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miércoles, 29 de abril de 2020

Teletrabajando


(la imagen es de https://www.estrategiaynegocios.net/tecnologia/1363460-330/c%C3%B3mo-mantener-contacto-desde-el-teletrabajo) 


El prefijo
tele, de origen griego significa lejos o a distancia o de modo remoto. La vida humana se ha hecho cada vez más “tele”, en términos que hoy son comunes los términos teleférico, teléfono, televisión, telescopio, telenovela, telemarketing y muchos otros.
Indudablemente el desarrollo tecnológico, en particular de las tecnologías relacionadas con las comunicaciones han facilitado muchísimo este cambio y no es trivial que muchas de nuestras prácticas “tele” se relacionan con actividades en torno a la comunicación.

Sin embargo, también se ha desarrollado un cambio de mentalidad, de paradigma, que admite la realización de actividades a distancia, sin que ello signifique necesariamente un menoscabo de efectividad o calidad. Un buen ejemplo de ello es hoy el “teletrabajo” o “la teleeducación”, actividades que ya estábamos realizando y que hoy definitivamente tienen un impulso radical en su expansión con la pandemia y cuarentena subsecuente.

Definitivamente este es un proceso de cambio a todo nivel, a nivel de nuestras formas de trabajar como sociedad, como organizaciones y como profesionales.

Johnson y Scholes, citados por Carrión Maroto en su libro “Estrategia de la visión a la acción”, señalan que el cambio puede ser gradual o transformacional, dependiendo de la naturaleza del cambio. El cambio gradual es aquel que ocurre de manera lenta, en continuidad con lo que sucede anteriormente y el cambio transformacional, aquel en que sucede algo completamente nuevo respecto de lo anterior.

Para muchos el teletrabajo ha sido un proceso de cambio gradual, algo que ha ido ocurriendo de a poco, donde se han ido realizando experimentos, pilotos, prácticas y, hoy día teletrabajar no representa mayores dificultades. Para otros, ha sido un cambio transformacional, algo que ha ocurrido de un día para otro, sin preparación previa, sin ensayos, sin ejercicios y ha significado “tirarse a la piscina” o, en muchos casos, quedarse sin trabajo.

Enfrentados a procesos de cambio, como lo que estamos viviendo, Rafael Martínez en su libro “el manual del estratega” propone tres actitudes estratégicas: anticiparse, adaptarse y actuar. Anticiparse implica determinar con anterioridad la ocurrencia de un cambio para prepararse en su enfrentamiento, como dice el dicho “hombre prevenido vale por dos”. Adaptarse implica que una vez que los cambios han ocurrido, gestionar nuestras acciones para hacerles frente de la mejor manera posible. Y, actuar, se relaciona con la posibilidad de operar sobre el medio para generar los cambios que deseamos que ocurran.

Coherente con lo señalado anteriormente algunos se han anticipado al teletrabajo. Otros en cambio se han adaptado. En esta línea muchos estamos con un aprendizaje acelerado respecto de cómo funcionan las plataformas, respecto de cómo compatibilizar las reuniones on line con la vida familiar, respecto de cómo moderar conferencias por zoom y muchos otros aprendizajes más.

Hace una semana atrás publiqué un post donde comentaba, a partir de cerca de cien respuestas a una encuesta que hice, cómo iba a cambiar el mundo organizacional y las competencias requeridas para desempeñarse mejor en él. Una de las conclusiones del trabajo era que el tele trabajo llegó para quedarse. Y creo que no sólo el teletrabajo, la tele capacitación, el tele coaching y quizás varios más.

Por ello he realizado otra encuesta con mis alumnos y amigos para preguntar cuántas horas le están dedicando diariamente a teletrabajar, con qué dificultades se han encontrado para un teletrabajo efectivo y qué aprendizajes han tenido con esta experiencia. Agradezco tener muchos amigos que conectan con estas inquietudes y me ayudan en mi trabajo.

La encuesta estuvo disponible tres días en google docs y recibí 113 respuestas. Además de Chile, desde Bolivia, Perú, Colombia y Argentina. Y de nuestro país desde Iquique, Antofagasta, Calama, Copiapó, Vicuña, La Serena, Coquimbo, Ovalle, Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Quillota, Concón, Concepción, Temuco, Villarrica, Puerto Montt, Chiloé.

Mi investigación no tiene pretensiones de ser un trabajo científico y no tengo más antecedentes de la muestra que se trata de personas que están en mi red de clientes, colegas, alumnos y amigos.

¿Cuántas horas dedica al día al teletrabajo?

Se pueden observar las respuestas en la siguiente tabla:

Horas dedicadas
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
Frecuencia
1
4
1
9
10
13
9
16
8
15
3
9
4
2
1
1

El promedio de horas diarias dedicadas a teletrabajar es variable y se mueve entre 1 y 16 horas. El promedio corresponde a 7,74 horas diarias de teletrabajo, lo que me hace pensar en una dedicación más o menos equivalente a las 8 horas normales de trabajo en Chile.

Al mirar los datos interpreto que hay mucha dispersión, hay algunos que se lo toman con relajo, dedicándole pocas horas por día. Sin embargo me parece especialmente preocupante el caso de aquellos que dedican 10 o más horas, llegando incluso algunos que teletrabajan 14, 15 o 16 horas. Interpreto que se trata de personas que están todo el día conectadas.

Me quedo con la necesidad de preguntar en otra encuesta a qué dedican a estas horas: ¿estar frente al computador?, ¿estar conectados a reuniones vía zoom u otra plataforma parecida?, ¿estar disponibles vía whatsapp o teléfono por si los necesitan?

¿Cuáles han sido las principales dificultades para realizar un trabajo efectivo?

