Muchas personas preguntan qué es el
coaching, para qué sirve y en qué les puede ayudar en su trabajo profesional o
personal. Además frente a tanta oferta alternativa como la misma psicoterapia
realizada por psicólogos profesionales u otras prácticas, algunas de ellas muy
poco recomendables en mi opinión, conviene caracterizarlo para poder
distinguirlo.
Nureya Abarca, destacada psicóloga
chilena, en su libro El líder como coach (1) señala que “al parecer el término
coaching habría tenido su origen en el siglo XV en la ciudad de Kocs, Hungría.
En este poblado existía un carruaje particular denominado kocsi, que luego se
traduce al alemán como kutsche y al español como coche. De este manera el
término coach deriva etimológicamente de un medio de transporte, lo que se
relaciona con la actividad de un coach, quien ayuda a transportar o mover a las
personas desde el lugar donde se encuentran hoy hasta el lugar donde desean
llegar”. Según indica Abarca la metáfora indica que el “conductor del carro
facilita el desplazamiento, aunque no decide el camino a seguir”.
En esta misma línea, hace ya un
tiempo escribí un post luego de ir a un curso con Elena Espinal, coach
argentina (2). El curso se llamaba “Diseño de futuro” y Elena presentaba una
noción de tiempo muy distinta de la habitual, muy propicia para entender el
tiempo del coaching. El tiempo no es un momento en el calendario, el tiempo es
un lugar, al que uno se dirige, un lugar que se construye en el presente y al
cual nos encaminamos con ciertas acciones. ¿Dónde quieres estar en X años?,
¿qué vas a hacer para que eso ocurra?, ¿a quién vas a invitar en ese camino?
Encontré un artículo en internet
escrito por Miriam Ortiz de Zarate (3), donde presenta las distintas escuelas
de coaching. Me ha parecido especialmente sucinto y claro en sus planteamientos
por lo que escribí un post sobre su trabajo (4).
Según la autora citada, el coaching
es una disciplina que se ha consolidado en todo el mundo en los últimos treinta
años, con origen en la filosofía (Sócrates, Nietzsche, Heidegger, Wittgenstein,
Wilber, Echeverría), la psicología (Freud, Rogers, Perls, Frankl, Ellis,
Watzlawick, Maslow, Fromm, Piaget, Bateson, Reich, etc), nueva ideas de
liderazgo y management (Covey, Drucker, Senge, Goleman, Peters, etc),
aportaciones desde la ciencia (física cuántica de Bohm y Capra, Biología del
conocimiento de Maturana, la Lingüística de Searle y Austin, teoría de sistemas
de Von Foerster y Senge), etc.
El coaching no tiene un origen único,
no es posible identificar un fundador de manera clara e inequívoca, más bien
surgió de manera más o menos simultánea en varios lugares. Ha encontrado
terreno fértil en el mundo de las organizaciones pero se extiende a otros
campos como educación, salud, política, etc.
Existen variadas definiciones que
destacan al coaching como un proceso que se extiende por un periodo de tiempo y
que tiene lugar entre dos personas (coach – coachee) o entre una persona y un
equipo o una organización. En ese proceso se realizan conversaciones en las que
el coach utiliza una metodología basada en preguntas que ayudan al coachee a
explorar sus creencias, valores, fortalezas y limitaciones. Producto de esta
exploración el coachee es capaz de tomar determinadas decisiones y de
comprometerse en un camino de cambio y aprendizaje, lo que lo lleva a nuevos
resultados. Aquí algunas definiciones, recopiladas por Ortiz de Zarate.
Según la ICF el coaching “es una
relación profesional continuada que ayuda a que las personas produzcan
resultados extraordinarios en sus vidas, carreras, negocios u organizaciones”.
A través del proceso de coaching, los clientes ”ahondan en su aprendizaje,
mejoran su desempeño y refuerzan su calidad de vida”.
Según la Sociedad francesa de
coaching, “es el acompañamiento a una persona a partir de sus necesidades profesionales,
para el desarrollo de su potencial y de su saber hacer”.
La Escuela europea de coaching,
señala que “es el arte de hacer preguntas para ayudar a otras personas, a
través del aprendizaje, en la exploración y descubrimiento de nuevas creencias
que tienen como resultado el logro de sus objetivos”.
Tim Galwey destaca que el coaching es
“el arte de crear un ambiente a través de la conversación y de una manera de
ser, que facilita el proceso por el cual una persona se moviliza de manera
exitosa para alcanzar sus metas soñadas”.
