Hace tiempo ya
que enseño el test MBTI a
mis alumnos de distintos cursos. Una de las preferencias que caracteriza el
test, se relaciona con el modo preferido de obtener información, existiendo
personas sensoriales o personas intuitivas, las primeras son aquellas que
necesitan datos, muchos datos para poder enterarse de algo, en cambio las
segundas, son aquellas que tienen golpes de inspiración y “saben” algo de
manera muy rápida, casi como si no necesitaran datos para saber lo que saben.
Saben sin saber cómo saben.
Este último tipo
me resulta especialmente curioso, pues me cuesta entender como alguien puede
saber algo sin saber cómo sabe, seguramente no soy muy intuitivo, soy más
sensorial en la jerga del MBTI. Entonces me encuentro con el trabajo de Malcom
Gladwell, quien describe a partir de muchos ejemplos y trabajos la naturaleza
de la intuición, para luego alabar sus bondades y precavernos de sus riesgos.
Encontré en
internet un mapa
conceptual del libro, el que recomiendo revisar para tener una idea de los
conceptos centrales del libro.
Al inicio se
hace algunos preguntas, ¿Cómo pensamos sin pensar?, ¿cómo podemos saber la
verdad en dos segundos?, ¿De dónde proceden las decisiones que parece que
tomamos en dos segundos pero que no son tan simples como aparentan?, ¿Por qué
algunas personas son brillantes a la hora de decidir y otras son tan torpes?, ¿por
qué algunos siguen su instinto y triunfan? A partir de estas preguntas afirma
que las personas buenas en tomar decisiones no son aquellas que procesan más
información o dedican más tiempo a deliberar sino que aquellas que han
perfeccionado el arte de hilar fino o de extraer los factores relevantes de un
enjambre de información y de variables.
La intuición
tiene que ver con el “inconsciente adaptativo”, la parte del cerebro que se
lanza a extraer conclusiones rápidas, un computador interno que procesa rápida
y silenciosamente muchos datos para poder continuamente actuar como seres humanos.
Este inconsciente nos advierte peligros, es una fuerza poderosa aunque falible
y es una capacidad que todos podemos cultivar.
A continuación
expone la teoría de la selección de
datos significativos a partir del trabajo, entre otros de John Gottman, experto
en relaciones de pareja. Gottman estudia a matrimonios que sostienen
conversaciones y cataloga las emociones que observa en esas conversaciones. A
partir de aquello puede determinar con grados considerables de exactitud que
parejas se van a divorciar y cuáles van a permanecer juntas observando partes
pequeñas de esas conversaciones (pueden bastar tres minutos) ya que detecta
patrones importantes. Gottman explica que existen cuatro actitudes a observar,
de mal pronóstico: la defensiva, la obstruccionista, la crítica y la desdeñosa,
siendo esta ultima la de peor futuro.
La teoría de
selección de datos significativos, destaca la capacidad de nuestro inconsciente para
encontrar patrones en situaciones y componentes a partir de fragmentos de experiencias
muy pequeñas. A partir de ello se formulan juicios instantáneos, que son extremadamente
rápidos y se basan en una cantidad mínima de información.
El pensamiento
intuitivo es muy valioso, ya que se basa en patrones de información
significativos y relevantes que se van conectando de una manera rápida. Conozco
muchos ejecutivos importantes que son muy intuitivos y que son capaces de hacer
conexiones entre distintas variables de un modo casi instantáneo, a veces sin
poder dar muchas explicaciones de aquello, aunque con gran efectividad.
Recuerdo un cliente con el que hacía coaching, gerente de una empresa agrícola,
quien me decía algo así como “este año nos vamos a dedicar a sembrar papas, ahí
está el negocio” y al preguntarle cómo lo sabía, me decía que sólo lo sabía,
pero que para presentar esta oportunidad al directorio solicitaba a otras
personas estudios de precios, evoluciones de siembras y otra información
relevante, sólo para justificar lo que ya sabía.
Es difícil
afirmar esto en el mundo gerencial, el que se encuentra dominado por un
paradigma racional instrumental donde admitir la presencia y uso de la
intuición suele ser escaso, ya que puede tacharse de poco serio o poco
profesional. Ya lo decía Mintzberg
cuando hablaba de los mitos gerenciales, donde muchas veces se piensa que los ejecutivos obtienen información de fuentes sistemáticas o toman decisiones de un modo
altamente reflexivo, lo que la mayor parte de las veces no es verdad.
Creo que en el
ámbito del coaching, los buenos coaches utilizan mucho la intuición para
detectar patrones o pautas que se van repitiendo una y otra vez en las
narraciones que hacen los coachees. Por ello que al identificar estas pautas pueden
operar para bloquearlas o para que el coachee las haga consciente y vea un
automatismo. Desde la perspectiva de cualquier observador pudiera parecer magia
pero no lo es, es la capacidad de identificar rápidamente esos patrones
repetitivos y bloquearlos para que el coachee se acerque el cambio.
Si bien la
intuición puede ser de tremendo valor, también destaca Gladwell los peligros
que entraña ya que muchas veces se pueden cometer errores al hacer juicios muy rápidos que pueden ser
prejuicios, (el mejor caso es el del vendedor de autos que no aborda a clientes
mal vestidos pensando que no tienen dinero para comprar vehículos y pierde
buenos negocios). Estos prejuicios pueden llevar a cometer errores
significativos y costosos en muchas empresas.
Conozco numerosos
psicólogos que hacen selección de personal que confían fuertemente en su
intuición y entonces hacen entrevistas donde ya saben si la persona sirve o no
para el puesto. Muchas veces aciertan, sin embargo, cuantas veces se imponen
los prejuicios y dejan fuera a personas que podrían hacer bien el trabajo pero
que no encajan con los patrones habituales. Este es el peligro de las primeras
impresiones que no han sido sistematizadas
Creo yo que
también estos prejuicios pueden inhibir el aprendizaje el que requiere salirse
de la caja y desafiar nuestras creencias, nuestras ideas y nuestros juicios ya
formados, de modo de mirar las cosas de otra manera.
En definitiva
valorar la intuición, buscarla, darle espacio, apreciarla, desarrollarla. Y, por
otro lado tratarla con cuidado, confirmarla con otras fuentes y lograr un
equilibrio entre intuición y datos para conocer el mundo y tomar decisiones.
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