Ayer tenia una
interesante conversación con mi amigo Hugo Figueroa, quien a partir de una
situación puntual vivida en la oficina, decía……”viste…..conversando se arreglan
las cosas”…........a propósito de un par de conversaciones que había tenido con
algunas personas y, precisamente conversando, había llegado al arreglo de
algunas diferencias.
De igual modo en
www.linkedin.com vi el otro día el
curriculum de alguien que señalaba que su experiencia era la “gestión de
conversaciones”, trabajando de coach de equipos y enseñándoles precisamente a
conversar. Cuando lo vi me imaginé…que bonito trabajo, mirar las conversaciones
y enseñarles a otros a conversar mejor, que tremendo impacto debe tener eso en
la vida personal y laboral.
Todo esto me
recuerda cuando cursé el programa de coaching en www.newfield.cl en que hablaban del poder de las
conversaciones y, cual pez en el agua que no se da cuenta que el agua es su
medio natural, los seres humanos vivimos en conversaciones de diverso tipo,
conversaciones internas con nosotros mismos, conversaciones con otras personas,
conversaciones de posibilidad, conversaciones de coordinación, etc.
Pensando en las
organizaciones, las personas pasamos la mayor parte del tiempo conversando. Si
se hace un análisis del tiempo ocupado en conversar en ello se va la mayor
parte del día, sobre todo de quienes ocupan posiciones directivas, cuya
principal labor suele ser conversar permanentemente y con mucha gente. Claro, muchas veces estas conversaciones son presenciales y en tiempo real, como una
entrevista o una reunión y otras veces son conversaciones por medios electrónicos
como el teléfono o el celular o asincrónicas, como leer y responder correos electrónicos,
aunque todas tienen la característica común que son acciones conversacionales.
Incluso, alguien
al término del día, frente a su computador, podría decir algo así como “he
conversado todo el día, ahora me voy a poner a trabajar”, a lo cual se le
podría preguntar, ¿acaso todo ese conversar que ha tenido durante el día, con
clientes, compañeros de trabajo, jefaturas,
no es precisamente trabajo? Claro, precisamente como es trabajo, no es
extraño que termine cansado, porque ha ocupado energía y, a veces, mucha
energía.
Una conversación
implica varios interlocutores que realizan dos acciones claves, hablar y
escuchar con conectividad, es decir, con un determinado nivel de conexión
emocional y sentido de propósito. Una conversación es un dialogo entre
personas, en las que se intercambian palabras, significado, sentido, junto con
cambios emocionales y de corporalidad. Me acuerdo de haber leído por ahí que es
una danza.
Las
conversaciones siempre se dan en un contexto, que es el que enmarca la
conversación y especifica algunas características de estas, muchas asociadas a
los roles. Estos contextos son el contexto formal y el contexto informal. El contexto formal se presenta en las reuniones de trabajo propiamente tales
y el contexto informal, en el almuerzo, en un café o en una conversación de
pasillo.
En el caso de
las conversaciones formales, suele especificarse quien participa de la
conversación por la vía de la invitación, se establecen objetivos precisos de
la conversación, esta claro quien la dirige, como se establecen los turnos y
puede tener una priorización de temas a conversar. No obstante esta formalidad
de contexto tiene siempre un tono emocional, que puede invitar a participar o
puede invitar a quedarse callado y no hacer aportes. He participado de
conversaciones formales en el trabajo donde lo que más abunda es el entusiasmo
y la risa y de otras….ufff, en que la tensión se siente y el estado de ánimo
predominante es la resignación, de que nada va a cambiar.
También hay un espacio
de conversaciones informales, en las que más que resolver problemas se da
espacio para la creación de vínculos y confianzas, que actúan como trasfondo
para ser más efectivos en las conversaciones formales. Este espacio está dado
fundamentalmente por el espacio del almuerzo, los cafés o cualquier otro lugar
donde la gente se encuentra y entabla diálogos.
Las
conversaciones pueden ser descompuestas en varios tipos según su temática
central.
- de definición de problemas o
toma de decisiones: Los problemas o las decisiones surgen de la interpretación
que hacemos los seres humanos, y por eso una conversación se plantean y se
define si hay un problema por resolver, para quien es un problema, que
constituye a algo como problema etc.
- definición de visión: En
muchos casos existe una situación deseada v/s una situación actual, que sin ser
definida como problema, se considera deseable trabajar para alcanzar ese sueño
o esa posibilidad.
- de posibilidades: Si existe
acuerdo que el equipo se encontraba frente a un problema o a la necesidad de
tomar una decisión, o resulta deseable moverse hacia una visión, la
conversación se orienta hacia identificar que posibilidades o alternativas
existen para resolver dicho problema, tomar una decisión o moverse hacia el
logro de la visión.
- de coordinación: Una vez que
se ha tomado una decisión, la conversación gira en torno a quien lleva a cabo
las acciones acordadas, en que tiempo, con que estándares, a quien le reporta,
etc. Esta es una conversación que articula acciones que deben ser llevadas a
cabo por los miembros del equipo.
- de control y seguimiento: Muchas
conversaciones implican hacer seguimiento y controlar si las acciones acordadas
se han llevado a cabo, con que resultado, en que tiempo, y si era necesario re
coordinar la acción.
Hace tiempo
atrás un directivo que recién comenzaba su carrera como tal me decía algo así
como “es que a mi no me gusta conversar, me gusta la acción”, como si conversar
de la no conversación no fuera una conversación. Creo que a lo que se refería
era a tener la interpretación que conversar es una pérdida de tiempo, que lo
que vale son los números y dar instrucciones a los demás para que ejecuten.
Cuando pienso en
eso reflexiono que los números por si mismos no significan nada, los números tienen
valor en la medida que los seres humanos los interpretamos en relación a metas,
parámetros, comparaciones, expectativas, sueños y eso se da siempre en un
espacio conversacional.
Por otro lado,
dar instrucciones a los demás también es una suerte de conversación, una conversación
muy pobre eso si, en que una de las partes habla y la otra escucha, sin espacio
para argumentar, intercambiar interpretaciones, escuchar otras perspectivas. Eso
funciona tal vez en algunos contextos,
pero en el marco de organizaciones complejas, donde el directivo suele no saber
lo que hace la persona, no saber con detalle de los problemas, es una manera de
empobrecer la gestión, lo que seguramente a la larga lleva a malos resultados.
Por último, esa
actitud refleja mucho miedo e inseguridad, conversar supone el riesgo de
dejarse influir por otros, de cambiar de perspectiva, de mirar las cosas de
otra manera, de verse afectado emocionalmente, de cambiar de opinión. A estas
alturas de la vida, cada vez estoy convencido que es un riesgo valioso de
correr, que sólo nos enriquece y nos brinda oportunidades de aprendizaje.
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