En otras
ocasiones hemos hablado en este blog de los trabajos de John Kotter a propósito
de “lo
que hacen los líderes eficaces”, “la
diferencia entre líderes y gerentes” y “por
qué fracasan los intentos de transformación organizacional”
En esta
ocasión el título me pareció prometedor, ya que cuantas veces hemos escuchado
en organizaciones esta frase “aquí no hacemos las cosas así” cuando alguien
quiere cambiar un procedimiento, una práctica y, sin embargo, que bien le
vendría a muchas organizaciones empezar a hacer las cosas distintas para
adaptarse mejor a los cambios internos o del entorno en que funcionan.
El autor presenta una entretenida historia sobre unas suricatas, quienes
enfrentan un gran desafío de cambio derivado de la sequía y del aumento de depredadores,
fábula que sirve para hablar de procesos de cambio y de la diferencia entre
directivos y líderes.
Dice “los
cambios se dan cada vez a mayor velocidad, lo que no resulta fácil ni de
distinguir ni de manejar adecuadamente; por lo que, si no conseguimos encontrar
la manera de evitar los peligros, aprovechar las oportunidades y cosechar los
resultados que en realidad todos valoramos (y que sabemos que son posibles porque
algunos lo consiguen), la vida puede volverse muy desagradable.
La historia
es muy entretenida y les invito a leerla.
Al momento de
extraer los aprendizajes Kotter se concentra en la diferencia entre liderazgo y
gestión, a propósito de la gestión del cambio.
La diferencia
entre liderazgo y gestión.
Estos dos
conceptos se suelen emplear de manera indistinta como si significaran lo mismo,
pero ello no es así. Son cosas muy diferentes en lo que respecto a hechos, procedimientos
y maneras de funcionar. Yo mismo he publicado
algunas reflexiones sobre liderazgo y jefatura en este blog con
anterioridad ya que entenderlas como sinónimos confunde, el liderazgo es un fenómeno
espontaneo, que emerge en la vida humana, en cambio la jefatura y la gestión
son fenómenos relacionados con el poder y la estructura organizacional.
Ambos son
necesarios en las organizaciones y cumplen funciones diferentes. No son
incompatibles, no se trata de tener o liderazgo o tener gestión, la gestión
hace hincapié en el control de una gran cantidad de personas mientras que el
liderazgo proporciona un razonable y alto grado de libertad y elección a
personas que pueden proceder de distintos lugares.
La gestión
puede conseguir que el trabajo cotidiano se haga bien, de manera confiable y
eficiente, incluso en sistemas excepcionalmente grandes y complejos, en cambio
el liderazgo, puede estimularnos a innovar con rapidez y a impulsarnos, a pesar
de los problemas que generan los cambios, hacia el futuro.
Dice Kotter: “En
una gran organización que actúe en un mundo protegido con escasos cambios, una
buena gestión es muy importante y, en cierto sentido, suficiente. Por el
contrario, en una pequeña organización, en que la posible apertura de un nuevo nicho
de mercado en un mundo en el que los desafíos y las oportunidades del mañana
pueden cambiar muchísimo en cualquier momento, el liderazgo es una cuestión
fundamental”.
Para Kotter lo que mejor describe el fenómeno de la gestión y el liderazgo es el siguiente cuadro:
Para él, en
un principio, casi todas las organizaciones tienden a surgir de la nada y
operar en el cuadrante superior izquierdo.
Aquellas que “alzan
el vuelo” suelen moverse la mayor parte del tiempo en el superior derecho,
aunque sea durante un tiempo breve a medida que se hacen más grandes.
Sin embargo,
los mismos elementos que suman para hacer frente al aumento de tamaño, los
sistemas, estructura y políticas acaban con demasiada facilidad con métodos que
reducen la velocidad, la agilidad y la innovación y es así como las
organizaciones caen en el cuadrante inferior derecho, en especial
aquellas que no tienen que bregar con fuertes presiones competitiva se suelen
solidificar ahí abajo y se vuelven complacientes, rígidas, lentas.
Finalmente,
cuando las organizaciones se ven afectadas por fuertes y repentinas perturbaciones
en sus mundos, en ocasiones la misma red puede moverse hacia la derecha y
ubicarse en el cuadrante inferior izquierdo, en una posición de
vulnerabilidad frente a los acontecimientos.
Por supuesto
que para una organización compleja no es o liderazgo o gestión. Se requiere de
ambas prácticas, de manera de poder ser estables y dinámicos o flexibles y sólidos
al mismo tiempo.
Una
organización debe crear lo mejor de ambos mundos, incluyendo liderazgo y
gestión, lo que el autor llama “una organización dual”. Esto significa un
modelo organizativo que permita actuar con eficacia y confiabilidad a la hora
de satisfacer las exigencias contemporáneas más inmediatas (gestión) y
enfrentarse a un mundo en rápida evolución con todas sus exigencias de
celeridad, agilidad e innovación (liderazgo).
Esta idea la retoma
en un libro que podemos comentar en el futuro que llama “Acelerar”.
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