Los Siete hábitos de la gente
altamente efectiva es de esos bestsellers en el campo de la gestión que me
produce sentimientos encontrados pues suelo encontrar un sesgo religioso que no
me gusta en muchas de las ideas que plantea y, sin embargo, también tiene
algunos planteamientos interesantes de considerar.
Dice Covey que las personas efectivas
cultivan siete hábitos. (en un libro posterior habla de un octavo hábito).
Estos siete hábitos son (1) Sea proactivo, (2) Empiece con un fin en mente, (3)
establezca primero lo primero, (4) piense en ganar- ganar, (5) procure primero
comprender y después ser comprendido, (6) la sinergia y (7) afile la sierra.
Sobre el hábito de primero lo
primero me he referido en otro post. En este me referiré a
la idea de “afilar la sierra”. Comienza contando un cuento: “Suponga el lector
que se encuentra con alguien que trabaja febrilmente en el bosque cortando un
árbol con una sierra. ¿Qué está usted haciendo?, le pregunta. ¿No lo ve?,
responde él con impaciencia, estoy cortando este árbol. ¡Se le ve exhausto!,
exclama usted, ¿cuánto tiempo hace que trabaja? Más de cinco horas y estoy molido,
esto no es sencillo. ¿Por qué no hace usted una pausa durante unos minutos y
afila la sierra?, pregunta usted. Estoy seguro de que cortaría mucho más
rápido. No tengo tiempo para afilar la sierra, dice el hombre enfáticamente,
estoy demasiado ocupado aserrando”
Bonita metáfora con la que
comienza el capítulo, en el que el autor trata de representar la importancia de
renovarse, ya que este hábito es el que hace posibles todos los demás. Se trata
de un hábito personal y organizacional.
En el ámbito personal significa
perseverar y realzar el mayor bien que cada persona posee, uno mismo. Se enfoca
en la renovación en cuatro dimensiones: física, espiritual, mental y social –
emocional. El equilibrio entre estos cuatro aspectos es fundamental en la vida
y es realzado por diversos filósofos.
Todas las actividades de “afilar
la sierra” suelen estar en el cuadrante II, es decir, en aquellas actividades
que no son urgentes y son importantes, por ello si no se planifican, programan
o diseñan suelen ser postergadas.
La dimensión física implica
cuidar el cuerpo, comida, descanso y ejercicio físico.
La dimensión espiritual se
refiere al centro de valores, al núcleo de cada persona. A juicio del autor el
cuidado de esta área tiene que ver con la meditación, con la literatura o con
la música.
La dimensión mental se relaciona
con la educación. Según Covey es interesante considerar que “nuestro desarrollo
mental y nuestra disciplina para el estudio proviene de la educación formal,
pero en cuanto nos libramos de la disciplina exterior de la escuela, muchos
dejamos que nuestra mente se atrofie”. Dice “abandonamos la lectura seria, no
exploramos con profundidad temas nuevos que no se refieran a nuestro campo de
acción, dejamos de pensar analíticamente y de escribir. En lugar de ello
pasamos el tiempo viendo televisión”. Por ello que el cuidado mental implica
educación continua sea formal o informal, literatura de calidad, escribir,
organizar y planificar.
Y, la dimensión social –
emocional, se enfoca en los principios del liderazgo interpersonal la
comunicación empática y la cooperación creativa. Según el autor también es
crucial “hacer ejercicio” social – emocional, en cuanto a nuestra relación con
los demás y nuestras habilidades emocionales.
En cuanto al ámbito organizacional,
el autor propone considerar las mismas dimensiones individuales sólo que en una
perspectiva organizacional. Así, la dimensión física se expresa en términos económicos.
La dimensión mental tiene que ver con el reconocimiento, el desarrollo y el
empleo del talento. La dimensión social – emocional es la de las relaciones
humanas y del modo que se trata a la gente. Y la dimensión espiritual se
refiere a la búsqueda de un sentido en el propósito o aportación y en la
integridad de la organización. Muchas organizaciones sólo se enfocan en alguna
área dejando abandona las otras, por lo que no se puede esperar renovación si
se olvidan de alguna de las dimensiones.
En nuestro país se ha
popularizado el concepto de “autocuidado”, el que creo se relaciona fuertemente
con lo expuesto por Covey. Si entendemos el autocuidado en clave Covey entonces
podrían caber muchas más actividades que solo paseos o fiestas incluyendo
capacitación, descanso, actividades de interacción social y hasta trabajo de
naturaleza espiritual.
Me gustan las reflexiones que
hace al autor en torno a la dimensión intelectual del “afilamiento de sierra”,
muchas personas se forman en las instituciones formales y nunca más leen un
libro o toman un curso de capacitación. Siempre me llama la atención en los
cursos que ofrezco las personas que únicamente preguntan por el diploma o certificación
más que por las materias, la metodología o el aprendizaje que podrían alcanzar.
Creo que esto es lo importante de la capacitación post educación formal y de
cualquier entrenamiento que valga la pena ya que de ese modo las personas se
cultivan y renuevan.
Ahora que, al menos en Chile, nos
encontramos en verano, tomar vacaciones, viajar, descansar, compartir con la
familia es una importante práctica que nos renueva para iniciar el año con
mucha energía. Escribí un post
sobre este tema hace unos años atrás.
Encontré una versión
electrónica del libro.
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