Segundo libro que leo de esta autora. Ya había comentado con
anterioridad su libro “El futuro del trabajo ya está aquí” donde expone los principales
cambios que ella estima ya están ocurriendo y seguirán ocurriendo en el mundo
laboral. En este, expone su investigación sobre puntos calientes: experiencias
humanas, lugares y situaciones en los cuales y durante los cuales, la
colaboración crea mucha energía, innovación productividad y entusiasmo.
Comienza con una constatación, pasamos gran parte de nuestra
vida trabajando. Y, cuando trabajamos en colaboración con otros, somos capaces
de producir energía positiva que nos permite disfrutar y agregar valor en las
empresas que trabajamos.
Muy de acuerdo con ella, efectivamente ocupamos parte
importante de nuestro tiempo trabajando y, para muchos, dicha experiencia es de
“congelamiento”, no de puntos calientes. Por ello es relevante investigar que
son estos puntos calientes, que los caracteriza, cómo se producen y cómo
gestionarlos para que aparezcan más frecuentemente para beneficio de quienes
trabajan y para utilidad de las empresas en las que trabajamos.
Creo que el rol de quienes lideran organizaciones es
fundamental para que aparezcan estos puntos, ya que se requiere crear contexto
para que la gente coopere y vea que dicha cooperación puede ser útil para la
organización. En cierto sentido, esto requiere un liderazgo cada vez más estilo
anfitrión, más de jardinería o de artesano que de comandante o como diría
Senge, un liderazgo de intercomunicación.
A juicio de la autora, un punto caliente se caracteriza porque:
uno sabe cuándo lo está, se siente vivo y lleno de energía, las ideas bullen en
la mente, la gente alrededor comparte entusiasmo y disfrute, la energía se
palpa, brilla, el tiempo pasa más rápido. Cuando surgen en una empresa producen
energía que permite aprovechar y aplicar conocimiento ya generado y explorar lo
desconocido, por eso crea valor para las organizaciones. De alguna manera se da
lo que Csikszentmihalyi llama flujo.
De acuerdo a su investigación, los puntos calientes aparecen
de acuerdo a la siguiente fórmula:
PUNTOS CALIENTES = (MENTALIDAD COOPERADORA x EXPANSION DE
LIMITES x PROPOSITO VIVIFICANTE) x CAPACIDAD PRODUCTIVA.
Veamos cada uno de los puntos por separado:
Mentalidad cooperadora: En los puntos calientes se crea
valor en el espacio que hay entre personas reunidas. La calidad y extensión de
las relaciones recíprocas es esencial para que surjan puntos calientes. Desde
la perspectiva del capital social, se puede entender como la profundidad y la
extensión de las relaciones dentro de un punto caliente así como las redes de
relaciones por fuera de él.
Expansión de los límites: Se crea valor a medida que las
personas exploran su experiencia compartida dentro de su grupo o exploran ideas,
saberes y percepciones con otras personas fuera de su grupo.
Propósito
vivificante.
Algo que la gente encuentra excitante e interesante en lo que vale la pena
involucrarse. Cuando se da este propósito, la gente corre hacia él, quiere
formar parte de ello. Esto se puede estimular por preguntas, visiones o tareas
apasionantes.
Capacidad productiva: Al principio de los puntos
calientes productivos se pone énfasis en trabajar sobre relaciones. A medida
que el punto progresa, cambia el reto productivo de los miembros enfocándose en
tiempo y ritmo. La capacidad productiva se refiere entonces a como el punto
caliente se traduce en productividad para la organización, lo que dependerá de
apreciar talentos mutuos, de comprometerse, de resolver conflictos, de sincronizar
el tiempo y de establecer un ritmo de trabajo que combine actividad frenética
con reflexión y atemporalidad.
No es fácil crear puntos calientes de manera intencionada en
una organización, más bien se trata de crear contexto para que ellos aparezcan
y, una vez que aquello sucede, cuidarlos para que se mantengan y puedan ser
útiles a la empresa.
Es relevante lo anterior, pues no se crean por órdenes o
instrucciones, más bien aparecen cuando se genera un contexto que mezcla
colaboración, expansión de límites y propósito importante, aplicado al quehacer
de una organización, tal como dice la fórmula desarrollada por la autora.
Hay un tema que en particular me parece relevante que es el
de la cooperación. ¿Cuánto de discurso hay en las empresas acerca del trabajo
en equipo o trabajo colaborativo, cuando de verdad las prácticas organizaciones
son completamente contradictorias con dicho discurso? Se realizan evaluaciones
individuales, se otorgan incentivos individuales y además se selecciona gente competitiva que
solo mira su ámbito de acción pero no el sistema en el que trabaja y luego se
espera cooperación.
Recuerdo haber trabajado en una institución donde sólo por la
vía de capacitación se buscaba desarrollar prácticas cooperativas en los
equipos, pero esto era anecdótico, ya que si bien la capacitación estaba bien
diseñada y bien ejecutada, no tocaba los procesos más profundos que incentivan
o estimulan la cooperación e incluso aquellos que más lo necesitaban, la alta
dirección, no participaban en estas actividades.
Cuando realizo talleres sobre temáticas de este tipo realizo algunos
juegos y me sorprende como la gente descubre la reglas del juego pero no le
comunica a nadie a su alrededor que las descubrió como si aprender y no decirle
a nadie fuera lo correcto cuando debiera ser completamente al revés, cada vez
que alguien resuelve un problema, descubre una oportunidad, debiera comunicarla
a su equipo o a la organización rápidamente.
En este tema creo que tiene un papel relevante el área de
recursos humanos y los líderes. En relación a lo primero, modificar los
sistemas de selección y contratación, buscando gente colaboradora y no
competitiva, crear una cultura de cooperación, con ritos, símbolos y prácticas
cooperativas. Además, desde la gestión de recursos humanos, instalar sistemas
de evaluación de desempeño y de recompensas que privilegien más el desempeño de
equipos que la evaluación individual.
En relación al liderazgo, el liderazgo heroico no es el
camino, se requiere un liderazgo que haga preguntas difíciles y propicie
acciones que estimulen la cooperación, Lynda Gratton le llama un liderazgo
“creador de amistades”, que implique conectar a la gente, crear espacios de
dialogo, fomentar las conversaciones creativas y nutritivas ya que sólo desde
ahí luego, por añadidura, vendrá la productividad.