Dice Leonardo Wolk en su libro Coaching
el arte de soplar brasas (5) que el coaching es ”un proceso dinámico e
interactivo que consiste en asistir a otros en el logro de sus metas,
colaborando en el desarrollo de su propio potencial”,” el coach colabora con
las personas, equipos, empresas para que acorten brechas con respecto a
objetivos, tanto personales como organizacionales”.
Según Miriam Ortiz de Zarate existen
tres grandes escuelas en el mundo, identificados por su origen geográfico:
norteamericana, europea y chilena. A continuación un resumen de cada una de
ellas.
Escuela
Norteamericana. Fundada por Thomas Leonard. Dice que “las personas que
solicitan un coach están razonablemente ajustadas emocionalmente, tienen
familias felices y pueden ser incluso trabajadores de éxito. No necesitan
terapeutas ni psiquiatras, lo que les hace falta es una suerte de alter ego
objetivo que escuche lo que le cuenten, ayude a ordenar las prioridades y actúe
como un buen guía en las elecciones que escojan”.
A partir de esto Leonard desarrolló una metodología 5x15. Los cinco elementos son, según el blog de Silvia Moreno (6): El asunto de la conversación; el objetivo de la conversación, la realidad de la situación presente, las opciones que existen para lograr el objetivo y el compromiso hacia la acción. Las quince competencias que ha de tener el coach son las siguientes: generar conversaciones provocadoras, facilitar el autodescubrimiento, sacar lo más grande, disfrutar inmensamente del cliente, ampliar los esfuerzos del cliente, navegar vía curiosidad, reconocer la perfección en cada situación, poner rumbo a lo más importante, comunicar claramente, contar lo que percibes, ser el hincha del cliente, explorar nuevos territorios, saborear la verdad, diseñar un entorno favorable, respetar la humanidad del cliente.
A partir de esto Leonard desarrolló una metodología 5x15. Los cinco elementos son, según el blog de Silvia Moreno (6): El asunto de la conversación; el objetivo de la conversación, la realidad de la situación presente, las opciones que existen para lograr el objetivo y el compromiso hacia la acción. Las quince competencias que ha de tener el coach son las siguientes: generar conversaciones provocadoras, facilitar el autodescubrimiento, sacar lo más grande, disfrutar inmensamente del cliente, ampliar los esfuerzos del cliente, navegar vía curiosidad, reconocer la perfección en cada situación, poner rumbo a lo más importante, comunicar claramente, contar lo que percibes, ser el hincha del cliente, explorar nuevos territorios, saborear la verdad, diseñar un entorno favorable, respetar la humanidad del cliente.
El estilo norteamericano se
caracteriza por ser práctico y ejecutivo. Desafía a sus clientes a pasar a la
acción y dar lo mejor de sí mismos. Este estilo ha contribuido a la enorme
difusión del coaching en Estados Unidos y ha dado pie también a sus detractores
por considerarlo falto de profundidad o falto de capacidad para generar un
verdadero aprendizaje transformacional.
Escuela
europea. Tiene sus orígenes en Timothy Gallwey y John Whitmore. El primero
elaboró un sistema de aprendizaje que denominó el juego interior, señalando que
“siempre hay un juego interior en tu mente (miedo, desconfianza, etc), no
importa que está sucediendo en el juego exterior”, cuan consciente es la
persona de ese juego podrá marcar la diferencia entre el éxito y fracaso en el
juego exterior.
Whitmore retoma esta metodología más
influencia de la psicología humanista. Para Whitmore no existen soluciones
rápidas, ya que se enfoca en liberar el potencial que cada uno tiene adentro,
utilizando la metáfora de la bellota, “somos más similares a una bellota que un
recipiente vacío, que tiene todo el potencial para convertirse en un roble”. A
partir de ello, utiliza algunas premisas: elevar la conciencia, asumir la
responsabilidad y desarrollar la confianza en uno mismo.
Esta escuela utiliza un modelo para
guiar el coaching, herramienta llamada GROW por sus siglas: G (objetivos), Reality
(realidad actual o situación presente), Options (opciones y estrategias
posibles) y What – When – Who – Will (que se va a hacer, cuando, como, quien,
además de la voluntad de hacerlo).
Escuela
chilena o sudamericana. También conocida como “Escuela ontológica”. Se basa en los trabajos
iniciales de Fernando Flores y luego en el trabajo de Rafael Echeverría,
discípulo de Flores.
