Como tantas otras veces, mi amigo
Marco Ortiz me recomendó este libro y lo he leído rápidamente y con mucho
gusto. Encontré un video del autor donde expone un
resumen de su trabajo. Me ha parecido muy pertinente a este tiempo que vivimos
donde si bien hay mucho trabajo el empleo formal y estable escasea. Tiene mucha
sintonía con un libro que he comentado hace algún tiempo: Knowmads.
Comienza haciéndose algunas
preguntas relativas al trabajo, las empresas y los empleos. Luego argumenta que
estamos en una crisis y, con algo de ironía, recuerda que siempre lo hemos
estado, al menos desde la época de los setenta, que él recuerda a sus 43 años. A su
juicio, una de las consecuencias de esta crisis es el cambio en la carrera
profesional, la que definitivamente no existe. ¿Qué significa esto?, que “durante
décadas hemos vivido un mundo estable y más o menos predecible en el que podría
planificarse la trayectoria de un profesional con cierta seguridad. Ahora todo
ha cambiado. La seguridad se ha esfumado”.
Dado el escenario descrito yo
observo dos reacciones principales, resignación o resentimiento: en el primer
caso asumir con tristeza que el mundo es así, que no hay nada que hacer, que
hay que aprovechar lo poco que se tenga, con una actitud derrotista. En el
segundo, buscar culpables en el sistema, los grupos económicos, el capitalismo,
o en cualquier otro, incubando un sentimiento de odio y malestar. Frente a ello
Andrés Pérez propone una actitud optimista, hacerse cargo y, dado ese
escenario, verlo como una fuente de oportunidad, “lo bueno es que ahora decides
tú. En tu mano está escoger la profesión que se adapte mejor a tu estilo de
vida y elaborar un plan para conseguirlo”.
En lo fundamental me siento muy
de acuerdo con Andrés. Podríamos discutir largas horas si este mundo es mejor o
peor, las causas de tanto cambio, los efectos positivos o negativos. Incluso
podríamos a distintos niveles buscar responsables del cambio y pasarles la
cuenta pero creo que es preferible encontrar las posibilidades de contribuir,
desarrollarnos y hacer un aporte, hacer un mundo mejor o, como decíamos en el
movimiento scout, trabajar para “dejar el mundo mejor que como lo encontramos”.
Además estoy de acuerdo en una razón
práctica a la que alude el autor, “esto no es opcional”, el mundo va caminando
para allá y pensar en volver a la época de los empleos estables y de larga
duración suena más a utopía que a posibilidad razonable.
Por ello, el resto del texto se
enfoca en como dejar de pensar como empleado y como pensar como profesional, o
dicho de otro modo, “transformar nuestra mentalidad de empleado por la de
proveedor de servicios”, “no vendes tu trabajo, lo alquilas”, por ello
concluye: “cuando dices que buscas un empleo, lo que realmente estás haciendo
es diseñar una estrategia de venta de servicios a un cliente. Métete esto en la
cabeza: tu profesión es tu negocio personal”. Suena duro, pero es una
interesante manera de mirar las cosas.
Para prosperar entonces en este
mundo, el autor propone que la principal estrategia debe ser convertirse en un
profesional de referencia, lo que implica transformarse en líder en un
determinado campo, en un sector, en una organización o, dicho de otro modo,
convertirse en un experto. Ello
redundará en ser constantemente solicitado.
Los expertos son aquellas
personas percibidas como las mejores para resolver, gestionar o ejecutar determinados
trabajos. Por ello tienen la opción de escoger a sus clientes o empleadores y
fijar sus condiciones en lugar de que se las impongan. Ser experto no tiene que
ver con los diplomas, tiene que ver con ser percibido como tal.
Un experto cumple con tres
requisitos según el autor:
Relevancia: “Debes
ser reconocido como aquel especialista capaz de solucionar un problema o
satisfacer una necesidad con eficacia”.
Confianza: “Debes
conocer y utilizar los factores que generan credibilidad para ser percibido
como un profesional fiable”.
Notoriedad: “Debes
ser conocido, hacer saber que estás disponible y generar visibilidad suficiente
para que te tengan en cuenta”.
Para el autor existen varias
ideas a destacar del mundo de los expertos. Entre ellas: Cualquiera de nosotros
puede convertirse en experto si se dedica a aprender mucho de un campo, siendo
una combinación de experiencia, educación, formación e investigación. No es
necesario ser el mayor experto mundial en algo, basta sobresalir en el entorno
en que uno se posiciona. Un gran experto casi nunca ha creado algo
completamente original, toma elementos conocidos de un determinado asunto y los
sintetiza en un proceso o sistema claro que la gente puede apreciar, comprender
y utilizar.
Es importante destacar la conexión
que hace el autor con el marketing cuando dice que “tiene que ser percibido”, “ser
reconocido”, no basta con ser bueno o tener gran valor si la persona en cuestión
es desconocida o está oculta. Por ello que todo el esfuerzo posterior a
convertirse en experto es destacar esa condición y sobresalir entre un gran
grupo de personas que están en la misma línea.
En ello estoy mitad de acuerdo.
Creo que ser experto en algo tiene mucho más que puro marketing. ¿Cuánta gente
incompetente vende humo?, ¿cuánta gente se plantea como experto en algo sin
tener idea de aquello?, ¿cuántas veces es más importante el envoltorio que lo
que va adentro?. En ese sentido no estoy de acuerdo con él, pues no puede ser solo
marketing. Sin embargo, estoy de acuerdo que si las personas competentes,
responsables y profesionales no promueven sus servicios, corren el riesgo de no
ser descubiertas y quedar allí como diamantes en bruto. Por eso son
interesantes los pasos que sugieren para mostrarle al mundo que se es un
experto.
Estos pasos o elementos son según
el autor:
Formular un plan. Diseñar una estrategia.
Persona.
Evaluar las propias creencias y establecer prioridades personales que van a
influir en el posicionamiento.
Profesión.
Identificar la profesión en la que se ofrece. Se requiere dedicar tiempo a
diseñar el producto o contribución.
Posicionamiento. Además de tener algo que ofrecer, establecer el modo en que uno quiere
que lo conozcan y lo reconozcan.
Público:
Identificar y evaluar personas y organizaciones donde situarse.
Promoción:
Contarle a todos aquellos que les pueda interesar la oferta para que nos tengan
en cuenta.
Práctica:
Enfrentarse al momento en que todo el trabajo llegue a la persona adecuada y
tener que cerrar un acuerdo.
Sobre cada punto se extiende
latamente en el libro con algunos tipos interesantes y mucho de motivación y
actitud positiva.
Hace un tiempo atrás escribí un post
sobre la relación entre líderes y expertos basado en los trabajos de Sveiby. Es
muy propicio revisarlo para hacer la conexión entre ambos autores.
Recomiendo este libro a
profesionales junior que quieren inventar su trabajo, a profesionales aburridos
en el mundo organizacional que no saben cómo salir de ahí y volverse una oferta
valiosa para el mundo, a consultores que quieren agregar valor a lo que ya
hacen y no saben cómo hacerlo.
Buen otoño, pura vida!