han sido duras, han sido regalos de la misteriosa vida.

Esperemos que este coronavirus que nos tiene en cuarentena sea una crisis que nos haga salir fortalecidos y centrados en lo importante y valioso de nuestras vidas.