Hacía rato
que lo tenía entre los libros por leer y aprovechando estos días de vacaciones
de invierno lo leí con entusiasmo. Seligman es un psicólogo connotado, creador
de la psicología positiva e inspirador de una mirada más hacia lo que nos hace
prosperar más que hacia la patología psicológica.
Es un libro
narrado en primera persona donde cuenta sus investigaciones sobre la desesperanza
aprendida. No quisiera aburrirlos con la explicación de los
experimentos que hizo Seligman para crear este concepto, pero si que este
implica que un ser humano o animal ha aprendido a comportarse pasivamente, con
la sensación subjetiva de no tener la capacidad de hacer nada y que no responde
a pesar de que existen oportunidades reales de cambiar la situación aversiva,
evitando las circunstancias desagradables o mediante la obtención de
recompensas positivas.
El trabajo de
Seligman tiene muchos conceptos interesantes pero el mismo destaca al principio
que el libro trabaja sobre dos conceptos importantes: la impotencia aprendida y
la pauta explicativa.
Impotencia
aprendida:
Se trata de
la reacción a darse por vencido, a no asumir ninguna responsabilidad y a no
luchar, como consecuencia de creer que cualquier cosa que podamos hacer carece
de importancia. Este es el trabajo original de Seligman con experimentos con
perros inicialmente.
Pauta
explicativa:
Se trata de
los criterios que solemos utilizar para explicarnos a nosotros mismos por qué
suceden las cosas. Es el gran modulador de la impotencia aprendida. Un criterio
explicativo optimista pone un freno y detiene el sentimiento de impotencia, en
tanto que un criterio explicativo pesimista incrementa el sentimiento de impotencia.
Según sus
trabajos, existen dos maneras de considerar los problemas: optimista y
pesimista. Estos “modelos mentales” o estilos explicativos no son pura teoría,
sino que tienen consecuencias, los pesimistas se rinden más fácilmente y se
deprimen con mayor frecuencia, tienen un sentimiento de desamparo, una
sensación donde nada de lo que puedan elegir habrá de afectar lo que les
ocurra. En cambio, los optimistas van mejor en los estudios, en el trabajo y en
el deporte, incluso les va mejor en muchos ámbitos como pruebas de aptitud,
entrevistas de trabajo, mejor salud, mejor envejecimiento e incluso pueden
vivir más tiempo.
Al leer el
libro aparecen muchos conceptos más, pero me gustaría destacar dos conceptos
que considero relevantes para la reflexión: el optimismo se puede aprender y la
pauta explicativa tiene tres dimensiones.
Aprendizaje
del optimismo:
Seligman
sostiene que las personas pesimistas pueden aprender a ser optimistas y no por
técnicas tontas como el “pensamiento positivo” sino que, por medio del
desarrollo de habilidades cognitivas, basadas en desarrollos conceptuales y
científicos como los de Beck y Ellis, que ya a esta altura son bastante
clásicos en psicología cognitiva.
La principal
técnica sugerida por el autor es el ABC, que implica aprender a establecer una
conexión entre Adversidad, Creencia y Consecuencia. Una adversidad puede
ser cualquier cosa con carácter negativo, las creencias son las
interpretaciones que hacemos de esa adversidad (pauta explicativa) y la consecuencia
es lo que se sintió y se hizo. El paso importante es aprender que si modificamos
las creencias habituales que siguen en uno a los contratiempos entonces
cambiará la reacción frente a la adversidad.
Dimensiones
de la pauta explicativa:
Seligman
propone que existen tres dimensiones cruciales de la pauta explicativa:
permanencia, penetración y personalización. Veámoslas a continuación.
Permanencia: Se
refiere al tiempo de los acontecimientos. La permanencia se devela en el uso de
las palabras “siempre” o “nunca” lo que les confiere a las cosas
características duraderas. En cambio, las palabras “algunas veces” o
“últimamente” develan que la persona culpa de los malos momentos a condiciones
transitorias.
La pauta
pesimista y optimista frente a adversidad y acontecimientos positivos en relación
a la permanencia puede verse en la siguiente tabla:
|
Frente a la adversidad |
Frente a acontecimientos positivos |
Optimista |
Creen
que los contratiempos son temporales. |
Creen
que las cosas buenas provienen de causas permanentes: características,
habilidades de siempre por lo que se esfuerzan todavía más cuando logran
éxitos. |
Pesimista |
Son
las personas convencidas de que los contratiempos que les ocurren son
permanentes: los malos momentos persistirán, estarán siempre allí para arruinarles
la vida. Los que se resisten al desamparo creen que las causas de los
contratiempos son temporales. |
Creen
que las cosas buenas provienen de causas transitorias como humor, esfuerzos,
de algunas veces. Como creen que las razones de que pase algo bueno son
circunstanciales pueden derrumbarse incluso cuando les va bien porque creen
que el éxito se debió a pura “carambola” |
Amplitud:
Se refiere al alcance de los acontecimientos. Algunas personas formulan
explicaciones universales de los acontecimientos y otras tienden a
particularizarlas o especificarlas. Las palabras, creo que serían “todo” o “nada”
en el primer caso y “en un aspecto o área” en el caso de las segundas.
