En el dominio del coaching
siempre se habla de las tres dimensiones del ser humano: lenguaje, emociones y
cuerpo. En el primer dominio tenemos muchas distinciones provenientes de
diversas fuentes. En los otros dos territorios tenemos pocas distinciones y es
un ámbito crucial de aprender para hacer mejor coaching y vivir una mejor vida.
Me encontré este trabajo de
Daniel López, especialista argentino en el tema y me ha parecido muy
clarificador de distinciones en el ámbito de las emociones. Se refiere el autor
a las seis emociones básicas que colorean la vida: miedo ira, alegría,
tristeza, asco y sorpresa, emociones que hemos desarrollado como un vocabulario
propio, un vocabulario antiguo que forma parte de nuestro ser desde los albores
de la humanidad dice el autor. Somos seres emocionales que razonan.
Las emociones son ancestrales,
nos habitan desde el comienzo y son muy importantes en nuestra historia como
especie. Nuestra raíz evolutiva es básicamente emocional. Si fuéramos un edificio dice el autor, los
primeros nueve pisos serían de emoción y solamente el número diez
correspondería a la razón. Esta es la historia evolutiva, pero, dado el
desarrollo de la razón, hoy ambos aspectos se entrelazan, existiendo una
relación íntima entre emoción y razón. La evolución nos ha llevado por el
camino de la corteza prefrontal, donde parece que fuéramos seres racionales que
además se emocionan, pero la verdad es justamente al revés, tomamos muchas decisiones
con el corazón y luego las racionalizamos para poder explicárselas o
justificarlas a otros o a nosotros mismos
¿Qué es una emoción? Es una respuesta psicofísica (mental y física) frente a una circunstancia
determinada ante la que se reacciona. Es un concepto multidimensional que
incluye tres sistemas de respuesta fuertemente unidos entre sí. El primero es
la reacción física o fisiológica, el segundo es la reacción conductual o
expresiva y el tercero es el componente subjetivo o cognitivo de la emoción. En
toda emoción se encuentran presentes estos tres elementos aunque la
participación de cada uno de ellos no necesariamente es la misma
Es buena esta distinción pues
normalmente en la psicología se destaca el componente subjetivo o cognitivo,
con énfasis en la vivencia afectiva. La emoción es mucho más que eso y un
aspecto especialmente característico es la reacción física, la que se suele
detectar en la cara, donde aparecen cambios característicos, propios de cada
emoción. De esto se deriva la importancia de hacer buenas lecturas de estos
cambios para detectar a los “mentirosos” y para tener cuidado con “la cara de
póker”.
¿Para qué sirven las emociones?: Dice el autor que sirven para tres funciones:
adaptativa, social y motivacional.
Adaptativa:
Relacionada con acercarnos o alejarnos de una circunstancia, para cuidarse,
preservarse, no sufrir.
Social: Permiten
comportarse en sintonía con nuestros pares del entorno, condicionar y adecuar
nuestras acciones, entender a los demás, predecir y controlar conductas,
comunicar afectos, etc.
Motivacional: Es la fuerza dinámica que nos impulsa a la acción ya que dirige y orienta
el comportamiento en busca de la satisfacción de las necesidades. De ahí
proviene precisamente el nombre emovere, las emociones nos mueven a la acción.
¿En qué minuto asumimos que las
emociones eran secundarias y lo que importaba era la razón? Que eso era lo
característicamente humano cuando en muchos casos es completamente secundario y
hasta irrelevante. ¿Cómo la idea cartesiana “pienso luego existo” ha influido
tanto, relegando a un segundo plano las emociones? Ya es tiempo de rescatar su
importancia y aprender a conocerlas y darles la importancia que tienen en
nuestra vida.
Las emociones básicas (únicas y
diferentes) son parte del funcionamiento del cerebro, existe un programa
neurológico propio para cada emoción. Ya Darwin distinguía (Darwin publicó en
1872 La expresión de las emociones en los animales y en el hombre) seis
emociones básicas tanto en el ser humano como en los animales. Estas eran:
alegría, sorpresa, miedo, asco, ira y tristeza. Estas emociones son de
naturaleza innata, universales e involuntarias, no requieren aprendizaje, son
transculturales y permiten su reconocimiento en los otros. A cada emoción su
rostro. A Cada emoción su expresión.
Miedo: La
emoción más antigua. Es la primera de las emociones filogenética y
ontogénicamente hablando. Se encuentra fuertemente grabada en nuestra esencia
constitutiva. Está como mecanismo de protección, de defensa, de supervivencia.
Se activa ante la presencia de un peligro real o imaginario. Provoca reacción
de lucha o huida. Es una emoción intensa que produce una activación física y
orgánica importante. El miedo es necesario, pero su exceso es enfermedad.
Ira: Es una
emoción caliente, intensa, pasional. Es una emoción que descarga energía
psíquica y física con la finalidad de ataque o defensa. Puede estar presente en
situaciones evaluadas como injustas, no merecidas. Su expresión comunica la
predisposición a la agresión y la intencionalidad de lucha. Tiene como función
la defensa y el sorteo de impedimentos que obstaculicen alcanzar los objetivos
deseados. Es una emoción cara para la salud y el bienestar personal ya que si
bien en los albores de la humanidad aparecía frente amenazas al grupo familiar,
la territorialidad o la obtención de alimentos, hoy se desencadena frente a
otros estímulos que ya nada tienen que ver con la supervivencia.
Alegría: Emoción
positiva por excelencia. Es una manifestación del ánimo que se expresa al
alcanzar un objetivo, un logro, la desaparición o atenuación de un malestar, es
decir, frente a circunstancias favorables para los deseos o intereses del
individuo. Donde hay alegría no hay amenaza y la expresión de alegría señala al
interlocutor nuestra buena predisposición y fomenta las interacciones interpersonales
y la confianza.
Tristeza: Se
caracteriza por un decaimiento asociado a la vivencia subjetiva de pena,
congoja, aflicción, desdicha. Emerge de la percepción de una pérdida y como tal
apunta a buscar apoyo del entorno social, reforzar los vínculos afectivos,
generar un impacto social favorable y de contención, comunicar la problemática
afectiva, inspirar empatía y disminuir la agresión del entorno promoviendo una
conducta de apaciguamiento. La tristeza va acompañada de una disminución de la
actividad física que condiciona la concentración emocional y cognitiva en la
resolución de la pérdida.
Asco: Emoción
que expresa rechazo, en la evitación de alimentos deteriorados, putrefactos o
alterados que pudieran dañar la salud. Genera una fuerte reacción fisiológica
con activación y consecuencias olfativas, gustativas, gastrointestinales y de
aumento de la tensión muscular.
Sorpresa: Es
una emoción de corta duración. Surge súbitamente ante algo imprevisto o inesperado.
Suele ser la parte inicial de otras emociones que le suceden ya que puede ir
seguida de alegría o miedo. Tiene una expresión facial propia.
Recuerdo haber leído los trabajos
de Susana Bloch quien distingue como emociones básicas, además de la tristeza,
alegría, ira y miedo la ternura y el erotismo. Son básicas porque se encuentran
presentes en la especie y cumplen funciones centrales para la existencia,
acercándonos o alejándonos de otros, reaccionando de un modo que asegura la
supervivencia.
Luego de distinguir las emociones
básicas, el autor realiza algunas reflexiones respecto a la inteligencia
emocional y la felicidad, temas para otro post.