Flores, en su doctorado en EEUU,
desarrolló un modelo tomando como base la filosofía de Nietzsche, Heidegger,
Searle, Austin y Wittgenstein y los trabajos de Maturana y Varela. Echeverría
propone el nombre Ontología del lenguaje y coaching ontológico, realizando sus
propios desarrollos posteriores a Fernando Flores.
La escuela ontológica sigue algunos
postulados para servir a sus clientes. Cabe destacar que se interpreta al ser
humano como un ser lingüístico, se considera al lenguaje generativo y se
considera que los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través
de él. Cada uno de estos postulados tiene enormes consecuencias, la principal
de ella es que se desafía la creencia histórica de que cada individuo tiene un
modo de ser fijo e inmutable y apuesta por la capacidad humana de inventarse y
reinventarse a través del lenguaje, lo que genera un enorme poder de diseño.
El coaching ontológico se propone
alcanzar un nivel de intervención más profundo o transformacional que los otros
por la vía de entender el tipo de observador que está siendo cada uno, por el
tipo de conversaciones que mantiene consigo mismo y con los demás.
Encontré una imagen donde se
describen las distintas Escuelas de coaching, en forma de mapa conceptual de
autores y sus relaciones.
(Imagen original en http://coachinghistory.com/wp-content/uploads/2012/05/www.coachinghistory.com-Figure-24.jpg)
En la imagen señalada se pueden ver
diversos autores que hacen de nodos en el mapa con sus respectivas influencias
y, a su vez, con las raíces desde donde proponen el coaching.
El coaching está siendo aplicado hoy
día en dimensiones como la vida personal (life coaching), el trabajo de líderes
organizacionales (coaching ejecutivo), la vida de equipos (coaching de equipos)
y la actividad organizacional (coaching organizacional) por lo que resulta de
mucha importancia poder caracterizar cada una de estas prácticas de coaching
con mayor especificidad viendo que las distingue a una de otras y cuál es el
aporte que pueden hacer a las personas. Por ello presentaré en capítulos
posteriores artículos sobre coaching ejecutivo, coaching de equipos, coaching
organizacional.
Como se trata de un tema de moda han
aparecido a mi modo de ver muchas prácticas que usan el termino coaching y
tengo mis dudas si pertenecen a algunas de las tradiciones expuestas o sólo se
trata de oportunismo en el uso del nombre, siendo muchas de ellas prácticas
lejanas al ámbito transformacional propuesto por el coaching.
Que una práctica se vuelva comercial
y con ello pierda el sentido original y se llene de oportunistas no me parece
nada nuevo. Sin embargo creo que la gran demanda por coaching tiene que ver con
la enorme necesidad humana de encontrarle sentido al mundo en que vivimos y de
ser escuchados por otro ser humano atento y respetuoso.
Estas dos condiciones se van a seguir
dando. Dice Thomas Friedman (7) en su libro Gracias por llegar tarde, que
vivimos tres aceleraciones que están cambiando el mundo, la aceleración
tecnológica, la globalización y el cambio climático. Estos fenómenos seguirán
con nosotros por mucho tiempo y no hacen más que desafiarnos a entender este
nuevo mundo y ser capaces de adaptarnos a él. Y, en relación a la escucha, creo
que ya lo decía Carl Rogers, la importancia de una escucha empática en relación
a la terapia, es una condición fundamental, sentirse escuchado, comprendido,
aceptado, no juzgado, sobre todo en un mundo acelerado es algo escaso y por
ello valioso.
Por ello, larga vida al coaching.
Fuentes y referencias:
(1) Nureya Abarca (2010) El
líder como coach. Santiago de Chile. Aguilar.
(2) Escribí un post sobre el
curso con Elena Espinal. En
http://lastreto.blogspot.com/2015/10/elena-espinal-diseno-de-futuro.html
(3) Miriam Ortiz de Zarate
(2014). “Psicología y coaching: marco general, las diferentes escuelas. En http://www.buenastareas.com/ensayos/Psicolog%C3%ADa-y-Coaching/64386148.html).
(4) Escribí un post sobre este
tema en http://lastreto.blogspot.com/2015/03/coaching-definiciones-escuelas.html
(5) Wolk, Leonardo (2003)
Coaching el arte de soplar brasas. Buenos Aires, Gran Aldea Editores
(7) Friedman, Thomas (2018) Gracias por llegar tarde. Buenos Aires.
Paidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario