La primera vez que escuché hablar
del eneagrama fue en una reunión de amigos, donde Dalibor Dragicevic, papá de
una compañera de mi hija, mencionó que él había estudiado mucho el enfoque y
que lo usaba en su trabajo con gran éxito. Recuerdo que me llamó mucho la
atención pues Dalibor era ingeniero y trabajaba en la operación y no en recursos
humanos o en desarrollo organizacional.
Luego escuché a mi amigo Carlos González
hablar de este tema y en algún almuerzo compartido, explicarme la diferencia
entre los nueves, seis y tres y las características de cada uno. Recuerdo su
extensa explicación acerca de los tres y que probablemente ese era mi tipo.
Finalmente, mi amigo Marco Ortiz,
fue hace ya varios años al SAT, un programa de formación basado en eneagrama,
donde aprendió de discípulos de Claudio Naranjo y me contó mucho en que consistía
el modelo, las enseñanzas de Naranjo y la utilidad que este tenía para la vida.
Algunos años después realicé un
curso de varios días con Marta Huepe, discípula también de Naranjo donde aprendí
con mayor profundidad las distinciones del modelo. He leído varios libros sobre
el mismo y lo utilizo frecuentemente para hacer coaching, para entender a mis
clientes y para comprender a las personas con que interactúo.
Naranjo en su libro “El eneagrama
de la sociedad” cuenta la historia respecto de cómo llegó al eneagrama, citando
a Oscar Ichazo y a Gurdjieff, su perspectiva mezcla la sabiduría ancestral con
las distinciones propias de la psiquiatría y la psicología.
Naranjo tiene varios libros sobre
el tema donde destaca el que acabo de citar y “Carácter y Neurosis”. Hay otro
que escribió al que aún no he podido tener acceso, “veintisiete personajes en
busca del ser”, donde además de los nueve tipos, profundiza en los subtipos.
Naranjo, haciéndose cargo de toda
una tradición, señala que la personalidad aparece como un “residuo de nuestras
estrategias infantiles para conseguir un amor que no nos llegó naturalmente en
un mundo de escasez” y por ello, cada tipo es un modo distinto de pararse en el
mundo, con sus propios dolores y problemas característicos.
Siguiendo el orden que propone
Naranjo en el libro “El eneagrama de la sociedad “ usaré el resumen que hace David
Daniels para cada tipo.
Tipo 2. Aprendió a satisfacer sus
necesidades siendo necesario y dando a los demás lo que cree que necesitan y
desean, suponiendo que así los demás harán lo mismo por él. Desarrolla un
sentimiento de orgullo por ser indispensable. Por eso que su atención está
puesta centralmente en las relaciones, los sentimientos y emociones de los
demás en todo momento. Tiene “puntos ciegos” en sus propias necesidades y su
entrometimiento en la vida de los demás.
Tipo 7. Aprendió a protegerse de
las limitaciones y del sufrimiento ocupándose en actividades placenteras e imaginando
muchas posibilidades fascinantes para el futuro. Ávido de ideas y experiencia interesantes. Tiene puesta la energía
en disfrutar y experimentar la vida plenamente, tener muchas opciones y una
vida animada. Los “puntos ciegos” están en los límites reales de la vida.
Tipo 4. Aprendió a buscar
circunstancias perfectas que lo hagan volver a sentirse amado y completo.
Desarrolla sentimientos de deseo de lo que falta y envidia por lo que no tiene.
Dado ello pone su energía en lo que falta en la vida, amor, sentido y
satisfacción. Por ello, los puntos ciegos son lo presente y lo ordinario.
Tipo 5. Aprendió a protegerse de
las exigencias molestas y que se le agotaran los recursos volviéndose reservado
y autosuficiente, lo que hace limitando sus deseos y necesidades y acumulando.
Dado lo anterior, pone su atención en el campo intelectual, los hechos, el análisis
y el pensamiento. Pone energía en distanciarse y replegarse para observar,
ahogar y reducir los sentimientos, ser independiente, conservar energía,
mantener una intimidad suficiente y marcar los límites.
Tipo 8. Aprendió a hacerse fuerte
y poderoso imponiendo su verdad y ocultando su vulnerabilidad, con el fin de
protegerse y conseguir que se le respete y valore. Tiene mucha energía. La atención
está puesta en el poder y el dominio. Pone energía en controlar y dominar, hacerse
respetar siendo fuerte.
Tipo 1. Aprendió a ganarse el
amor siendo bueno, responsable, concienzudo, haciendo bien las cosas,
satisfaciendo elevados valores interiores y cumpliendo las reglas. Dado ello,
reprime la rabia, la tensión y el resentimiento. La atención está puesta en lo
correcto y lo incorrecto, lo que debe corregirse, lo bueno y lo malo en el
comportamiento de los demás, comparado con el propio.
Tipo 9. Aprendió a olvidarse de sí
mismo, mediante la inercia hacia sí mismo y sus prioridades. Reemplaza sus
prioridades por cosas no esenciales y pequeños agrados o comodidades. La atención
está puesta en los planes, peticiones y exigencias de los demás, trata de
complacer a los demás, llevar una vida agradable y corriente, mantener la armonía
y refrenar la rabia. Evita el conflicto
Tipo 3. Aprendió a obtener amor y
aprobación logrando éxito, trabajando arduamente para ser el mejor y cuidando
esa imagen. Por ello desarrolla una energía ambiciosa, emprendedora que oculta
los verdaderos sentimientos. Pone atención en todo lo que tiene que hacer,
trabajos, proyectos, objetivos, procurando evitar el fracaso y quedar mal
Tipo 6. Aprendió a considerar el mundo un lugar
imprevisible y peligroso, por lo que no suele haber confianza entre las
personas. A partir de ello se desarrollan dos posturas, (1) obedecer a la
autoridad y evitar lo que se considera amenaza o peligro o (2) desafiar a la
autoridad y combatir lo que considera amenaza o peligro. Pone atención a todo lo
que podría ir mal o ser peligroso, escollos, dificultades, significados
ocultos, exageran los peligros y no ven lo positivo.
El eneagrama no es un enfoque o
modelo diseñado para el análisis organizacional, sin embargo, a mi juicio, la
simplicidad e integridad de las distinciones respecto de cada tipo permiten
conocer las motivaciones de uno y, por lo tanto, realizar alguna
reflexión respecto a fortalezas y debilidades de cada tipo en el ámbito
organizacional.
El mejor libro que he encontrado
al respecto es el de Ginger Lapid-Bogda, llamado “Eneagrama y éxito personal”.
En este, describe cada tipo, señalando para cada uno: como se comunica, cómo
gestiona los conflictos, cómo lidera, lo que tiene importantes implicancias
para la gestión organizacional.
Creo que el eneagrama es una
buena teoría del observador, en términos que nos permite tener un buen mapa de cómo
somos las personas, cuáles son las estrategias que hemos desarrollado para
adaptarnos a la vida y, en cuanto al coaching, ayudar a nuestros clientes a
poner mayor luz sobre sus “lados oscuros”, donde hay enorme espacio para el
aprendizaje y el desarrollo.
Estoy seguro que no se contradice
con otros enfoques de coaching, sino que los enriquece, en términos de tener
más distinciones de “tipos de observadores” que somos los seres humanos.
Muchas gracias por el artciulo. Actualmente ando buscando un test eneagrama completo, me parece sumamente necesario por ahora. Saludos
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