Las personas respondieron muchas ideas respecto de este tema, por ello he hecho una clasificación de las respuestas para poder analizarlas.

1 Relacionadas con la coordinación con otras personas: el teletrabajo supone la coordinación con compañeros de trabajo, por ello muchos de los encuestados reclaman la lentitud para conectarse de otras personas, la lentitud con que otros trabajan o que no se conectan a la misma hora. Alguno alude a que el trabajo pasa por muchas unidades y como cada una tiene sus propias prioridades ello enlentece el trabajo. También se indica que no todas las personas son respetuosas de los horarios, algunos no respetan ni almuerzos ni horarios de descanso para enviar mensajes tarde o solicitar tareas fuera del “horario de trabajo habitual”.

2 Relacionadas con la jefatura: el teletrabajo también requiere muchísima coordinación con la jefatura, por ello los participantes en la encuesta indican que a muchos jefes les cuesta coordinar el trabajo a través de medios electrónicos, ya sea porque no saben usarlos, no responden correos o whatsapps, responden lento o responden fuera de horario, porque no dan retroalimentación o porque piden algo, luego otra cosa y al final no es ninguna de las peticiones originales. Alguno indica que ello implica aún falta de claridad en los roles de jefatura y falta de empatía con quienes hacen el trabajo en condiciones fuera de lo normal.

3 Relacionadas con la tecnología: Las personas reportan que en muchos casos la conexión a internet es de mala calidad o lenta lo que dificulta su trabajo a distancia. También aluden a la falta de capacitación en el uso de las herramientas como conexiones, cámaras, plataformas, etc.

4 Relacionadas con habilidades personales: Esta forma de trabajo también ha supuesto dificultades en cuanto a no contar con habilidades importantes y necesarias. Los encuestados aluden a déficits de habilidades en: concentración, desarrollo multitarea, organización y rutina, trabajo en equipos virtuales, organización del tiempo, ansiedad derivada de la incertidumbre.

5 Relacionadas con la vida familiar: Compatibilizar la vida familiar con el trabajo en casa resulta lejos la dificultad más señalada por los encuestados, aludiendo a la dificultad que los niños entiendan que el papá o mamá está trabajando, a la dificultad para cuidar y atender a los niños en la casa (preparar comida, estudiar con ellos, hacer las tareas, etc). También se indica la dificultad de contar con un lugar apto en la casa para trabajar y para separar el espacio laboral del espacio familiar. Algunas personas indican que existe una diferencia de género importante al respecto, ya que este tema es más crítico para las mujeres que para los hombres.

Llama mucho la atención que 9 participantes señalan “ninguna dificultad”. Ello me hace pensar que se trata de personas que ya se habían anticipado a la irrupción del teletrabajo y habían aprendido mucho antes como desenvolverse con él o que se han adaptado con poca dificultad y no les crea problema su utilización.

¿Qué aprendizajes ha tenido con esta experiencia?

La mayor parte de los participantes valoran la experiencia de trabajar desde casa, viendo ganancias en esta experiencia. Hay algunos que, no obstante ello, echan de menos el espacio “normal” de la oficina, con más recursos, menos distracciones, menos stress derivado del choque entre el  mundo de la casa y el mundo laboral. Por ello que una cantidad significativa de personas aluden a que uno de los principales aprendizajes por realizar es “diferenciar mejor” el espacio familiar del espacio laboral. Esta diferenciación implica un “límite espacial”, es decir un lugar en la casa donde trabajar y un “límite temporal” organizando horarios para trabajar y horarios para la vida familiar.

Otros aprendizajes señalados resultan muy coherentes con nuestro último post donde hablamos de las competencias necesarios de desarrollar para adaptarse mejor al mundo laboral durante y post pandemia. Entre ellas: Uso de las tecnologías digitales y de conectividad electrónica, automotivación, autodisciplina y planificación del propio trabajo, gestión efectiva del tiempo, flexibilidad y adaptación a los cambios, trabajo colaborativo con equipos, distinto del trabajo presencial habitual, autonomía, en el sentido de no depender de una jefatura que diga que hacer y finalmente, liderazgo, aprender otros estilos de liderazgo menos controladores.

No sé qué porcentaje de quienes hoy están teletrabajando tuvieron tiempo de anticiparse y prepararse para el cambio ni qué proporción no tuvo otra que adaptarse y subirse a estos cambios. Creo que en cualquiera de los casos, se trata de grandes oportunidades de aprendizaje, no sólo en cuanto a dominio de la tecnología sino que en cuanto a cambios en las relaciones sociales y laborales.

Alguien me preguntaba si el teletrabajo es mejor o peor que el trabajo presencial. No sé. Son distintos y complementarios. Nada reemplaza el contacto cara a cara con otro ser humano ni las relaciones humanas directas, el teletrabajo las complementa y en muchos casos, además las expande en términos de poder hacer tareas que antes no eran posibles o vincularse con personas que están en otros territorios lejanos.

Como una práctica laboral nueva requerirá más investigación, un buen marco legal, claridad en cuanto a horarios, definición de remuneraciones, capacitación en uso de tecnologías, definiciones como quien paga el internet cuando un empleado trabaja en casa, temas de seguridad y prevención de riesgos y muchas cosas más.

Como cualquier aprendizaje a algunos les resulta más fácil y a otros les cuesta más. Lo importante, como dice Víctor Kuppers es la actitud. Y, en ese dominio, asumir que no saber, equivocarse,  hacerlo mal, es parte del necesario aprendizaje. Es posible que en 5, 10 o 20 años teletrabajar sea tan común que nos riamos de estos tiempos.

Nos queda hablar de la teleeducación y del telecoaching, temas para otras reflexiones.