Me pasa
cuando voy al supermercado y veo que cada vez hay más cajas automáticas para
pagar la cuenta, en vez de cajas con seres humanos atendiendo que me acuerdo de
este libro de Jeremy Rifkin, “El fin del trabajo”. Bueno, también me acuerdo en
otras circunstancias como cuando compro a través de internet y no voy a la
tienda presencialmente o cuando leo las noticias en el diario electrónico y ya
no compro diarios en el quiosco de la esquina como lo hacía antes. Y, si sigo
enumerando situaciones, también reflexiono en este tema cuando leo que me
podría atender un asistente virtual cuando llame por teléfono o chatee con una
empresa y no haya nadie al otro lado, sino que esté chatgpt.
¿Qué está pasando?
Rifkin propone que la sustitución tecnológica está llevando a que muchos
trabajos que antes realizaban seres humanos ahora se automatizan y los hacen
máquinas. He reflexionado sobre este tema antes al comentar el libro “la
carrera contra la máquina” o “el
futuro del trabajo” en este mismo blog.
¿Cuál es la
tesis de Rifkin?
Desde la
revolución agrícola hasta hace ya un siglo atrás gran parte de la humanidad
trabajaba en actividades de naturaleza agrícola y de ahí que la mayor parte de
los seres humanos vivían en el mundo rural. Sin embargo, con la llegada de la
revolución industrial, se inventaron muchos artefactos mecánicos que llevaron a
que la actividad agrícola se automatizara en todas partes del mundo.
Dado lo
anterior hoy es frecuente ver muy poca gente en el campo trabajando, ya que
muchísimas actividades que se hacían de forma manual o con apoyo de animales
hoy se realizan o con máquinas o por máquinas. La productividad de la agricultura
es enorme y genera la posibilidad de alimentar a grandes poblaciones, pero, con
muy poca gente trabajando.
¿Qué pasó cuando
la agricultura se automatizó? Según Rifkin, las personas migraron a las
ciudades y con el desarrollo de la industria fueron empleadas en actividades de
naturaleza industrial. Sin embargo, la automatización llegó también a la
industria con máquinas de todo tipo, como robots y con prácticas como gestión
de procesos y reingeniería, lo que generó nuevamente desempleo por sustitución
tecnológicas.
Al igual que la
actividad agrícola, las fábricas de hoy emplean cada vez menos gente y si se compara
una fábrica del siglo pasado con una fábrica en la actualidad muchas de sus
actividades están automatizadas y se ve poca gente trabajando.
Bueno, se
pregunta el autor y ¿dónde se fueron los trabajadores que despidió la industria?
Se fueron a las actividades de servicios como comercio, banca, educación, turismo,
comunicaciones y otras más, quienes absorbieron a muchísimos trabajadores.
El tema es
que hoy con el desarrollo de nuevas tecnologías que automatizan las actividades
de servicios, muchísima gente está quedando y va a seguir quedando sin trabajo
y no se ha desarrollado ninguna industria que pueda absorber los trabajos que
se automatizan.
Con estas reflexiones
de Rifkin comienzo a pensar en muchísimos ejemplos de actividades que se
automatizan en la actualidad como los ejecutivos en los bancos donde ya no es
necesario ni ir al banco y basta con hacerlo a través de la página web o la interacción
con una aerolínea donde la compra de pasajes, la emisión del boarding y hasta
la carga de equipaje en el aeropuerto está automatizada. Sin duda, está lleno
de más ejemplos.
Una línea de
pensamiento es que en el mundo de los servicios se automatizan las actividades
de poco valor, repetitivas y monótonas lo que lleva a que los trabajos de
naturaleza “simbólica”, de análisis o que implican “relaciones humanas”
seguirán siendo desarrollados por seres humanos y no serán automatizados. Esta
línea de pensamiento nos da la esperanza que las profesiones que tengan estos
componentes cognitivos y relacionales se salvarán de la automatización.
No obstante lo
anterior, otra línea de pensamiento se pregunta y ¿qué pasa si estas tareas
cognitivas y relacionales se comienzan a automatizar también con el desarrollo
de la inteligencia artificial y de todas las herramientas asociadas a estas tecnologías?
Al respecto hay interesantes reflexiones sobre automatización de servicios de
traducción, de servicios legales, de servicios de educación, de psicoterapia,
etc.
A lo mejor
que el mundo camine hacia menos trabajo para los humanos puede tener un lado
muy interesante y es que, por fin, trabajaremos menos y tendremos la
oportunidad de tener más vida familiar, más ocio y más tiempo para actividades
completamente desligadas de lo productivo. Haciéndose cargo de esta perspectiva
el autor propone varias medidas interesantes de discutir como la emergencia de
un ingreso básico para todos los seres humanos pagada por el estado, la
reducción de la jornada de trabajo y el desarrollo del tercer sector, aquel
sector económico que no está ni el mercado ni en el estado y que representa a
la sociedad civil.
Yo creo que
no es trivial y alguna relación tiene con la reflexión anterior que en Chile se
discuta bajar la cantidad de horas de trabajo a 40 horas o que haya un
interesante movimiento a que el comercio cierre más temprano y no a las 21.00 o
22.00 horas y que se haya legislado a favor de la pensión garantizada universal
que es una forma que tiene el estado de entregarle dinero a los ciudadanos mayores.
La situación
también puede ser mirada como un gran problema, ya que el haber grandes masas
de personas sin trabajo, cómo estas generarán ingreso económico si no tienen
trabajo, cómo funcionará la sociedad si hay dos grupos, uno pequeño, con trabajo y con grandes ingresos y otro grande,
mayoritario, sin trabajo o con trabajos de poco valor y con bajos ingresos. ¿Tendremos
dos clases de ciudadanos? Y, en este caso, qué consecuencias tiene esto para la
vida política, para la democracia, para la vida social, para el desarrollo
económico, etc.
Yo creo que
tampoco es trivial esta reflexión ya que nos permite entender cómo en muchos
países, dada la realidad descrita se ha desarrollado toda una economía
informal, de supervivencia, relacionada con la delincuencia y el trafico de drogas.
Creo que el
libro de Rifkin es interesante de revisar y nos lleva a pensar en qué nuevas actividades
económicas pueden surgir acorde a las nuevas tecnologías, que generen empleos
para la población, también nos puede llevar a pensar en la educación de valor
que entregan los colegios y universidades a los jóvenes para que emprendan
nuevos negocios y para que realicen actividades valiosas económicamente. Creo
que también nos lleva a pensar en las personas menos favorecidas y como
apoyarlas para que se adapten a los nuevos tiempos.