Estoy leyendo el libro de Luis Huete “liderar
para el bien común” y ha presentado una distinción sobre Tipologías de trabajo
que me ha parecido especialmente interesante de traer al blog para reflexionar.
He citado otras veces a este autor español (ver
post), quien además tiene una web y
un buen blog.
Ya comentaré en profundidad el libro que cito.
Dado el cambio tecnológico que está
ocurriendo en el mundo actualmente, es muy esperable un cambio en la valoración
del trabajo. Ya hemos reflexionado con anterioridad en este blog sobre dicho
tema, a partir de los trabajos de Lynda Gratton (ver post
1, post
2).
Señala Huete que existen dos
variables relevantes a considerar a fin de crear una tipología del trabajo
actual y futuro, la primera es la dimensión manual o intelectual, es decir, si
el trabajo es hecho basicamente con las manos o con la cabeza. La segunda dimensión
en relación a la rutina o repetición: rutinario o no rutinario. Esto genera la
matriz que se presenta a continuación.
Trabajos manuales
|
Trabajos
intelectuales
|
|
Trabajos no
rutinarios
|
2
|
4
|
Trabajos rutinarios
|
1
|
3
|
Tenemos entonces que:
1 Trabajos manuales y rutinarios: Como el trabajo en la fábrica o en
el campo. Ya tuvieron una gran poda en la primera revolución industrial y seguirán
siendo reducidos por las nuevas tecnologías. Respecto de este grupo es
interesante revisar el libro de Jeremy Rifkin, “el fin del trabajo”,
donde describe como esta categoría de trabajo ha sido reemplazada por automatización.
También son interesantes las reflexiones acerca de la robótica en fábricas o en
el mismo campo.
2 Trabajos manuales no rutinarios: Lo que salva a estos trabajos de
la automatización es precisamente el componente no rutinario, que les da valor
cognitivo. Los seres humanos aún realizamos mejor estos trabajos que las
máquinas. El problema que tienen es el bajo salario que reciben, dadas además
las prácticas de externalización que muchas empresas aplican, sobre todo si se
trata de actividades que no son centrales para una empresa. Estos trabajos podrían
aumentar en el futuro.
3 Trabajos intelectuales pero rutinarios: Huete incluye aquí tareas
como la contabilidad, vigilancia, banca o mantenimiento. A su juicio, este tipo
de trabajos van a ser los grandes perdedores de la revolución digital ya que
serán los que, en términos relativos, van a desaparecer. Es duro lo que señala,
ya que muchos de estos trabajos con las actividades laborales de la “clase
media”, lo que significará para mucha gente desempleo. Además si no pueden
migrar hacia la categoría 4, para lo que requieren invertir en formación,
acabarán en la categoría 2, mal pagada.
4 Trabajos intelectuales no rutinarios: El autor señala como
pertenecientes a esta clase: artistas, cirujanos, dentistas, emprendedores. Se
trata de trabajos que se van a mantener firmes aunque igual serán transformados
por la tecnología. La digitalización de estos trabajos permitirá que las
personas que se dedican a estas actividades expandan sus mercados y globalicen
la demanda de sus servicios. No lo dice Huete, pero creo que aquí se deben
incluir muchas actividades de consultoría y el coaching, actividades que
demandan mucha “inteligencia” y son poco rutinarias por definición, al tener que
ajustarse al requerimiento del cliente. Estos trabajos requieren además una
formación constante y apoyarse en el desarrollo tecnológico para, precisamente,
fortalecer el componente intelectual y no rutinario y mantener su valor.
Creo que las matrices son simplistas
por definición, ya que buscan reducir algo que es mucho más complejo. No obstante
ello, esa misma condición las convierte en un recurso intelectual valioso para
comprender realidades más amplias. La matriz de Huete no es ajena a aquello y
al concentrarse en dos variables olvida muchas otras que podrían ser
importantes de considerar tales como: el valor agregado del trabajo, lo central
o periférico respecto de la actividad central de la organización, la matriz
productiva del país del que estemos hablando, etc.
Creo que matrices de este tipo nos
deben llevar a la reflexión respecto de dimensiones como la educación y si esta
abre o cierra posibilidades. El otro día leía en linkedin el comentario que
hacia una persona: profesional, ingeniero industrial, 20 años de experiencia
laboral, quien indicaba que llevaba 1 año sin trabajo y ya no tenía ahorros para
sobrevivir, por lo que pedía con urgencia que lo contrataran en alguna empresa.
Más allá del drama humano o familiar que puede significar la cesantía me
preguntaba cómo puede ocurrir que alguien con esa formación piense sólo en
encontrar trabajo empleado y no invente algo valioso con sus conocimientos,
como el aprendizaje no es sólo lo que se aprendió en la Universidad y es
necesario reciclarse permanentemente, como el emprendimiento fuera o dentro de
las empresas es una competencia fundamental y, como además es central generar
capital relacional para poder moverse entre empresas. Pensé que a esa persona
lo primero que le recomendaría sería cambiar su post y en vez de pedir un
trabajo hiciera ofertas valiosas con lo que sabe hacer.
La matriz tiene la utilidad también
de permitirnos reflexionar acerca de donde está el trabajo que realizamos y
hacia donde se puede estar moviendo. Creo que en el caso de los psicólogos
laborales, los trabajos como reclutamiento y selección de personal se han
movido cada vez más hacia el tipo 3 (intelectual pero rutinario) y, no es extraño
entonces, que cada vez tenga menos valor económico, tenga más componentes
automatizados y quienes se dedican a dicha actividad vean como se pauperiza
aceleradamente.
En enero realizamos el curso “herramientas
de liderazgo y coaching” y tuve la oportunidad de tener como alumno al
presidente de un sindicato minero, ingeniero mecánico de profesión, quien
además cursa un MBA, con quien conversaba acerca de la importancia que los dirigentes
sindicales aprendan de estos temas, ya que su principal función no es sólo
liderar a sus socios en los procesos de negociación sino que anticipar escenarios
futuros, derivados entre otras cosas de las tendencias en el mercado de trabajo
que puedan afectar a su gente y, de ese modo, estar preparados para el futuro
cuando llegue.
Seguiré leyendo a Huete y espero
comentar el libro “liderar para el bien común” en poco tiempo más.