Elaboré una
tabla para describir la pauta pesimista y optimista frente a adversidad y
acontecimientos positivos en relación a la amplitud, que puede verse a
continuación.
|
Frente a la adversidad |
Frente a acontecimientos positivos |
Optimista |
Tienen
explicaciones específicas por lo que se sienten desvalidas solo en una parte
de sus vidas y tienen ánimo en todo lo demás. |
Entienden
que cualquier hecho desagradable es fruto de causas específicas en tanto que
las cosas buenas les sirven para fortalecer cuanto hagan. |
Pesimista |
Formulan
explicaciones universales por lo que se rinden ante cualquier cosa que les
pase cuando padecen un contratiempo. Tienden a “catastrofizar”. |
Cree
que lo malo tiene causas universales y que su buena suerte obedece a factores
específicos. |
Mezclando
permanencia y adversidad Seligman aborda la esperanza. El hecho que tengamos o
no esperanza depende de la amplitud y la permanencia. El arte de la esperanza
consiste en hallar las causas circunstanciales y específicas de los contratiempos
que puedan acaecer ya que las causas circunstanciales limitan el sentimiento de
impotencia en el tiempo y las causas específicas lo limitan a la situación
original. La desesperanza consiste en encontrar causas permanentes y universales
de la desdicha.
Personalización:
Cuando nos pasa algo malo podemos culparnos a nosotros mismos (internalizar) o
echarle la culpa a los demás o las circunstancias (externalizar). Para Seligman
es una dimensión menos importante que la permanencia y la amplitud que reflejan
como nos comportamos. En cambio, la personalización refleja cómo nos sentimos.
|
Frente a la adversidad |
Frente a acontecimientos positivos |
Optimista |
Al
culpar a agentes externos no pierden la autoestima cuando pasan un mal rato,
en general se gustan más a sí mismos que los otros. |
Tienen
una pauta interna. Cuando les ocurren cosas buenas, creen ser capaces de
provocar su buena suerte por lo que tienden a gustarse más. |
Pesimista |
Se
culpan a sí mismos cuando fracasan en algo por lo que tienen una autoestima
muy baja. Piensan que no valen gran cosa, que carecen de talento y no pueden
reclamar afecto de nadie. |
Tienen
una pauta externa. Tienden a gustarse menos ya que creen que las cosas buenas
vienen de otros o son producto de las circunstancias. |
Reflexiones:
He disfrutado
muchísimo la lectura del libro. Me parece que tiene conexión con la noción de
Observador – Acción – Resultado que utilizamos en el coaching. El resultado que
se obtiene depende de las acciones que se realizan y estas dependen del
paradigma – creencias que la persona tiene. Por ello que muchas veces cuando
queremos cambiar los resultados no basta con cambiar las acciones, es necesario
revisar que interpretación del mundo hemos construido, ahí está el cambio
profundo.
También le
encuentro mucha relación con las ideas de la PNL,
una de las maneras de acercarse al mundo del Observador es tomar nota de su
lenguaje, que palabras usa: siempre, nunca, todo, nada y al cuestionar esas
palabras aparece todo un mundo de posibilidades. Creo que eso hacemos en el
coaching y en otras prácticas como la psicoterapia, la amistad, etc.
Y también me
he acordado de Carol
Dweek y sus ideas de mentalidad fija y mentalidad de
crecimiento. Podría establecerse una analogía entre optimismo y mentalidad de
crecimiento y pesimismo y mentalidad fija y como las creencias que cada persona
tiene sobre la inteligencia impactan luego en su desempeño y resultados.
Ah, y me he
acordado mucho de Rafael
Santandreu y sus trabajos sobre “catastrofismo”, sobre los que
hemos publicado algunos comentarios en este blog.
No he podido
dejar de pensar en toda la lectura cuál es la puta explicativa que yo mismo
tengo y cuál es la que tienen los coachees con los que trabajo. Creo que abre
grandes posibilidades de comprender cómo actuamos y cómo nos sentimos frente a
los acontecimientos.
En la vida
siempre ocurren acontecimientos que podemos considerar adversos, algunos graves
como enfermedades catastróficas y algunos simples como que se atrase algunos
minutos el avión en que viajaremos. ¿Cómo reaccionamos frente a esos
acontecimientos?, cada persona es distinta y los enfrenta obviamente de maneras
diferentes. La cuestión es que al explicárnoslos de maneras tan disímiles se
puede entender porque para una persona algo grave no la afecta tanto y para
otras algo, aparentemente tan simple, la deprime y la “tira para abajo”.
Lo mejor de
todo es que esto puede cambiarse y si observamos nuestras pautas y nos
habituamos al ABC, cuál es el hecho, qué creencias me aparecen y qué
consecuencias puedo advertir de ello, podemos aprender y gestionar mejor los
acontecimientos, creo que, para en último término vivir más felices.
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