Hace rato que tenía pendiente
comentar este libro, luego de haber comentado los dos textos anteriores sobre
“accountability” de estos autores, “El
principio de Oz” y ¿Cómo
sucedió eso?. Interesantes trabajos donde exponen el concepto de accountability
y diferentes dimensiones de la misma.
Por otro lado, he escrito varios
posts sobre temas relacionados con cultura organizacional, tales como los
trabajos de Edgar
Schein, Daniel
Denison y Goffee y
Jones por lo que el trabajo de Connors y Smith sobre cultura
profundiza en este ámbito.
Comienzan definiendo la cultura
como “la manera como la gente piensa y actúa”. Todas las organizaciones tienen
una cultura, la cual trabaja para nosotros o en contra nuestra. Por ello,
sostienen “manejar la cultura de tal manera que genere los resultados que uno
está buscando, se ha convertido en un rol esencial del liderazgo, una
competencia esencial. Ignorarla implica un perjuicio inaceptable”.
Dicen que Peter Drucker decía
algo así como la cultura se come la estrategia al desayuno, lo que puede ser
interpretado como que se pueden hacer
grandes planes pero que si no se tiene en cuenta la dimensión cultural de la
organización estos planes pueden no implementarse. La cultura organizacional
tiene una gran fuerza en términos de modelar los comportamientos de los
integrantes de la organización y, tal como dice Connors y Smith, actuar en pro
o en contra de los resultados organizacionales.
Cada empresa cuenta con una
cultura, la que se ha desarrollado en el transcurso del tiempo, surgiendo de un
proceso deliberado o no. La pregunta para cualquier líder es si la cultura
actual es capaz de generar los resultados que la organización necesita. Si la
respuesta es no, entonces es crucial cambiar la cultura, es decir, cambiar el
modo en que la gente piensa y actúa, para producir los resultados que la
organización necesita.
Ello da lugar entonces a un
proceso de cambio cultural, que los autores describen como pasar de la cultura
1 a la cultura 2, o de la cultura actual a la cultura deseada o necesitada.
Ello se observa en la figura:
Esta manera de enfocar el cambio me parece muy similar al
tradicional modelo Observador – Acción – Resultado ya comentado en otros
lugares, el que en vez de mirarlo como secuencia, aquí se mira como base –
superficie. Entiendo que desde el modelo O- A- R, muchas veces no basta con
cambiar las acciones, es necesario profundizar en el Observador, sus
paradigmas, creencias, ideas respecto del mundo.
A continuación de
estas definiciones, los autores se dedican a descomponer los cuatro elementos
de “cambie la cultura – cambie el juego”, trabajando sobre Resultados,
Acciones, Creencias y Experiencias.
1 Resultados: Es
esencial entonces al inicio de cualquier proceso de cambio cultural definir los
resultados que se quieren alcanzar. Estos resultados deben comunicarse por toda
la organización y generar alineamiento entre las distintas áreas de la empresa.
2 Acciones: El
mayor cambio durante la transición cultural es un cambio hacia una mayor
accountability, lo que significa que las personas se hagan responsables de lo
que hacen y como ello contribuye a los resultados de la organización.
3 Creencias: Las
creencias influyen significativamente en aquello que hacemos cotidianamente y
estas creencias se resisten al cambio a menos que uno las enfrente
directamente. Para Connors y Smith hay tres categorías de creencias:
Creencia
sostenida que no influye contundentemente en las acciones de las personas |
CREENCIA
de categoría 1 |
Con
acceso a nueva información es fácilmente abandonada. |
Creencia
fuertemente arraigada a través del tiempo basada en la experiencia |
CREENCIA
de categoría 2 |
Requiere
una experiencia significativa para el cambio. |
Creencia
profundamente adoptada concerniente a los principios y lo que es correcto o
incorrecto |
CREENCIA
de categoría 3 |
Difícilmente
la persona abandona este comportamiento basado en sus convicciones éticas y
morales. |
Según los autores, cuando se habla de la necesidad de cambiar las creencias generalmente se está hablando de trabajar con creencias de categoría 1 y 2, las que reflejan “cómo hacemos las cosas aquí”
4 Experiencias: Los
líderes deben convertirse en expertos en la creación de experiencias
“correctas”. Si la gente vive las experiencias correctas, la gente cambiará su
manera de pensar y si cambia la manera de pensar cambiará la cultura y, cuando
cambia la cultura cambia el juego.
