miércoles, 27 de mayo de 2020

Sapiens de animales a dioses. Yuval Harari




Estoy trabajando en un libro sobre trabajo colaborativo para equipos de trabajo y buscando fuentes que me permitieran fundamentar la importancia de la colaboración me acordé de este hermoso libro de Yuval Harari. He citado antes a este autor en este blog con sus trabajos sobre Homo Deus y sobre 21 lecciones para el siglo XXI.

Harari narra en los primeros capítulos la evolución de la especie humana destacando varios hitos evolutivos y extendiéndose sobre el largo periodo en que los humanos fuimos cazadores recolectores para quedarse otro largo rato en lo que llama la revolución agrícola. A continuación de aquello avanza hacia el presente siguiendo lo que llama la flecha de la historia para llegar a hablar de la singularidad.

Por supuesto que otros libros de historia narran con muchísima mayor profundidad muchos de los eventos que cuenta Harari, incluyendo la narración de acontecimientos históricos que él pasa por alto, sobre todo de lugares no occidentales. Creo que el valor de su trabajo no está en dicha narración únicamente sino que en el marco interpretativo que agrega a la historia, el que me parece destacable y en mi ingenuidad histórica novedoso.

¿Por qué el chimpancé humano, que era una especie menor, sin ninguna cualidad especial, que probablemente comía carroña o lo que dejaban botado otros predadores mayores en la sabana se ha convertido en el dueño del mundo?, ¿por qué el ser humano pesa tanto, de manera simbólica y de manera real, en el planeta respecto de otros animales?.

Y la respuesta que da me parece súper interesante de considerar. Porqué los sapiens desarrollamos capacidad de colaboración flexible a gran escala (dado el lenguaje y las capacidades cognitivas que ello conlleva)

Muchas otras especies colaboran, está lleno de ejemplos de aquello, como las hormigas, las abejas, los elefantes, los chimpancés y muchas más. Sin embargo o colaboran a baja escala, solo con conocidos y miembros de la misma colonia o colaboran de manera inflexible, siguiendo siempre las mismas pautas, razón por la que tienen dificultades adaptativas si cambia el entorno o las condiciones.

Los seres humanos somos capaces de colaborar en grandes cantidades, incluso con personas completamente desconocidas, con las que no tenemos un vínculo de ninguna naturaleza más allá de ser miembros de la misma especie. Y, además somos capaces de colaborar flexiblemente, adaptando la colaboración a circunstancias climáticas, geográficas, políticas, etc.

¿Cómo fue posible esto? Según su opinión esto se debió al desarrollo del lenguaje y la revolución cognitiva, que permitió distanciarse del aquí y del ahora y crear “mundos imaginarios”, discursos, mitos, narrativas, en definitiva, espacios de interpretación que salen de la realidad física circundante inmediata y hacen posible la cooperación. Estos mundos imaginarios no son “mundos falsos”, sino que son construcciones de sentido.

Un ejemplo de esto sería pedirle a un chimpancé que nos de sus frutas ahora y le entreguemos un “vale” que recibirá “en la otra vida” el doble de las frutas que nos dio. Posiblemente, si entendiera el lenguaje, nos miraría con sorpresa y difícilmente haría lo solicitado. En cambio los seres humanos hacemos muchas acciones similares por la patria, dios, el partido político, el club de futbol, la familia y otras más.

En este sentido la perspectiva de Harari es que los seres humanos creamos mundos de sentido, como patria, dios, partido político, club de futbol, familia, etc y luego usamos este sentido para coordinar nuestras acciones, alejándonos de la inmediatez del mundo físico.

Uno de los ejemplos que da son los estados modernos. Un estado es un cuento, una narración. Han sido inventados a partir de algunas condiciones geográficas como el territorio, alguna condición como el idioma común, y están llenos de mitos: banderas, canciones, héroes. A partir del cuento del estado, las personas colaboran, respetan sus leyes, pagan sus impuestos, educan a sus hijos, realizan el servicio militar, pueden hasta pelear en guerras contra gente de otros estados igual de imaginarios.

El dinero es otro ejemplo. El dinero es un papel o moneda con timbres, sellos, figuras a la que le asignamos valor y nos permite coordinar la acción. De hecho, el dinero tiene valor porque todos creemos en él y como creemos en él, trabajamos días, semanas o meses para recibir un papel, que confiamos le podremos entregar a alguien a cambio de alimentos. El dinero genera colaboración porque todos creemos en él incluyendo a quienes desprecian el capitalismo.

¿Han cambiado los cuentos que nos contamos a través del tiempo?. Sí, y seguramente lo seguirán haciendo. El futuro es un libro abierto a nuevas interpretaciones. Es posible por ejemplo que en el futuro hayan nuevos estados o un estado mundial. Es posible que emerjan nuevas religiones que crean en quizás que. Es posible que nuestras ideas científicas cambien. Lo que no cambiará es nuestra capacidad de contarnos cuentos y generar a partir de ellos nuevos espacios de colaboración.

A nivel organizacional creo que las ideas de Harari tienen muchísimos alcances. Las organizaciones también cuentan historias acerca de cuál es su misión o propósito y gracias a ello generan el alineamiento de personas que coordinan su conducta para trabajar por ese propósito.

Los invito a leer este libro de Harari, interesante descubrimiento más allá de las puras lecciones de historia.

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