Este fin de
semana me toca realizar clases en el MBA de la Universidad Católica del Norte
en Coquimbo. He preparado un power point detallado sobre el clima
organizacional, incluso le voy a mostrar a los alumnos los resultados de
algunas encuestas de clima para que observen las dimensiones que se miden, que
resultados aparecen y discutamos acerca de iniciativas organizacionales para
mejorar el clima.
Sin embargo, he caído en la
reflexión que hay algunos aspectos del clima organizacional que las encuestas y
tests respectivos no captan y que, a mi entender, tienen una importancia
crucial en el clima de un equipo u organización.
Sobre esto mismo, recuerdo una
conversación que tuve hace poco rato con una persona, quien me decía algo así
respecto de su jefe…..”ojala le vaya pésimo…..””que coseche lo que siembra:
desconfianza, manipulación, favoritismo”……..
A lo que me refiero en términos
generales es a la relación entre clima organizacional y estados de ánimo y, en
particular, al resentimiento.
Los estados de ánimo son estados
emocionales de más larga duración, desde los cuales se interpretan los
acontecimientos y predisponen a quienes los viven a desenvolverse de un modo
relacionado con ese estado emocional.
Cuando el estado de animo es el
estado de resentimiento, la interpretación dominante es la de inequidad, dicho
por el protagonista, “algo injusto me han hecho, no me merezco que eso me pase,
me tengo que quedar callado porque me puede ir peor si hablo, pero (y eso es muy
importante) algún día las cosas volverán a ser justas y quien me ha causado
esta injusticia las pagará”.
De hecho hay dichos en el
lenguaje común que reflejan este estado de animo: “siéntate a ver pasar a tu
enemigo”, “algún día las pagará”, “se cosecha lo que se siembra”, “siembra
vientos y cosecha tempestades”, “no hay que escupir al cielo” y muchas otras
más.
Quien vive con resentimiento
interpreta que algo injusto le ha ocurrido, que una promesa que alguien le ha
hecho no ha sido cumplida. También puede ser una expectativa que tiene, que
siente que el otro debe satisfacerla y el otro no lo hace.
Quien vive en el resentimiento
desarrolla la noción que es mejor quedarse callado porque teme que si habla y
señala que hay algo injusto, podría recibir consecuencias aun más indeseables,
por lo que empieza a sostener una conversación interna permanente, a rumiar,
deseando que al causante de la “injusticia” le vaya mal.
Siempre que existen relaciones
de asimetría de poder, existe la posibilidad que surja el resentimiento, ya que
por definición quien tiene poder puede imponer a otros decisiones que el otro
no quiera. Esto ocurre en el mundo organizacional, donde los estilos
autoritarios de liderazgo, además de otros problemas, generan dosis importantes
de resentimiento.
Siguiendo a Mintzberg (ver: El
proceso estratégico) en todas las organizaciones debe haber una estructura
organizacional donde se definan roles y tareas, lo que implica necesariamente
jerarquía y distribuciones diferenciales de poder. De ahí a que quien tiene
poder, lo utilice para hacer juegos, manipular, tener favoritos, etc, hay harta
distancia.
Creo que de más está decir los
costos que puede tener para una organización que sus integrantes vivan en un
estado de resentimiento, entre ellos, la falta de aportes, la poca disposición
a comprometerse, la falta de honestidad, la disposición a contribuir sólo lo
mínimo, la falta de confianza, etc.
Pienso, en la misma línea, los
enormes costos que tiene para un equipo el resentimiento, sobre todo los costos
en confianza, en dobles discursos, en decir algo en el discurso público, pero
decir algo diferente en el discurso privado.
A lo mejor, en el corto plazo,
por miedo, por política de terror, se logran mejores resultados y todo aparece
más calmo, pero a largo plazo, las personas se agotan, se enferman, buscan
cambiarse de trabajo, hablan mal, rumorean, lo que estoy convencido sólo trae
malos resultados de todo tipo.
Hay formas de precaver que
aparezca el resentimiento, como permitir los reclamos y aceptar las opiniones
diferentes, pero cuando se ha instalado en un equipo u organización es una
enfermedad difícil de curar.
Yo creo que los directivos que
consideran el resentimiento un mero costo y que incluso lo promueven son
profundamente ineptos e incompetentes, ciegos a los costos y daños que generan
a su alrededor y, precisamente por resentimiento, son como el rey desnudo del
cuento, en que todos le hablan de maravillas, pero por fuera o por debajo, sólo
esperan que “cosechen lo que siembran”.
La gestión del clima tiene que
considerar estas otras miradas, que no aparecen en los tests, y que tienen un
gran efecto en el desenvolvimiento de equipos y organizaciones.
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