En el cuadro a continuación Connors y Smith distinguen varios
tipos de experiencias:
Un
evento significativo que lleva a una inmediata introspeccion y no necesita
interpretación. |
EXPERIENCIA
TIPO 1 |
Una
experiencia que necesita ser interpretada con el fin de formar las creencias
deseadas. |
EXPERIENCIA
TIPO2 |
Experiencias
que no afectarán las creencias prevalentes porque son percibidas como
insignificantes. |
EXPERIENCIA
TIPO 3 |
Experiencias
que siempre serán malinterpretadas independientemente de la profundidad o
calidad de la interpretación |
EXPERIENCIA
TIPO 4 |
Cuando se logra ofrecer una experiencia tipo 1, se está influyendo poderosamente en la gente para que esta adopte nuevas creencias propuestas. Estas experiencias pueden ser escasas. En cambio las experiencias tipo 2 son mucho más frecuentes, aunque requerirá un contexto interpretativo para que la gente adopte la creencia que se quiere formar.
Está lleno de experiencias tipo 3
como escribir la misión en la pared, escribir artículos en un diario, publicar
notas en la web, recibir un cheque de pago normal, anuncias de la dirección,
etc. Tales experiencias se interpretan como poco trascendentales y no invitan a
nadie a cambiar sus creencias.
Si bien creo que es imposible que
la alta dirección de una organización, linealmente, pueda controlar al 100% la
formación de la cultura, creo que efectivamente, los líderes pueden realizar
muchísimas acciones que impactan en la cultura e intencional o no
intencionalmente, sus acciones lograr instalar ciertas prácticas.
Me parece interesante el
razonamiento de los autores en términos de impactar en ciertas creencias y
proveer de ciertas experiencias que estén alineadas con la cultura que se
quiere formar. Creo que la experiencia cotidiana que muchos tenemos en la vida organizacional
es precisamente todo lo contrario, los líderes organizacionales no miden el
impacto que sus acciones tienen en la confirmación de creencias culturales
contrarias a la cultura que la organización necesita. Ello incluye dobles
discursos, favoritismos, falta de seguimiento de reglas y muchísimas acciones
más.
Para finalizar los autores
proponen tres herramientas de gestión cultural que permiten alinear el
propósito organizacional con los resultados y construir una cultura que cambie
el juego. Estas herramientas son:
1 Feedback enfocado. Ofrece sugerencias y guías positivas y
espontaneas acerca de qué más puede la gente hacer para demostrar las creencias
con mayor compromiso. Este feedback le ayuda a las personas a saber
oportunidades de mejoramiento.
2 Relato enfocado de historias. Se trata de contar historias
específicas que describen a las personas que experimentan creencias culturales
que llevan a los resultados, reforzando su importancia y mostrando a la gente
como poner en práctica dichas creencias.
3 Reconocimiento enfocado. Una herramienta de refuerzo positivo que
no se ve obstaculizada por procesos jerárquicos normales. Se basa en usar
tarjetas de reconocimiento que cualquier persona puede enviar al receptor.
La cultura es una propiedad de cualquier
organización y emerge en función de las creencias, valores, costumbres y
prácticas que una comunidad humana va desarrollando en el transcurso del
tiempo. Por supuesto que puede cambiar y así lo hace en función de eventos
propios de la cultura más amplia de la que forma parte y de eventos internos de
la organización.
El cambio cultural no depende
solo de lo que haga la dirección de la empresa, aun cuando es una fuerza
importante en el devenir cultural de la organización. Pero, es bueno tener
claro que no depende únicamente de los esfuerzos de consultores
organizacionales o de la dirección.
Además el cambio cultural no es
lineal, en el sentido metafórico que se “aprieta alguna palanquita” y la
cultura cambia. Es un fenómeno también interpretativo, las personas interpretan
las acciones de la dirección y de acuerdo a dichas interpretaciones cambian en
un sentido u otro o no cambian.
Por eso que veo en los trabajos
de Connors y Smith un intento interesante de direccionar el cambio cultural
pero critico su mirada tan lineal, tan dependiente solo de la acción directiva
de la organización y, tan simple.
Pero, es un aporte también a
mirar la relación entre cultura y resultados y ofrecer un modelo, insuficiente
no más, de intervenir en este proceso para generar alineamiento entre la
cultura y los resultados organizacionales.