Hace algunos días estaba tomando
un café con una amiga que ha tenido cargos gerenciales en el mundo privado y
público, con buenas y malas experiencias y me hace la siguiente pregunta a
propósito de un post anterior. ¿Y quién te enseña a ser jefe?, ¿dónde se
aprende la jefatura?, ¿Quién te dice cuando lo estás haciendo mal?
Por otro lado en un anterior post
(http://lastreto.blogspot.com/2014/09/el-mejor-jefe-que-he-tenido-kouzes-y.html)
recibí un comentario muy atinado de Cesar Verdugo, quien efectuaba algunas
reflexiones respecto de como se aprende a ser jefe y hacía valiosas aportaciones
al respecto.
Creo que la pregunta es muy
pertinente, así que démosle algunas vueltas.
En “El desafío del liderazgo“ Kouzes
y Posner señalan que se aprende de tres maneras a ser jefe.
La primera es a partir del ensayo
y error. Esto significa que en la medida que alguien ejerce el rol de jefe
tendrá aciertos y desaciertos y producto de esas experiencias irá aprendiendo
prácticas que le permitan ser más o menos efectivo. Esto no es algo que sólo
ocurra en el aprendizaje de la jefatura, también sucede en otras áreas de la
vida. A mi entender, en el caso del aprendizaje de la jefatura, cuando se
realiza de esta forma es lento, largo y hay equivocaciones de por medio,
resulta caro y deja heridos en el camino. Además, mi experiencia indica que
para que este modo sea efectivo, requiere del aprendiz una dosis importante de
humildad y sentido reflexivo para evaluarse, mirarse y a partir de ello
concluir que le sirve y que no le sirve. Creo que demás está decir que por
mucho ensayo y error hay personas que o no aprenden, aprenden lento o aprenden
poco.
La segunda manera es aprender de modelos.
Dice Kouzes y Posner que se aprende de los modelos positivos (aquellos a los
que hay que imitar) y de los modelos negativos (aquellos que no hay que
imitar). Me gusta esta manera de mirar el fenómeno del aprendizaje de la
jefatura. Todos hemos tenido la bonita experiencia de tener un buen jefe,
alguien que sabía liderar al grupo y que tenía un modo de ser y comportarse del
que puede extraerse algo bueno. En otros casos nos ha pasado tener jefes con los que uno ha
pensado…..”cuando yo sea jefe por ningún motivo haría lo que hace este señor o
señora”.
Esto me recuerda un jefe que tuve
por ahí que una vez me llamó para cobrarme porque no había hecho algo que nunca
me había pedido. Entonces sorprendido le indique que como iba a hacer algo que
no me había pedido y que además no era mi trabajo, frente a lo cual me increpó
que yo debería haber adivinado que me lo estaba pidiendo cuando me había
reenviado un correo diciéndome FYI…….Kouzes y Posner dirían, un buen modelo de
lo que no hay que imitar.
Y, la tercera es la educación y
el entrenamiento. Aquí hay varias técnicas y niveles. Es interesante la
perspectiva de Hogan (mirar “como educar al gerente moderno”) quien sostiene
que algunos programas de educación son una pérdida de tiempo ya que intentan
educar en habilidades que son poco modificables. Creo que en este tema hay una
gran variedad de programas, algunos que “venden la pomada” y otros bien
diseñados, bien ejecutados y con buenos resultados. En mi experiencia para que
ello ocurra debe conjugarse un buen diseño, un buen relator y la motivación positiva
del participante, ya que a veces un buen programa con alumnos “desmotivados” que
no le ven valor a la capacitación resulta poco satisfactorio.
Y, creo que hay una cuarta
manera, no la dice Kouzes y Posner pero la he visto mucho últimamente, el
coaching. En este caso una persona que ejerce rol de jefe y que se da cuenta
que tiene carencias pide apoyo, pide orientación, solicita que le “ayuden a
mirarse” y con eso ser más sensible a su proceso de aprendizaje de jefe. Creo
que el coach no tendrá que decirle que hacer pero le ayudará a incorporar
pensamiento reflexivo y “automirada”.
Cuando a alguien lo nombran jefe,
comienza a realiza un trabajo nuevo, que ya no se relaciona con sus
competencias técnicas sino que con otras competencias. Y si la persona es “criteriosa”,
“inteligente” se preocupará de aprender para hacer de buen modo este nuevo
trabajo. Creo que un error frecuente es pensar que como se tienen competencias
técnicas, obviamente se deben tener las otras, lo que no es necesariamente
cierto.
Creo que en el caso de muchos “malos
jefes” hay más incompetencia que maldad. Muchos jefes juzgados como malos
jefes, no saben cómo hacerlo y el costo del aprendizaje lo pagan quienes están a su alrededor. Si a ello se agrega un
nivel importante de ceguera y arrogancia la mezcla es peligrosa. Sin embargo,
cuando un “mal jefe” tiene apertura al aprendizaje, se comporta de manera
reflexiva y se pregunta, que tengo que aprender aquí, el pronóstico mejora
fuertemente.
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